viernes, 30 de abril de 2021

SONYA YONCHEVA, LA ROSA BÚLGARA, ENORME ÉXITO EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA CON REPERTORIO ESPAÑOL

SONYA YONCHEVA, soprano, en concierto. Teatro de La Zarzuela, Madrid. Jueves, 29 de abril de 2021, 20:00 horas

Ficha Artística

MIQUEL ORTEGA, Dirección musical

Con la colaboración especial de

ALEJANDRO DEL CERRO, tenor

ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID

Programa

FEDERICO CHUECA (1846-1908): Preludio, La alegría de la Huerta (1900) (instrumental)

PABLO SOROZÁBAL (1897-1988): Romanza: «Noche hermosa», Katiuska (1931) Texto de Emilio González del Castillo y Manuel Martí Alonso

FEDERICO MORENO TORROBA (1891-1982): Petenera: «Tres horas antes del día», La Marchenera (1928) Texto de Ricardo González del Toro y Fernando Luque

P. SOROZÁBAL: Intermedio, Los Burladores (1948) (instrumental)

RAFAEL MILLÁN (1893-1957): Romanza: «La luz de la tarde se va», El pájaro azul (1921) Texto de Antonio López Monís

MIGUEL MARQUÉS (1843-1918): Romanza: «Lágrimas mías en dónde estáis», El anillo de hierro (1878) Texto de Marcos Zapata

JOAQUÍN GAZTAMBIDE (1822-1870): Romanza: «Yo me vi en el mundo desamparada», El juramento (1858) Texto de Luis de Olona

GERÓNIMO GIMÉNEZ (1854-1923): Preludio, Los Borrachos (1899) (instrumental)

PABLO LUNA (1879-1942): Canción: «De España vengo», El niño judío (1918)

P. SOROZÁBAL Romanza: «No corte más que una rosa», La del manojo de rosas (1934)

REVERIANO SOUTULLO (1880-1932) y JUAN VERT (1890-1931): Intermedio, La leyenda del beso (1924) (instrumental)

MANUEL PENELLA (1880-1939): Dúo: « ¡Vaya una tarde bonita!», El gato montés (1917) Texto de Manuel Penella

RUPERTO CHAPÍ (1851-1909): Carceleras: «Al pensar en el dueño de mis amores», Las hijas del Zebedeo (1889) Texto de José Estremera

GONZALO ROIG (1890-1970): Salida: « ¡Yo soy Cecilia!», Cecilia Valdés (1932) Texto de Agustín Rodríguez y José Sánchez-Arcilla, basado en Cirilo Villaverde

Como narra el programa de mano y toda la información que en redes sociales y medios desplegó el Teatro de la Zarzuela antes de la llegada de la multifacética soprano a Madrid, la soprano búlgara Sonya Yoncheva, (en búlgaro, Соня Йончева; Plovdiv, 25 de diciembre de 1981), “una de las voces más aclamadas actualmente por la crítica internacional y el público de los más célebres escenarios de ópera del mundo, ha desarrollado una intrépida y exitosa trayectoria encarnando los principales y más arriesgados personajes de óperas, del Barroco al Verismo.

Con este concierto, Yoncheva debuta en el Teatro de la Zarzuela, único en el mundo, y suma la Zarzuela Grande a su exquisito repertorio, poniendo así de relieve la atracción y reconocimiento que nuestro género lírico suscita cada vez más fuera de nuestras fronteras”.

La expectación que suscitó esta propuesta, a teatro lleno y entradas agotadas dentro de la capacidad obligada por la pandemia, fue indescriptible y al cabo del fragmento de la Carmen de Bizet, la audiencia seguramente pensó que no había sido defraudada.

Se da la circunstancia de que la cantante se presentó con el acompañamiento de una orquesta y no de un pianista, como suele suceder en los recitales al uso. La dirección musical, pues, corrió a cargo de Miquel Ortega. A todo lujo, entonces.


