Fiesta en la Embajada de Polonia, martes 22 de junio, 2021
En los grandes jardines de la sede diplomática polaca, esperaban para el saludo formal, la Embajadora Adamczyk y su equipo adjunto. Fue saludando a todos los convocados. El cielo gris, con algunas muestras de la cercanía de la lluvia. Una carpa inmensa impermeable, por si acaso. Dentro, comida originaria del país eslavo, atendido el servicio con diligencia por personal experto. Todo exquisito y distinto.
Y una mención particular, a su afición a Astor Piazzolla. También cantó, ¡cómo no! dos boleros y aconsejó desde el podio "mover el esqueleto", en otras de sus típicas intervenciones para incitar a la audiencia a disfrutar de la vida. Y nos dejó probar el refrigerio, mientras una música suave de jazz, en la voz de una artista polaca, centraba un acontecimiento con aroma a despedida.
La Sra. Embajadora dio, como suele, un breve discurso, por momentos semejante al citado abajo, condecoró en nombre del presidente de la República Polaca al Director del Instituto El Cano, Charles Powell, que también se dirigió a los presentes y anunció- lo que muchos ya sabíamos- su abandono definitivo de la sede capitalina, luego de varios años, pilotando la nave de Polonia en España.
Vestida en tonos oscuros, siempre sonriente, siempre cercana y muy afectiva, con su melena platino tan conocida al viento, como suele, tuvo momentos para todos. Como estos tiempos pasados en Madrid, viajando, escuchando, recibiendo, trabajando, en los medios de comunicación, casi todos, y representando a su país de una manera que la ha convertido en un personaje icónico e indispensable, en el universo diplomático del foro.
Porque Marzenna Adamczyk es única y se la echará terriblemente de menos. Sus colaboraciones con el Instituto Polaco en Madrid, sus visitas a las escuelas polacas locales, su conocimiento de la política, la historia de Polonia y de las Relaciones Internacionales e Institucionales de Europa y del mundo que visitó y donde estuvo representando a su país o por interés antropológico.
Y se echarán también de menos, su inefable sentido del humor, (como explica ella misma, "¡Por supuestísimo, jolines!"), su recurrencia al refranero, la riqueza y el empleo de un vocabulario español, bilingüe, que demuestran muy a las claras sus conocimientos filológicos y culturales de la enorme geografía hispanoamericana y la variedad y riquezas de sus territorios.
Dice que extrañará sobre todo la luz y el calor y color españoles. Nosotros la extrañaremos a ella y esperamos que sea posible un reencuentro en Polonia o en España, para hablar como siempre, de política, de la actualidad y de la deliciosa vida cotidiana, mejor o peor, que ella evoca e interpreta como nadie. Gracias siempre, Embajadora.
Alicia Perris
Foto, Julio Serrano
Discurso
" Hoy, cuando celebramos el 230° aniversario de la adopción de la Constitución del 3 de Mayo por el último rey polaco y gran duque de Lituania, Stanisław August Poniatowski, vale la pena recordar que fue precisamente él quien introdujo, entre otras cosas, la separación de poderes y la igualdad, aunque todavía parcial, de los habitantes de la República de Polonia. También fue una expresión de la voluntad de defender la independencia después de la primera partición de Polonia entre Austria, Prusia y Rusia en 1772.
La Constitución del 3 de Mayo fue también una manifestación del
fortalecimiento de la unión de las naciones, polaca y lituana. Garantizaba
entre otras cosas, la paridad entre polacos y lituanos en el acceso a los
puestos administrativos. Podemos decir con orgullo que los líderes de ambas
naciones, a pesar de todas sus diferencias, pudieron trabajar juntos de manera
efectiva en el momento decisivo cuando el destino de ambos Estados estaba en
juego. Ese ejemplo inspira cooperación y amistad entre Varsovia y Vilnius hasta
el día de hoy.
Desafortunadamente, los ambiciosos planes de reformas se vieron
frustrados por la intervención militar de las tropas rusas en 1792. Como acto
jurídico, la Constitución del 3 de Mayo dejó de estar formalmente en vigor en
noviembre de 1973. En el mismo año, Rusia y Prusia llevaron a cabo la segunda
partición de Polonia.
La desaparición definitiva del estado polaco-lituano del mapa de
Europa fue sellado por la tercera partición en 1795, en la que participaron
Austria, Prusia y Rusia. Aquel acto, contrario a todas las reglas del derecho
internacional, fue cancelado solo más de 120 años después, como resultado de la
Primera Guerra Mundial, cuando en 1918 Polonia y Lituania recuperaron la
independencia como dos Estados soberanos.
Después de la recuperación de la independencia, el aniversario de
la adopción de la Constitución del 3 de Mayo se celebró en Polonia como día
festivo. Durante la ocupación alemana y soviética en la Segunda Guerra Mundial
y durante el régimen comunista en Polonia, aunque la fiesta fue abolida, la
mayoría de los polacos seguían considerando el día 3 de mayo como un día
festivo. En la soberana República de Polonia, celebramos de nuevo la Fiesta
Nacional el día 3 de mayo.
La Constitución del 3 de Mayo es un elemento esencial de las
centenarias relaciones polaco-lituanas. Su adopción es una de las bases de la
cooperación actual entre nuestros países en el marco de la Unión Europea y la
OTAN.
Además del pasado común, Polonia y Lituania de hoy en día están
unidas por innumerables proyectos conjuntos de energía y transporte que sirven
a toda Europa, así como por los esfuerzos para fortalecer la seguridad en el
mundo, especialmente en la región.
Evocando el patrimonio común de la Mancomunidad polaco-lituana,
nuestros dos países apoyan a nuestros vecinos: a Ucrania, que hoy vela por su
soberanía e integridad territorial luchando contra la agresión y ocupación
rusas, y a la nación bielorrusa, que merece libertad y democracia en un Estado
independiente".
Nota bene: Les proponemos escuchar la entrevista que, para El Micrófono en Radio Sefarad, realizó Alicia Perris a la Excma. Sra. Embajadora, el 20 de noviembre, de 2018
https://www.radiosefarad.com/marzenna-adamczyk-embajadora-de-polonia-en-espana/
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