domingo, 26 de febrero de 2023

KURSAAL. DONOSTIA/SAN SEBASTIÁN. LA ‘QUINTA’ DE MAHLER Y EL ESTRENO MUNDIAL DE RAMON LAZKANO PROTAGONIZAN UN VIBRANTE CONCIERTO CON LA EUSKADIKO ORKESTRA

 Egitaraua/programa. 23 de febrero, 2023 Kursaal. 19.30 horas

I

Ramón Lazkano (1968)

Mare marginis (pleine lune), para piano y orquesta.

Erabateko estrinaldia/ Estreno absoluto

II

Gustav Mahler (1860-1911)

Sinfonía no. 5 en do sostenido menor

I.                   Trauermarsch

II.               II. Stürmich bewegt

III.            III. Scherzo: Kräftig, nicht zu Snell

IV.             IV. Adagietto

V.                 V. Rond-Finale

El director Robert Treviño se hizo cargo de la ‘Sinfonía nº5’ de Gustav Mahler, de plena actualidad por su aparición en ‘Tár’, una de las películas del momento y el estreno absoluto del concierto para piano ‘Mare marginis’ de Ramon Lazkano, encargo conjunto entre Euskadiko Orkestra, Radio France y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia.

Robert Treviño es uno de los directores de orquesta estadounidenses más sugerentes que actúan hoy en día y se le reconoce, además, como uno de los talentos más solicitados de la generación más joven. En los últimos tres años ha sido nombrado director musical de Euskadiko Orkestra y director titular en la Orquesta Sinfónica de Malmö.

Posee un contrato de grabación de varios años con el sello discográfico de música clásica Ondine. Ganó el Premio James Conlon a la Mejor Dirección de Orquesta en el Festival y Escuela de Música de Aspen, trabajó como director adjunto de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati y en la New York City Opera

En temporadas recientes, Treviño ha desarrollado en Europa colaboraciones con la Orquesta Sinfónica de Londres, la Filarmónica de Múnich, la Filarmónica de Londres, la Tonhalle de Zúrich, la Gewandhaus de Leipzig, la Sinfónica de Viena, la Filarmónica de Helsinki y la Orquesta Sinfónica Rundfunk de Berlín, entre muchas otras, por supuesto en Estados Unidos, como se dijo, y también en Italia.

Robert Treviño ha estrenado composiciones y trabajado en estrecha colaboración con compositoras y compositores de gran relevancia, entre quienes destacan John Adams, Philip Glass, Sofia Gubaidulina, Jennifer Higdon, André Previn, Augusta Read Thomas, Shulamit Ran y John Zorn.

En esta ocasión en Donostia, Robert Treviño ha reunido a dos autores cercanos a su universo: Ramon Lazkano, cuyo concierto para piano Mare marginis se estrena mundialmente, en lo que constituye un gran acontecimiento para la música vasca, y Gustav Mahler, de cuya Sinfonía nº5 se ha dicho y escrito, también analizado prácticamente todo.

Treviño ha llevado la música de Lazkano a los atriles de otras orquestas con las que trabaja, como la Orchestra Nazionale della RAI. El compromiso del estreno mundial recae ahora en Euskadiko Orkestra, que contó como solista con Alexander Tharaud, uno de los pianistas europeos más destacados del momento, especialista en la música francesa para teclado de todas las épocas, desde el Barroco de Rameau y Couperin hasta Debussy, Ravel y la creación actual.

Como explica la acertada información de la institución musical y también la incluida en el programa de mano muy inteligente de Mikel Chamizo,” “En esta nueva obra, que supone la segunda escrita para piano, Lazkano ha querido reflejar “un mar sin agua, que es también el lugar de un límite, el que demarca lo visible de lo invisible de la luna”. Esta obra surge de la amistad que tiene con Tharaud, con quien ha compartido todo el proceso creativo de la escritura de esta partitura protagonizada por el piano, instrumento con el que el compositor asegura tener un afecto sonoro y físico”.

El maestro Treviño ha demostrado ser un gran director mahleriano y en esta ocasión sonó la Quinta, con dos de los pasajes más célebres de toda su producción. El primero en los compases iniciales, con un motivo de cuatro notas que ejecuta la trompeta y recuerda al de la Quinta de Beethoven (recién interpretada por Euskadiko Orkestra), y el segundo es el famosísimo Adagietto, que sonó en la emblemática película Muerte en Venecia (1971) de Luchino Visconti. Es una sinfonía que sigue acumulando apariciones en la gran pantalla, ya que en la recién estrenada Tár, muy premiada y elogiada ya mencionada arriba, Cate Blanchett encarna a una directora de orquesta preparando, precisamente, esta sinfonía de Mahler.

Notable pulcritud y potencia en el liderazgo del maestro norteamericano: impresionante primera parte con el estreno y un piano forzado a llegar hasta las últimas posibilidades como instrumento, con un solista, Tharaud, que acomete un titánico esfuerzo psíquico y corporal en la ejecución y la demostración de una partitura llena de matices, de planos sonoros, de sugerencias, de efectos de todas clases. Muy aplaudida la obra, también lo fue su compositor, que estaba presente en la sala.

Tocar, dirigir a Gustav Mahler, compleja personalidad y subyugante narrativa compositiva no es tarea fácil. Muchos lo han intentado y su hazaña no ha quedado registrada en los anales de de las salas de concierto internacionales.

Treviño consigue ahora una versión sensible, nada rutinaria, comprometida y con erudición y una evidente compenetración con la Euskadiko Orkestra que, para esta ocasión, como para tantas otras, parece en estado de gracia. Enorme prestación de los diferentes sectores de la orquesta, ya que se trata de una partitura que lo pide y da todos a los instrumentistas. Los metales, las maderas, las cuerdas, nobles y fervientes y por supuesto, la percusión, que en la obra del maestro Lazkano era también muy potente pero contenida, si eso es posible, que lo fue.

Preciosa, elegante sala el Kursaal, apolínea y con una acústica notable y con un público habitual respetuoso y conocedor del repertorio clásico y unos asistentes de sala con walkie talkie polivalentes entregados a la administración de un orden necesario para hacer posible una excelente escucha. 

Muy aplaudida la velada por todos lo que colmaban el coliseo donostiarra  y de agradecer la disponibilidad del Teatro y a la Dirección  de  Comunicación de la Euskadiko Orkestra para todo. Y envolviendo, sublimando la noche, como diría el poeta Rafael Alberti, "El mar, la mar".

Alicia Perris

Fotos de Juantxo Egaña

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