El director nació en Barcelona, en 1990 y fue adjunto a la dirección del coro del Gran Teatro del Liceo de Barcelona de 1980 a 1989. Maestro concertador de la temporada de ópera del Teatro de la Zarzuela de 1990 a 1993 y director titular de la Orquesta Pablo Sarasate de Pamplona de 1994 a 1995. Además, principal director invitado del Teatro Imperial de Compiègne de 2002 a 2006, y de la Südwestdeutsche Philharmonie Konstanz (en Alemania).

Su preparación como maestro repetidor lo ha convertido en uno de los máximos conocedores del teatro lírico en España. Es miembro del comité de referencia y soporte de la música francesa en reconocimiento a su labor recuperadora de títulos clásicos y contemporáneos enla ciudad gala citada. Cantantes como Montserrat Caballé, José Carreras, Jaume Aragall y Carlos Álvarez, le han solicitado como director para sus recitales y grabaciones. Como compositor su obra está siendo cada vez más interpretada y su ópera, La casa de Bernarda Alba, se estrenó en 2007 bajo su propia dirección en Brasov (Rumanía).

Se podría seguir comentando su curriculum, pero en referencia a la velada que nos ocupa, se demostró con claridad el buen rapport que mantuvo con Yoncheva, su capacidad para transmitir órdenes y energía a sus músicos y a los cantantes, en un clima de seguridad y excelente sintonía. La orquesta sonó muy bien y con garantías, también en sus fragmentos instrumentales (muy bonito el intermedio de La leyenda del beso), para que el espectáculo tuviera una base sonora sólida sobre el que desarrollarse.

Alejandro del Cerro, fue el tenor que dio la réplica a la soprano en una única vez, pero muy conseguida, en El gato montés. El dúo fue gracioso, sugerente, muy castizo, pero sin sobreactuaciones a los que algunos especialistas tienen acostumbrado al público. Recibió muchos aplausos.

Nacido en Santander. Estudió canto y piano en el conservatorio de la ciudad para luego graduarse en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Premiado en diversos certámenes españoles como el Concurso Internacional de Canto Ciudad de Logroño, participa en producciones en el Teatro Real, el Teatro de la Zarzuela, el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, el Teatro Calderón de Valladolid, los Teatros del Canal de Madrid y el Teatro Campoamor de Oviedo, entre otros. Fuera de España, ha cantado en los Estados Unidos, Portugal, Reino Unido (Faust), Bélgica (Eugenio Oneguin) y Colombia (Cecilia Valdés).

En el terreno operístico interpreta Poliuto, Marina, Parsifal, Gianni Schicchi, Otello, I vespri siciliani, La Favorita, entre otras partituras. Mención especial merece el papel protagonista de la obra El pintor, de Colomer, estrenada en los Teatros del Canal en 2018.

De sus últimos compromisos, destaca su debut en el Palau de les Arts de Valencia y en la temporada de zarzuela de Oviedo en El dúo de «La africana», así como el papel protagonista de Lucia de Lammermoor en el Teatro Campoamor. Próximamente volverá al Real para participar en Viva la mamma, de Donizetti. Su repertorio de zarzuela incluye entre otros títulos: Doña Francisquita en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona; La leyenda del beso, El dúo de «La africana» y otras composiciones.

El dúo con Yoncheva declinó un coqueteo musical y escénico. Fue gracioso, sugerente.  Recibió muchos y merecidos aplausos por una interpretación holgada, un instrumento ancho y generoso, que empastó a la perfección con la voz y el espíritu de la artista búlgara.

¿Cómo describir la actuación y la personalidad de Yoncheva, tan lejos geográficamente de su universo de origen y tan emparentada en lo emocional y en la tradición de la música española de zarzuela? Se dirigió a la audiencia en un español emocional y empático, prometiendo volver, mientras acomodaba una cabellera ondulada, magnífica, de reflejos dorados.

