La disciplina creada por Sigmund Freud en Viena –alrededor de 1896– llegó desde Europa a Buenos Aires a comienzos del siglo XX, a partir de las discusiones de psicólogos, psiquiatras, médicos y filósofos sobre las prácticas de salud mental. En poco tiempo, logró penetrar los usos del lenguaje en el tejido urbano de la capital y de las principales ciudades del país, además de incorporarse a los programas de estudio académico.
Como método de terapia o técnica de ayuda curativa, el psicoanálisis alcanzó una gran popularidad en los años 1930 en revistas populares y más adelante en medios de comunicación masivos, convirtiéndose entonces, según el historiador Mariano Plotkin, en un objeto de consumo cultural.
En 1942 se fundó la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), por un grupo de seis miembros, algunos de ellos emigrados de Europa: Celes Cárcamo, Enrique Ferrari Hardoy, Ángel Garma, Marie Langer, Enrique Pichon-Rivière y Arnaldo Rascovsky. En la exposición, se incluyen retratos de los fundadores tomados por los fotógrafos Annemarie Heinrich y Ricardo Sanguinetti, además de profusa investigación sobre los orígenes de la institución.
La APA no sólo
institucionalizó el psicoanálisis en el país, sino que fue el primer espacio
dedicado a la formación profesional de psicoanalistas en América Latina. Operó
en sincronía con discusiones de pares europeos y norteamericanos. Asimismo,
desde 1943, la APA produjo la revista Psicoanálisis, la primera publicación en
español dedicada a la disciplina freudiana. A lo largo de su historia, la APA
fue sacudida por sucesivas fracturas. Algunos de los fundadores, como Langer y
Pichon-Rivière, se separaron de ella para situarse en otras trincheras de la
práctica terapéutica, otros dejaron de tener un rol activo dentro de su
estructura.
Enrique Pichon-Rivière fue una figura clave y ejerció una gran influencia en diferentes lugares y momentos del campo cultural argentino: perteneció al círculo surrealista de Batlle Planas, fue cercano a los escritores Roberto Arlt, Enrique Molina y Jacobo Fijman, escribió una biografía del Conde de Lautréamont, su casa fue sede de la primera exhibición de Arte Concreto Invención, además de haber introducido a Oscar Masotta a las teorías de Jacques Lacan.
En la década de 1960 el discurso de la APA se amplió, y varias de sus figuras pasaron a ocupar un lugar destacado en los contenidos programáticos de los centros del arte experimental como el Instituto Torcuato Di Tella y más adelante en el Centro de Arte y Comunicación (CAYC). Las investigaciones de Emilio Rodrigué y del psiquiatra sudafricano David Cooper –quien visitó el país repetidas veces– son insoslayables en este período.
Esta exposición toma como punto de partida la influencia del psicoanálisis en el arte argentino y su establecimiento como un vector de modernidad en nuestro país. Parte del peso que ejerció y aún tiene este campo del conocimiento y práctica terapéutica, que devino idiosincrásico de lo nacional, para proponer una selección de trabajos de artistas modernos y contemporáneos del país que dialogan con diferentes aspectos, temas y problemas del psicoanálisis.
El fundamento de Terapia no es presentar una historiografía de la disciplina, sino constituirse como una invitación a pensar desde el arte las razones por las cuales la pulsión psicoanalítica es uno de los rasgos más singulares y sobresalientes de la cultura moderna argentina.
En palabras de Gabriela Rangel: “Sin ser exhaustivos, ni agotar un vasto conjunto de relaciones entre prácticas y teorizaciones sobre el inconsciente que han permeado las artes visuales y acercado a pensadores, críticos y artistas a la psicología en una ruta inversa, con este proyecto expositivo proponemos hacer una lectura del arte argentino desde la terapia y su promesa curativa. El recorte abarca de manera no lineal desde algunas formulaciones que aparecen con el surrealismo hasta las manifestaciones y expresiones performáticas rupturistas de las décadas de 1960 y 1970”, explica la directora artística del museo.
Organizada en once núcleos temáticos, la exposición reúne cerca de doscientas obras de más de cincuenta artistas argentinos como Juan Batlle Planas, Pompeyo Audivert, Libero Badii, Emilio Renart, Aída Carballo, Grete Stern, Mildred Burton, Emilia Gutiérrez, Luis Felipe Noé, Martha Peluffo, Ideal Sánchez, Lea Lublin, Narcisa Hirsch, Oscar Masotta, Susana Rodríguez, Roberto Aizenberg, Margarita Paksa, Marcia Schvartz, Eduardo Costa, Roberto Jacoby, Stephanie Argerich, Marisa Rubio, Claudia del Río, Nicolás Guagnini y Manuel Aja Espil, entre muchos otros. También se incluye una vasta selección de material documental que permite comprender y contextualizar el desarrollo del psicoanálisis en nuestro país en su relación con el arte y la cultura.
Las piezas provienen de más de cincuenta colecciones privadas y de importantes instituciones como: Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Sívori, Fundación Klemm, Archivo Di Tella, Fundación Espigas IDA, Fundación Lariviere, Fundación BBVA, CeDInCI y APA, entre otras.
Curadores: Gabriela Rangel, Verónica Rossi y Santiago Villanueva.
Imágenes: Karen Idelson. #7, De la serie Pacientes. Fotografía a color. 2017. / Claudia del Río. Claroscuro latinoamericano. Lápiz sobre papel. 2020.
https://www.malba.org.ar/evento/terapia/
No hay comentarios:
Publicar un comentario