Del 11 de octubre de 2022 al 15 de enero de 2023
Participaron en la rueda de prensa:
Es sin duda, la muestra del otoño en Madrid. El glamuroso museo del foro se ha volcado en patrocinadores, préstamos, colaboracio0nes, todos unidos por el talento y el savoir faire de siempre.
Y nos referimos a Paula Luengo, comisaria de la muestra y conservadora del Área de Exposiciones del Museo Thyssen; Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid; Hélène Fulgence, directora de Patrimoine de CHANEL; Cécile Debray, presidenta del Musée national Picasso de París; Carlos Alberdi, comisionado de la Celebración Picasso 1973-2023; Eduardo Navarro, director de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad, Telefónica S.A; Bernard Ruiz-Picasso (encantador y disponible como siempre) y Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen.
(A continuación, más abajo, audio con una selección de intervenciones en francés y en español).
Los detalles de la exposición, en los textos y live, porque la mejor manera de captarla en todo su esplendor, es una visita al propio Museo. Vestidos de diseño de Chanel, cuadros de Picasso de diversas procedencias, préstamos insospechados y fantásticos, como la cratera lucana de figuras rojas del siglo IV a.C., perteneciente al museo británico. Una referencia a una de las secciones de la propuesta, vinculada a la figura de Antígona, mujer mítica de la Antigüedad, que osó oponerse al rigor del poder omnímodo de Creonte, su tío, para defender un concepto más humano y natural del respeto a los muertos, la familia (y los vivos).
Gran proyección de Chanel y Picasso como personajes imbuidos por el sello de su tiempo, proteico, único, donde todas las artes terminaban por encontrarse en muchos senderos que se bifurcan, como diría Borges: la antigüedad clásica, Jean Cocteau, el teatro, el amor, los Ballets rusos de Nijinka/Nijinsky (su hermano) y Diaghilev, el empresario-mago.
Y muy especial, el envase icónico y apolíneo del Número 5 que vestía y defendía a Marilyn.
Y las playas de Biarritz, el lujo, las élites pudientes y las otras, las que crean e inventan otros universos. Los amores, las lejanías, el cambio constante, las filias y fobias, lo política y socialmente incorrecto, la inclinación y el colaboracionismo (que no se menciona aquí) filogermánicos de Chanel y la "masculinidad tóxica" a la que aludió en contestación a una pregunta de los asistentes Guillermo Solana. Y tantas más cosas a descubrir, repensar, escribir...fantasear.
Los grandes sillones blancos, las plantas verdes y relucientes en otoño, el cuidado de la decoración del hall del Museo, pensado para la fiesta y negocios vips de la noche, con asistencia de más personas importantes aún que en la rueda de prensa y los mismos de la mañana: una "grande belleza" a la Sorrentino (Terraza Borromini del Palacio Barroco Doria Pamphilij), a la que falta el skyline de la hermosa Roma, pero que cuenta con la riqueza, el atrezzo y unas cubiertas muy elegantes en los sugerentes jardines de la baronesa Cervera, que seguramente habrá acudido a la cita con los amigos.
Algunas revistas del foro, como una para gentilhombres en las que colabora un mediático y chic embajador de España, al día siguiente del evento ya habían publicado cumplida información de la exposición que coincide con los festejos del 30 aniversario de la inauguración del Museo (ahora nacional) Thyssen Bornemisza. Pasen, lean y vean.
Alicia Perris
El arte y la moda vuelven a reunirse en nuestra nueva exposición, Picasso/Chanel, que profundiza en la relación de estos dos grandes creadores del siglo XX.
Casi un centenar de obras entre vestidos, óleos y dibujos se reparten en cuatro grandes secciones que exploran cronológicamente los vínculos que les unieron, desde la influencia del cubismo en el estilo de la diseñadora hasta sus colaboraciones en la obra de Antígona y el ballet El tren azul, de Serguéi Diághilev. La muestra se enmarca dentro de la Celebración Picasso, 1973/2023 y cuenta con el apoyo de Patrimoine de CHANEL y la colaboración de la Comunidad de Madrid y Telefónica.
Pablo Picasso y Gabrielle Chanel colaboraron profesionalmente en
dos ocasiones, ambas con Jean Cocteau: en Antígona (1922) y en el ballet ruso
de Serguéi Diághilev Le Train Bleu (1924). Se conocieron en torno a la
primavera de 1917, seguramente a través del propio Cocteau o de Misia Sert. La
diseñadora entabló con ambos una larga y duradera amistad que la introduciría
en el círculo del pintor español. A partir de entonces, Chanel frecuentará al
matrimonio Picasso, coincidiendo con la activa participación del artista en los
ballets rusos. La creadora llegó a estar muy relacionada con el mundo artístico
e intelectual del París de la época, hasta el punto de afirmar: “son los
artistas los que me han enseñado el rigor.” *
El museo propone una exposición que explora la relación de estos dos grandes genios creadores del siglo XX, volviendo a reunir arte y moda en un nuevo proyecto expositivo. La muestra se organiza en cuatro grandes secciones que se suceden en orden cronológico y abarcan, aproximadamente, de 1910 a 1930.
El estilo Chanel y el cubismo presenta la influencia de este movimiento en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros e innovadores diseños: el lenguaje formal geometrizado, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traducen en trajes de líneas rectas y angulosas, en su predilección por los colores blanco, negro y beige, y en la utilización de tejidos humildes y con texturas austeras.
Olga Picasso, el segundo capítulo, está dedicado a los numerosos y bellos retratos que Picasso realizó de su primera mujer, la bailarina rusa Olga Khokhlova, devota clienta de Chanel; junto a ellos, algunos vestidos de este periodo inicial de la diseñadora francesa, de los que se conservan escasos ejemplos.
Antígona, adaptación moderna de la obra de Sófocles realizada por Cocteau, se estrenó en París en 1922, con decorados y máscaras de Picasso y vestuario de Chanel, que vuelven a reunirse en este capítulo para mostrar su común inspiración en la Grecia clásica. Le Train Bleu es el título del cuarto apartado y del ballet producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau, inspirado en el deporte y la moda de baño;
Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), un pequeño gouache que Diághilev descubrió en el taller de Picasso, se convirtió en imagen para el telón de la obra, y el pintor aceptó también el encargo de ilustrar el programa de mano, mientras que Chanel entusiasta deportista, creó trajes para los bailarines inspirados en modelos deportivos diseñados para ella misma y para sus clientes.
* Isabelle Fiemeyer, Coco Chanel. Un parfum de mystère, 1999,
Paris, Éditions Payot & Rivages, « La plaque d’ébène », p. 146
Picasso/Chanel | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (museothyssen.org)
Sobre una información de prensa Thyssen, compilación, comentarios y fotos de Alicia Perris y Julio Serrano
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