En vísperas del aniversario del
descubrimiento de la tumba del faraón, en 1922, la egiptóloga Joyce Tyldesley
desgrana los misterios por descubrir del joven rey.
Hoy se cumplen 90 años del descubrimiento de la tumba de Tutankamón. El
4 de noviembre de 1922 los trabajadores de Howard Carter, que ya se daba por
derrotado en su excavación del Valle de los Reyes, toparon con un escalón de
piedra, primero de un tramo de 16 que descendía hacia las entrañas de la Tierra
y el mayor hallazgo arqueológico de la historia. Una excelente manera de
recordar hoy esa sensacional aventura científica y vital, el encuentro entre el
siglo XX y un faraón egipcio intacto, es hablar con la egiptóloga británica
Joyce Tyldesley (Bolton, 1960), doctora en Arqueología por la Universidad de
Oxford y una autoridad mundial en el Antiguo Egipto. Autora de numerosos
libros, entre ellos biografías de Ramsés, Cleopatra, Nefertiti y Hatshepsut, Tyldesley
publica ahora en España La maldición de Tutankamón (Ariel),
editada este mismo año en inglés y que constituye una apasionante
recapitulación y puesta al día de lo que sabemos e ignoramos del dorado faraón
y el descubrimiento de su sepultura. “Todo en la tumba es a la vez maravilloso
y extraño”, señala.
¿Qué balance se puede hacer hoy del hallazgo? “Condujo a cambios
importantes para los arqueólogos. Primero, llevó a modificar las leyes
relativas a la excavación en Egipto y a la retención de objetos hallados por no
egipcios. Ahora todos los objetos que se excavan en Egipto deben permanecer
allí. Segundo, la tumba misma nos ha enseñado mucho sobre la necesidad de
documentar, conservar y publicar los hallazgos arqueológicos de manera
adecuada. Finalmente, el descubrimiento ha provocado un abrumador interés público
por el Antiguo Egipto. ¡Muchos de los egiptólogos que realizan descubrimientos
hoy fueron inspirados por el hallazgo de la tumba de Tutankamón!”.
Todavía hay circunstancias del descubrimiento que la gente en general
ignora. “No muchos comprenden que el hallazgo no fue en absoluto una
casualidad. Carter sabía que Tutankamón estaba enterrado en el Valle y lo buscó
de una manera muy lógica. Luego pasó casi diez años trabajando en la tumba y
sus contenidos, a fin de extraer y conservar cuidadosamente hasta el último
objeto. Mucha gente piensa también que la tumba tenía una maldición inscrita en
la puerta, lo que no es verdad”.
¿Cómo se explica la enorme fascinación que provocó el hallazgo? “La tumba
fue descubierta cuando el mundo se recuperaba de la Gran Guerra y de la
devastadora epidemia de gripe que la siguió. Eso llevó a un gran interés por la
religión y la vida espiritual que de alguna manera se transfirió a Tutankamón.
Al mismo tiempo, fue la primera excavación llevada a cabo ante los ojos de los medios
de comunicación: era posible saber lo que ocurría en el Valle de los Reyes casi
al mismo tiempo que se iban produciendo los hallazgos en la tumba. Finalmente,
hay un interés universal en los tesoros enterrados y la tumba de Tutankamón los
suministró en abundancia”.
Recreación de la máscara dorada del faraón. / MATT CARDY (GETTY)
El hallazgo fue extraordinario pero también tuvo aspectos decepcionantes.
“Así es, muchos estudiosos lamentaron que la tumba no incluyera una biblioteca
de papiros, quizá incluso un diario personal, que nos habría ayudado a entender
las complejidades de la corte de Amarna. Había muy poco material escrito en la
tumba. Y la momia misma también tuvo algo de decepcionante. Tutankamón no había
sido bien momificado, y las resinas rituales solidificadas hicieron muy difícil
el desvendaje. Por supuesto hoy no la hubiéramos hecho, desvendar una momia es
destruirla”.
La tumba era muy pequeñita. Tyldesley especula con que el inesperado
sucesor de Tutankamón, el cortesano Ay, la cambiase por la suya y él se quedara
con la que realmente estaba destinada al joven faraón.
Es conocido que Carter y su patrón Lord Carnarvon robaron cosas de la
tumba. “Es difícil para nosotros ahora entender cómo debieron sentirse Carter y
Carnarvon al abrir la tumba. Bajo la legislación egipcia, que fue cambiada tras
el hallazgo, Carnarvon podía esperar recibir la mitad del contenido de la tumba
como recompensa por la excavación. Por lo tanto, no era raro que considerara la
tumba como algo parcialmente de su propiedad. Sabemos que Carter y Carnarvon
entraron en la cámara sepulcral antes de su apertura oficial. La evidencia
sugiere además que distrajeron algunos pequeños objetos, quizá primero los tomó
Carnarvon y tras la muerte de este pasaron a la colección de Carter, pero no
hubo un robo sistemático, al por mayor. Hoy puede parecer inaceptable llevarse
cualquier objeto de una excavación pero la situación era diferente en los años
veinte, y no debemos juzgar a esos hombres con nuestros propios parámetros”. La
estudiosa opina que Carter es alguien a admirar. “Por su tenacidad, por su
determinación de excavar la tumba lo mejor posible. Hay que reconocerle
especialmente que se diera cuenta de que no podía excavar solo y reuniera a un
equipo de expertos”.
Se sigue discutiendo la causa de la muerte de Tutankamón. Tyldesley tiene
su propia teoría. “Creo que murió inesperadamente a causa de un accidente que
le infligió serios daños en el pecho. Dado que un abanico de su tumba, con
plumas de avestruz, le representa persiguiendo a esas aves, pienso que es
posible que muriera cazándolas, aplastado por caballos y carros (el suyo o los
de los que le acompañaban) o quizá ¡coceado por un avestruz!”. Le recuerdo que
otro estudioso ha propuesto que lo mató un hipopótamo. “De ser así hubiera
quedado reducido a trocitos”.
Tyldesley, como otros expertos, cree que es posible realizar nuevos
descubrimientos en relación con Tutankamón. “Sí, sin duda. Los objetos de la
tumba —como la ropa— y la momia siguen siendo estudiados y pueden deparar
sorpresas. Al mismo tiempo, hay hallazgos arqueológicos no funerarios relativos
a Tutankamón y su reino aún por hacer”.
El interés por Tutankamón ha oscurecido a otros personajes y épocas del
Antiguo Egipcio. “Es cierto que mucha gente cree que no hay más Antiguo Egipto
que Tutankamón, pero, si Tutankamón les interesa, pronto descubrirán que es
solo la puerta para el conjunto de la historia de Egipto”.
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