Moscú y Kiev pelean a través de abogados por los
tesoros de Crimea, expuestos en un museo de Ámsterdam. El gobierno holandés no
sabe a quién devolver las obras
ISABEL FERRER La Haya
Una de las
mil obras de la antigüedad clásica de Crimea expuestas en Ámsterdam. / Peter
Dejong (AP)
“Déjese sorprender por el Oro de Crimea. Conozca una parte inesperada
de Europa y descubra, en la belleza y misterio de sus objetos, a los diversos
pueblos que habitaron esta rica región”. La presentación de la muestra Crimea: oro y secretos del Mar Negro por
parte del Museo Arqueológico Allard Pierson, de la
Universidad de Ámsterdam, es modélica. Atrae al visitante con la promesa de
unas piezas únicas y compone unas frases de cierto tono poético. En la
práctica, la realidad ha superado con creces cualquier promesa. La anexión de
la península ucrania por parte de Rusia no sólo ha sumido a Kiev y Moscú en una
espiral de violencia. El nuevo estatus de Crimea es rechazado por la comunidad
internacional y la muestra ocupa ahora a abogados rusos, y holandeses, que
estudian con lupa el contrato original de cesión firmado por cinco museos
ucranios, cuatro de ellos abiertos en Crimea y uno en Kiev.
“Si bien la decisión final es
nuestra, tenemos juristas de la universidad metidos a fondo en el análisis del
acuerdo original. Es una situación totalmente distinta. Todo ha cambiado con la
anexión de Crimea. Hubo un pacto entre unas partes concretas para que trajeran
la exposición y ahora nada está claro”, señalan los portavoces del Allard
Pierson. Ellos preferirían centrarse en los aspectos artísticos de unas obras
únicas “de la Antigüedad Clásica, que merecen la pena al margen de lo
ocurrido”. Para sus abogados, la clave de la devolución radica en los detalles
de un convenio que también ocupa al Ministerio de Asuntos Exteriores. En junio,
su titular, el socialdemócrata Frans Timmermans, negó que la decisión ya
hubiera sido tomada a favor de Ucrania y que las obras fueran a regresar a
Kiev. A finales de agosto, elevará una carta al Parlamento sobre el particular,
pero, entre tanto, afirma: “El asunto concierne al museo de Ámsterdam”.
Los letrados estudian hoy con detalle el contrato de
cesión de obras original. La muestra del museo Allard Pierson cerrará a finales
de agosto.
Nada más lejos de la realidad,
según Moscú. Desde principios de julio, el Gobierno ruso cuenta con la asesoría
de un despacho de abogados “de reconocido prestigio, que velará por nuestros
intereses en caso de que no haya acuerdo”. “Esperamos no llegar a ese punto”,
ha dicho Vladimir Medinski, ministro ruso de Cultura, a la agencia rusa
Interfax. El político espera que Holanda no aborde la situación “desde un
estrecho punto de vista político sino desde la ley”, puesto que la mayoría de
los museos propietarios de la colección están en Crimea. Sus directores también
han expuesto sus razones en una misiva remitida a su colega del Allard Pierson,
y al rector de la universidad de Ámsterdam. Firmadas por los responsables del
Museo de la Taúrida, Museo de Historia y Arqueología de Kerch, Museo de
Bachjisrái y Museo Nacional de Chersonesos (en Sebastopol), enumeran el derecho
que les asiste para recuperar obras procedentes de los pueblos escitas (de
origen iranio), cuyos trabajos en el denominado Oro de Escitia son legendarios,
además de hunos y godos.
“Aunque el contrato señala que las
piezas pertenecen al patrimonio cultural de Ucrania (...) la cláusula 2.2.1
estipula que sean remitidas a los museos de Crimea. En cuanto a la expresión
territorio de Ucrania (...) no se refiere al lugar de llegada de las obras,
sino a los detalles relativos a los seguros y documentos de transporte necesarios
para que entren de nuevo en suelo ucranio”, dicen los cuatro directores en su
carta. En otro pasaje, recuerdan que los hallazgos arqueológicos “se produjeron
en Crimea y en ninguna otra sede administrativa de Ucrania y guardan relación
directa con las antiguas culturas que dejaron sus huellas en la península”.
También añaden que “la República Autónoma de Crimea, o bien museos y centros de
investigación de la Federación Rusa, subvencionaron directamente las
excavaciones”. Asumiendo que los objetos de la muestra les pertenecen, animan a
sus colegas holandeses “a negociar lo antes posible con ellos en caso de duda”.
El presidente ruso, Vladimir Putin,
firmó el pasado 18 de marzo el acuerdo bilateral en virtud del cual la
República de Crimea y la ciudad de Sebastopol eran acogidas en el seno de la
Federación Rusa. En abril, la Duma (Parlamento ruso) intervino en la polémica
cultural subrayando que la colección debía regresar “al lugar de donde salió”.
Sergei Naryshkin, su presidente, contestaba de este modo a Yevhen Nishchuk, el
ministro de Cultura ucranio, que calificó de “asunto de seguridad nacional”
mantener la propiedad de las obras en litigio. Para entonces, la exposición,
dedicada a una región que llegó a abarcar el sur de Rusia y Ucrania, el norte
del Cáucaso y el Bajo Danubio, llevaba abierta 11 días escasos en la capital
holandesa. La muestra estuvo primero en Alemania sin sobresaltos políticos. A
finales de marzo, sin embargo, el público preguntaba ya en Holanda con igual
interés por el catálogo y por el futuro del casi millar de objetos de enorme
belleza expuestos.
Hay, entre
otros, cascos y espadas con su vaina de oro, broches de cristal y figuras en
forma de camello, también de oro. Sin olvidar tres cajas de laca chinas de la
dinastía Han, de hace 2.000 años, traídas por la Ruta de la Seda. Ante la gran
respuesta popular, la sala ha conseguido prolongar la cesión —que expiraba en
junio— hasta el próximo 31 de agosto.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/07/11/actualidad/1405105769_229924.html
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