XXIX CICLO DE LIED
RECITAL 05 | TEATRO
DE LA ZARZUELA | LUNES 27/03/23 20:00h
Marianne Crebassa, MEZZOSOPRANO
Joseph Middleton, PIANO
PRIMERA PARTE
CLAUDE DEBUSSY (1862-1918)
Trois chansons de
Bilitis, CD 97 (1897-1898)
La flûte de Pan
La chevelure
Le tombeau des
Naïades
JESÚS GURIDI (1886-1961)
De Seis canciones
castellanas (1939)
Allá arriba, en
aquella montaña
No quiero tus
avellanas
Cómo quieres que
adivine
Mañanita de San Juan
ISAAC ALBÉNIZ (1860-1909)
Rumores de la Caleta
(malagueña), op. 71, nº 6 (1886-1887)
(de Recuerdos de
viaje)
PIANO SOLO
JULES MASSENET (1842-1912)
Nuit d’Espagne (1872)
MAURICE RAVEL (1875-1937)
Chanson espagnole,
MA 17, nº 1 (1910)
(de Chants
populaires)
MANUEL DE FALLA (1876-1946)
Séguidille, IMF 7,
nº 3 (1909-1910)
(de Trois mélodies
françaises)
SEGUNDA PARTE
FEDERICO MOMPOU (1893-1987)
Combat del somni
(1942-1951)
Damunt de tu, només
les flors
Aquesta nit un
mateix vent
Jo et pressentia com
la mar
Fes-me la vida
transparent
Ara no sé si et
veig, encar
C. DEBUSSY
La soirée dans
Grenade, CD 108, nº 2 (1903)
(de Estampes)
PIANO SOLO
M. DE FALLA
¡Vivan los que
ríen!, de La vida breve, IMF 19 (1913)
M. RAVEL
Cinq mélodies
populaires grecques, MA 4, 5, 9-11 (1904-1906)
Le réveil de la
mariée
Là-bas, vers
l’église
Quel galant m’est
comparable?
Chanson des
cueilleuses de lentisques
Tout gai!
Un repertorio compatible, casi de hermanamiento este propuesto por Marianne Crebassa, de origen español, nacida en Montpellier. Se trata de una mezzosoprano cuyo debut en el Teatro de La Zarzuela debe saludarse con agradecimiento y placer, ya que se trata de una artista polifacética, con mucha soltura, con capacidad de hacer frente a desafíos como- simplemente- cantar no solo en español, sino también en catalán y gallego, aparte de su francés natal, en general con una dicción muy cuidada, clara, más diáfana en ocasiones que la de muchos cantantes españoles o hispanoamericanos. En efecto, no siempre se entiende lo que produce un hablante, aunque se exprese en su idioma materno. Cantar es una cosa y que se comprenda la narrativa, otra. Otro acierto de los gestores de La Zarzuela, que planifican las temporadas con seriedad y eficacia.
Crebassa debutó en el Festival de Salzburgo como Irene en Tamerlano, de Haendel. La temporada pasada se presentó por primera vez como Romeo en I Capuleti e i Montecchi en el Teatro alla Scala de Milán, en el Metropolitan Opera House, en la Staatsoper de Berlín y el Festival de Salzburgo. Fue Angelina en La Cenerentola de Rossini en la Ópera de París y La Scala de Milán, la Mélisande de Debussy en la Staatsoper de Berlín, y muchas otras salas.
Posee una voz muy educada, fresca, grande, con un registro grave
generoso y floral, bien el medio y logrados los agudos. Estas partituras, como
suele ocurrir en la geografía del lied, exigen no solo ejecución, sino una
interpretación depurada, sentida y meditada. Excelente la realización de
Crebassa, la emisión, el fiato, la conexión fluida y ligera con el pianista.
Levantó una ovación, aunque el teatro no estaba al completo, aplausos y
reconocimiento por parte de la audiencia, en la que no faltaron la prensa
especializada habitual y una asistencia proporcionada de la comunidad francesa
en Madrid.
