Esta mañana tuvo lugar la rueda de prensa de Guillermo Solana, comisario de la muestra de "Renoir, intimidad", y director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza.
Solana hizo como suele, gala de buen humor y afinó en la valoración de un pintor como Renoir que, según explicó, a pesar de las apariencias, se conoce poco.
Destacó el universo de sinestesias que rodean la atmósfera del artista y la propia muestra del museo, completada después de estar dividida en varias secciones, algunas netamente impresionistas, otras diferentes, por un gabinete donde se puede tocar, oler y disfrutar, paladeando casi los matices de una de las obras de la exposición, reproducida a la vez para personas como diversidad sensorial. Pero no seguimos contando para no estropear la sorpresa del descubrimiento.
"Renoir pensaba que los intelectuales eran tarados" comentó, que no entendían de estas variaciones de una realidad que debería ser aprehendida a través de los cinco sentidos e insistió en que la creación pictórica tiene muchas más riquezas que la que se puede captar exclusivamente con los ojos.
Disponible como de costumbre para los medios periodísticos, se paseó por la exposición luego del encuentro con la prensa, amigos, habituales, personal del Thyssen, para compartir charlando, comentando y disfrutando los cuadros, los proyectos, el verano.
Estuvo acompañado por el representante de Japan Tobacco International, Sr. Luengo,empresa que se dedica también al mecenazgo y que ha producido varias exposiciones en colaboración con el Museo Thyssen-Bornemisza.
Hubo pocas preguntas, pero una, muy esperada: alguien entre los presentes pidió al profesor Solana que dijera qué le parecía la coincidencia de dos muestras dedicadas a Renoir, la de Madrid y una en Barcelona, inaugurada con anterioridad a comienzos del otoño.
El comisario respondió que ambas responden a criterios diferentes: la de la capital está fundamentada en la recolección de muchos préstamos en el mundo entero, mientras que la de Barcelona, muestra los "tesoros" de dos grandes instituciones gemelas de París: El Museo de l´Orangerie y el Museo de la Gare d´Orsay.
El martes próximo el Museo Thyssen-Bornemisza presenta la exposición “Renoir: intimidad”, comisariada por el director artístico de la institución, Guillermo Solana. Se trata de la primera retrospectiva en España de la obra de Pierre-Auguste Renoir (1841-1919). Frente a la concepción habitual que reduce el impresionismo a la "pura visualidad", la exposición destaca el papel central que ocupan las sensaciones táctiles en los lienzos del pintor impresionista, que pueden percibirse en las distintas etapas de su trayectoria y en una amplia variedad de géneros, tanto en escenas de grupo, retratos y desnudos como en naturalezas muertas y paisajes.
Solana hizo como suele, gala de buen humor y afinó en la valoración de un pintor como Renoir que, según explicó, a pesar de las apariencias, se conoce poco.
Destacó el universo de sinestesias que rodean la atmósfera del artista y la propia muestra del museo, completada después de estar dividida en varias secciones, algunas netamente impresionistas, otras diferentes, por un gabinete donde se puede tocar, oler y disfrutar, paladeando casi los matices de una de las obras de la exposición, reproducida a la vez para personas como diversidad sensorial. Pero no seguimos contando para no estropear la sorpresa del descubrimiento.
"Renoir pensaba que los intelectuales eran tarados" comentó, que no entendían de estas variaciones de una realidad que debería ser aprehendida a través de los cinco sentidos e insistió en que la creación pictórica tiene muchas más riquezas que la que se puede captar exclusivamente con los ojos.
Disponible como de costumbre para los medios periodísticos, se paseó por la exposición luego del encuentro con la prensa, amigos, habituales, personal del Thyssen, para compartir charlando, comentando y disfrutando los cuadros, los proyectos, el verano.
Estuvo acompañado por el representante de Japan Tobacco International, Sr. Luengo,empresa que se dedica también al mecenazgo y que ha producido varias exposiciones en colaboración con el Museo Thyssen-Bornemisza.
Hubo pocas preguntas, pero una, muy esperada: alguien entre los presentes pidió al profesor Solana que dijera qué le parecía la coincidencia de dos muestras dedicadas a Renoir, la de Madrid y una en Barcelona, inaugurada con anterioridad a comienzos del otoño.
El comisario respondió que ambas responden a criterios diferentes: la de la capital está fundamentada en la recolección de muchos préstamos en el mundo entero, mientras que la de Barcelona, muestra los "tesoros" de dos grandes instituciones gemelas de París: El Museo de l´Orangerie y el Museo de la Gare d´Orsay.
El martes próximo el Museo Thyssen-Bornemisza presenta la exposición “Renoir: intimidad”, comisariada por el director artístico de la institución, Guillermo Solana. Se trata de la primera retrospectiva en España de la obra de Pierre-Auguste Renoir (1841-1919). Frente a la concepción habitual que reduce el impresionismo a la "pura visualidad", la exposición destaca el papel central que ocupan las sensaciones táctiles en los lienzos del pintor impresionista, que pueden percibirse en las distintas etapas de su trayectoria y en una amplia variedad de géneros, tanto en escenas de grupo, retratos y desnudos como en naturalezas muertas y paisajes.
“Renoir: intimidad”, cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI) y
presenta un recorrido por 78 pinturas del artista francés, procedentes de
museos y colecciones de todo el mundo, que permite descubrir cómo Renoir se
servía de las sugerencias táctiles de volumen, materia o texturas como vehículo
para plasmar la intimidad en sus diversas formas -amistosa, familiar o
erótica-, y cómo ese imaginario vincula obra y espectador con la sensualidad de
la pincelada y la superficie pictórica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario