Obras de Gioachino Rossini,
Gluck, Massenet, Bizet, Offenbach, Donizetti y como primicia tecnológica, la
conexión en directo y tiempo real con los pre-juveniles de la Sinfonía de Perú
desde el Auditorio Telefónica en Lima. Teatro Real, 4 de octubre de 2016.
REPARTO:
Pablo Mielgo, director,
Orquestra Simfònica de Balears. Marina Monzó, soprano y Karine Deshayes,
mezzosoprano.
Programa anunciado:
Gioachino Rossini
(1792-1868)
Matilde di Shabran
“Alma real!”
Le Comte Ory
“Ah, quel respect, Madame”
con Marina Monzó, soprano
Il barbiere di Siviglia
Obertura
Semiramide
“Ah! Dov’è il cimento”
La cenerentola
“Tutto è deserto… Un soave
non so che”
con Karine Deshayes,
mezzosoprano
Guillaume Tell
Pas de six
Il barbiere di Siviglia
“Cessa di più resistere”
DESCANSO
Christoph Willibald Gluck
(1714-1787)
Orphée et Eurydice
“J’ai perdu mon Eurydice”
Jules Massenet (1842-1912)
Werther
“Pourquoi me réveiller?”
Georges Bizet (1838-1875)
L’Arlesienne
Farandole
Jacques Offenbach (1819-1880)
La belle Hélène
“Au mont Ida”
Conexión en directo con “Sinfonía por el Perú”
desde el Auditorio
Telefónica en Lima
Gaetano Donizetti
(1797-1848)
La fille du régiment
“Ah, mes amis!”
Hace 20 años que el tenor
Juan Diego Flórez (Lima, Perú, 1973) debutó en los escenarios. Por este motivo,
el coliseo madrileño propuso una velada única, en la que el tenor peruano repasó los principales
hitos de su carrera artística, con una gala a beneficio de la Fundación
“Sinfonía por el Perú”, el sistema de orquestas infantiles y juveniles creado
por el tenor para la integración social y la formación en valores a través de
la música de población de escasos recursos. Desde marzo de 2016, Telefónica y
el maestro Flórez trabajan conjuntamente para combinar música y tecnología como
palancas de educación e inclusión social.
Un día antes, Flórez, con
seguridad el mejor tenor ligero del mundo, ofreció el pasado lunes una rueda de
prensa a los medios en Telefónica en la Gran Vía madrileña, fresco y sonriente
como una mañana de otoño, privilegiado, con calor y luz en la capital. Contestó
preguntas, firmó autógrafos, se sometió a la sesión de fotos y contó anécdotas
muy divertidas.
Acompañado por el Director
General de Asuntos Públicos y Regulación de Telefónica, Carlos López Blanco,
relató sus comienzos en la música, los recuerdos de sus debuts en Pesaro (el
reino de Rossini) y su entrañable relación con el maestro Riccardo Muti y sus
“toques” cariñosos en la mejilla, que podría decirse lo apadrinó en sus
comienzos en el Teatro alla Scala de Milán.
La educación de los niños
de familias con problemas económicos o de relación es fundamental para un cantante
como Flórez, sensible como otros músicos de Hispanoamérica (ver el caso de
Venezuela, por ejemplo) a la situación social que a menudo se enseñorea en
estos territorios, pero están la esperanza y el trabajo y la solidaridad de los
generosos y los que se implican. Y tal vez esta cosmovisión sea más abarcadora
y grande que sus famosísimos nueve do de pecho de “La fille du régiment” y los
bises de esta partitura que se atrevió a hacer en el templo musical de Milán,
donde esto no ocurría desde la conocida prohibición del maestro Toscanini in
illo tempore.
Flórez comentó lo
importante que es para él su familia, jugar con sus hijos en Viena (y arduo)
donde reside y cantar y trabajar cerca de esta ciudad centroeuropea porque no
quiere ausentarse demasiado de ellos.
Tiene una trayectoria en lo
vocal perfilada con esmero y sabiduría, cuidadosa con un instrumento único, no
le duelen prendas al reírse cuando cuenta que juega bien al futbol y el último
partido su equipo lo ganó por 13 goles a 10, y al tenis, regular, y que
apareció enfundado en un históricamente impecable traje de Manco Cápac, el
primer emperador inca que se conoce, en los Proms de Londres, mientras los
británicos se definían por las banderas a favor de la Unión Europea o del
Brexit.