Bulgaria ofreció a la constelación de la lírica, grandes personajes y cantantes, las conocidas divas de Raïna Kabaivanska, Ghéna Dimitrova o Svetla Vassileva o los bajos Boris Christoff, o Nicolaï Ghiaurov, por ejemplo.  La soprano Sonya Yoncheva, llega después de una rápida ascensión, con un repertorio variado y rico, vida familiar, marido, hijos, lo que los franceses denominarían “une femme accomplie”.

La dicción en español, difícilmente mejorable. La cantante posee una riqueza de colores, oscuros, más brillantes, un legato indiscutible, un fraseo y una técnica cuidada, que a sus casi 40 años hace prever todavía cambios y embellecimientos añadidos. Cimbrea la cintura y todo el cuerpo mientras acompaña la partitura, que parece conocer de toda la vida. Hay una estrecha identificación entre su idiosincrasia y el repertorio escogido para el coliseo madrileño, nada fácil.

Se desenvolvió con elegancia y desenfado en escena, enfundada en un llamativo vestido rojo bermellón palabra de honor, que se ajustaba cada tanto y que caía en una cascada de volantes con cola. Pendientes rojos a juego, Yoncheva se compenetró bien con su mascarilla de quita y pon con el tenor y el director de orquesta, cantó como una diva y todavía le quedó tiempo al final,  para escarceos teatrales cómicos con uno de los músicos de la sección de cuerda.

La soprano lírica es una fuerza desatada de la naturaleza en la plenitud de su edad, fresca, como su voz, lozana y se interrelacionó con magia con el público del Teatro de La Zarzuela, también pasional y entregado, que busca el cuerpo a cuerpo con el alma de las producciones, es decir, los músicos y sobre todo, los cantantes.

Durante el recital se pudo disfrutar de “Noche hermosa” de “Katiuska”, de Sorozábal, “La luz de la tarde se va”, de “El pájaro azul”, de Rafael Millán, de Gaztambide, “Yo me vi en el mundo desamparada”, romanza de “El juramento”, “De España vengo”, de “El niño judío”, de Pablo Luna ( del que se repusieron dos de sus obras recientemente en la sala de Jovellanos, “Las calatravas” y “Benamor”, que cosechó muchísimos éxitos hasta ahora mismo).  

Cuando hacia la culminación de la noche, le llegó el turno a “Cecilia Valdés”, la composición cubana y evocadora de Gonzalo Roig, los presentes ya había aplaudido y vitoreado lo suyo.

Durante el obligado lockdown, Yoncheva no se detuvo y pudo vérsela anunciada junto a otros grandes en el Metropolitan de Nueva York, en recitales en streaming. En España, dio en esta gira otros conciertos y continuará su labor en los países que se vayan abriendo en las propuestas líricas pospandémicas. Cantará tal vez, de nuevo junto a su hermano, Marin Yonchev, muy reconocido en su país natal. Su agenda continúa y continúa…

Grande y exhaustiva la cobertura de prensa de los técnicos y gestores de Zarzuela, que presidieron desde un discreto segundo plano en el palco habitual el discurrir de la actuación, la preparación de las fotos y de la publicidad del concierto prácticamente en tiempo real. Un esfuerzo agradecido y valorado por todos, en especial sobre todo por los que no pudieron estar presentes en la velada lírica por diferentes razones. Asistió un público de todas las edades, niños incluidos, que fue testigo de una propuesta en la mejor tradición de apuestas ganadas de la Casa.

Foto de la izquierda, La soprano con el Director Artístico del T. de La Zarzuela, Daniel Bianco

Su última aparición ya fuera de programa, se adecuó como un guante al repertorio español de zarzuela, porque entonó el fragmento de la Habanera de Carmen de Bizet, “L´amour est un oiseau rebelle” para delicia del público, con los pies descalzos, al aire, como para demostrar a los asistentes, que como la desafiante y valiente cigarrera, otra mujer de rompe y rasga, ella también es una criatura libre y decidida, hermosa, que, como dirían en la obra de Federico García Lorca, “quiere y puede”. Un privilegio elegido, y una forma de estar en el mundo, claro. Atávica, reivindicativa, pero sin alharacas,

Alicia Perris

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