Christian Dior dijo una vez: “Vivir en una casa que no refleja
quién eres es como llevar la ropa de otro”. Desde el momento de la fundación de
la firma francesa, en 1947, el modista no quiso limitarse al diseño de ropa y,
en su primera boutique, creó un pequeño espacio bautizado como Colifichets,
donde vendía espejos, bisutería, flores… Gracias a su éxito la tienda se
amplió y Dior comenzó a desarrollar complementos para el hogar como candelabros
y jarrones. Fue, en los años setenta, una de las primeras marcas en colaborar
con artistas de otras disciplinas —Maria Pergay y Gabriella Crespi— para
desarrollar piezas únicas. Una herencia que hoy crece con colecciones como
esta vajilla, Copacabana, diseñada por Cordelia de Castellane, directora
artística de la marca. Algas, peces y corales adornan los platos de loza que
rinden tributo a la fascinación de monsieur Dior por Brasil a través de sus
colores vivos y temática tropical.
https://elpais.com/elpais/2020/05/04/eps/1588590632_432613.html
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