En lo que respecta al
concierto, casi al final de la noche se realizó una transmisión con la orquesta
pre-juvenil del proyecto “Sinfonía del Perú”, lo que permitió unir a dos
continentes separados por un océano y miles de kilómetros. Como un milagro y
con absoluta perfección y puntualidad, las imágenes mostraron en el Real, a
decenas de niños sonrientes y felices, tocando el famosísimo Mambo (el que
también frecuenta el maestro Dudamel) y acompañándolo con sus instrumentos y
voces y luego, al mismo tiempo, una versión muy sui generis de la “Donna è
mobile” verdiana, que Juan Diego acompañó con su voz desde Madrid. Aunque
estamos acostumbrados a los progresos de la tecnología, más de uno pensó que
era una alucinación. Emocionante.
En la primera parte, se
lució con Rossini, (es un habitual del Festival de Pesaro) repertorio que
maneja con facilidad y exultante, como “si estuviera bebiendo champán”, como
manifestó en el encuentro con los medios. Junto a él, una tímida Marina Monzó,
soprano, que lo siguió en “Ah, quel respect, madame!”, de Le Comte d´Ory, que
cumplió con soltura, aunque no siguió del todo al tenor en todas sus
manifestaciones cómicas y teatrales a las que nos tiene acostumbrados. Su
responsabilidad como pareja lírica era enorme.
“Tutto è deserto…” de la
Cenerentola se produjo con la mezzosoprano Karine Deshayes, bien fogueada,
bonita presencia escénica, con mejor química y excelente línea de canto, buenos
graves, un dúo muy aplaudido.
Las partes instrumentales y
el resto de obras por la orquesta Sinfónica Islas Baleares a cargo del director
Pablo Mielgo fue un acompañamiento ideal para el tenor, porque en ningún
momento entró en competencia sonora, a sabiendas a priori de que la figura, esa
noche, era él y su proyecto.
En la segunda parte se
escucharon la deliciosa y nostálgica “j´ai perdu mon Eurydice” del Orfeo de
Gluck, el no menos famoso “Pour quoi me réveiller?” del Werther de Massenet y
una parodia de la elección de la diosa más bella del Olimpo, con la que el
tenor peruano, manzana en mano y haciendo malabares con ella, glosó la
partitura chispeante y entusiasta del Offenbach más aplaudido de La Belle
Hélène. Un fiato envidiable, atractivo y encantador sobre el escenario, fresco,
luminoso, una expresividad lujosa, agudos sobrehumanos y un trabajo corporal todo
terreno, hacen de esta figura con un anecdotario legendario, uno de los
elegidos del universo operístico de estos tiempos. La química que mantiene con
el público y el mundo es muy especial. Nos tiene a todos muy enamorados…
La conexión con Sinfonía
del Perú ofreció también un pequeño reportaje en el que se vio al cantante
dialogar con los pequeños in situ y se escucharon algunas historias que prueban
que la música, contada como hace Flórez, con amor, con una propuesta clara y
generosa, es el mejor antídoto contra la pobreza, la insolidaridad y la
violencia de todo tipo en todas partes.
Los bises, el primero de
los cuales cayó ya al final de la primera sección del concierto, son un
capítulo de mención: sonaron boleros (“Me importas tú…”) e historias de vendedores
de hierbas “para casarse”, muy hispanoamericanas, muy entrañables, llenas de
sabor, que el público acompañó con palmas y canto por momentos, y no faltaron,
entre otras más, “Guantanamera”, “Fina estampa” y la mítica “Flor de la
Canela”, que Flórez desgranó como solo él sabe hacerlo, con permiso de Chabuca.
No faltaron los sobresaltos
y sofocos de la “prensa people”, como la definen los franceses, porque presentó
la velada el Premio Nobel de Literatura peruano con nacionalidad española,
Mario Vargas llosa, compatriota del cantante, que asistió acompañado de su
nueva pareja, habitualmente exhibida hasta la extenuación por la prensa. ¡Las
tentaciones de caer en esta narrativa permanezcan fuera de este relato, que
quiere ser más bien solidario y lírico! Però…
Negros coches
impresionantes hacían cola en la puerta del Teatro Real recuperando ilustres
pasajeros ricos o enriquecidos, aristócratas y políticos, ejecutivos de ringo
rango de aquí y de allí, en revisión perentoria en épocas de gobierno en
funciones, mientras Juan Diego Flórez seguía hilvanando sus “encore”, haciendo
soñar a los niños músicos del Perú y a los que nos quedamos hasta el final.
Es difícil vaticinar cómo
será el resto de esta temporada en el Real, pero es improbable, por no decir
imposible, superar a Juan Diego Flórez “and friends” en este concierto, su
apasionamiento, su afecto por la vida y su empeño solidario desbordado siempre
por las entretelas de su inmenso y generoso talento. Un privilegio haberlo
podido compartir.
Alicia Perris
Fotos: Julio Serrano
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