Fue invitada además por Daniel
Barenboim para celebrar el centenario de la muerte de Debussy con
conciertos con la Staatskapelle en la Pierre Boulez Saal de Berlín. La
mezzosoprano es artista exclusiva de Erato, donde ha publicado tres álbumes: Séguedilles,
Oh, boy! y Secrets. Por el segundo, fue nombrada artista lírica del año en los
Victoires de la Musique y, por el tercero, recibió el premio solista vocal en
los Gramophone.
El pianista Joseph Middleton, por su parte, aclamado internacionalmente, está especializado en el arte del acompañamiento de canciones y música de cámara. Fogueado en innumerables actuaciones en los mejores coliseos, es director de Leeds Lieder, músico residente y bye-fellow del Pembroke College de Cambridge y profesor y miembro de la Royal Academy of Music. En 2017, recibió el Premio al Artista Joven del Año de la Royal Philharmonic Society. Joseph Middleton participa como Crebassa por primera vez en el Ciclo de Lied.
Tocó dos obras solo, de Albéniz
(Rumores de la Caleta) y de Debussy
(La soirée dans Grenade). Lo hizo con fineza, dulzura, con esa morosidad
contemplativa pero enérgica que exige este tipo de piezas. Modesto, guapo, muy
Oxbridge, claro, partenaire ideal de contención para un espíritu fogoso y fuerte
como la mezzosoprano a la que complementa. Apolíneo.
Alguna pequeña errata en los sobretítulos de la primera parte,
mientras que el ojo en la segunda, deja lugar al oído y a un rastreo sensorial
menos localizado. Se deja el espíritu llevar por los vaivenes de Trois chansons
de Bilitis (un clásico, todas las partituras, muy escuchadas casi todas), con
una panoplia de sentimientos, felichismos, como el de La chevelure, tan Edgard
Allan Poe, en sus cuentos de mujeres hermosas e ideales. Y también, un aroma
intenso, denso a los lienzos de los Prerrafaelitas…
Las melancólicas Seis canciones castellanas de Guridi, la Nuit
d´Espagne de Massenet, la Chanson espagnole de Ravel y la Seguidilla de Falla,
que cierran el primer bloque en un crescendo vocal, teatral y de compenetración
con los compositores y el público que comunica y despierta.
El segundo bloque trasluchó con naturalidad al catalán, idioma de
la región de donde proviene la mezzo (“Países Catalanes”, dicen los franceses).
Fue sugerente, como el fragmento de la Vida breve, ¡Vivan los que ríen!” de
Manuel de Falle, anunciador de la desgracia, oscuro.
Las cinco melodías de Ravel, devolvieron a Crebassa al francés y a
ese clima intimista, sensual y a veces entre críptico y poco tranquilizador,
cambiante, de las emociones y los latidos de puertas adentro, muy personales.
Hubo encore, la inefable Seguidilla de Carmen y Guridi de nuevo (Llámale con el
pañuelo)
. Chic el vestido escotado fucsia que llevó en el recital. Todo enmarcado en las luminosas y fantásticas imágenes de Rafa Martín. ¡Qué bonitas!
Tobogán de climas, de temperaturas, atmosférica recreación de una tradición francoespañola, que viene de siglos, vinculada a la historia de dos países enfrentados, emparentados, en la historia, la literatura, la música, el viaje, la imaginación, condenados por siempre a entenderse, a acompañarse y muy bien (España desterró a los Bonaparte pero adoptó a los Borbones franceses descendientes de Luis XIV, hasta hoy).
Las lenguas latinas por fin esta vez quitaron protagonismo al corpus alemán que firma muy a menudo la trayectoria de los conciertos del Ciclo de Lied en La Zarzuela y en todos los teatros cuando se interpreta este género, tan germanizante. Los textos y sus traducciones, merecerían una elaboración aparte. Quede como ejemplo “Como a la mar y al tiempo”, de Josep Janés (traducido por María Victoria Atencia), que se desliza serpenteando y seduciendo, como si hubiera sido escrito por Pablo Neruda, en estos tiempos considerado un poeta olvidable, misógino y políticamente muy incorrecto. Aun así, el verso de Janés se disfruta como es, aterciopelado y ondulante, igual que el del chileno y llega hondo:
“Como a
la mar y al tiempo te presentía, inmensa, libre, alta y por encima de azar y de
destino. Y para mi vivir, como mi propio aliento…”.
Alicia Perris
Fotos de Rafa Martín
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