lunes, 27 de febrero de 2023

UNA TOSCA MUY BELLA PARA UN PROYECTO CORAL EN EL ABAO DE BILBAO

TOSCA. ABAO BILBAO. Palacio Euskalduna. 24 de febrero, 2023






FICHA

 Floria                           Tosca Oksana Dyka

 Mario Cavaradossi  Roberto Aronica

 Barón Scarpia          Gabriele Viviani

 Cessare Angelotti     Alejandro López

 Sacristán                    Fernando Latorre

 Spoletta                      Moisés Marín

 Sciarrone                   José Manuel Díaz

 Un carcelero             Gexan Etxabe

 Un pastor                   Helena Orcoyen

                         

 Bilbao Orkestra Sinfonikoa       

 Coro de Ópera de Bilbao  Director Boris Dujin

 Coro infantil                        Leioa Kantika Korala                      

 Director musical                 Pedro Halffter

 Director de escena              Mario Pontiggia                 

Producción                             Teatro Massimo di Palermo                                       

*Debuta en ABAO Bilbao Opera

“Svanì per sempre il bel sogno d´amore...

L´ora è fuggita

E muio disperato!...

E non ho amato mai tanto la vita!” (III acto de Tosca)

La famosa composición de “la” Tosca, se refiere, claro, a una ópera en tres actos, con música de Giacomo Puccini y libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa estrenada con éxito en Roma, el 14 de enero de 1900, en el Teatro Costanzi. El texto de la obra está basado en un intenso drama, homónimo, de Victorien Sardou, presentado en París en 1887, donde la encarnó la gran actriz Sarah Bernhardt.

Está considerada una de las óperas más representativas del repertorio verista italiano, por su intensidad dramática y por contener algunas de las arias más bellas del repertorio. El argumento combina celos, amor, intriga, violencia, pasión y muerte. Junto a Madama Butterfly y La bohème, integra el trío de óperas más conocidas de Puccini.

La partitura se encuadra en el estilo desarrollado por Puccini hasta el momento: continuidad del discurso musical, roto apenas por una o dos arias. Las escenas más impactantes son el Te Deum del final del primer acto, y las arias Vissi d'arte (para Tosca) y E lucevan le stelle (para Mario). Dramáticamente, el segundo acto es de una intensidad que algunos consideran inigualada por otra obra del compositor de Lucca.

Resulta relajante, reconforta, alegra, volver a los tiempos gloriosos en que se respetaban los decorados pensados por los autores, se disfrutaba volando a espacios reconocibles con los personajes, se compartía el escenario dentro de un marco agradable conocido a priori. Las producciones actuales, en lo escénico, se han convertido en supuestos desafíos a la invención y la innovación cuando a menudo solo son proyectos escasos de creatividad verdadera o de presupuesto.

No es el caso de la producción de esta Tosca proveniente del Teatro Massimo di Palermo, en sí mismo un monumento a la elegancia, el respeto a la voluntad de los creadores y su imaginario y el saber hacer sublimado en todo el trasfondo lírico. 

Escenario del final la III parte del Padrino de Coppola con una Cavalleria Rusticana para recordar, legendaria, el coliseo palermitano firma ahora también una enorme idea con la colaboración de Mario Pontiggia (en la dirección de escena, gran trabajo, fineza y soltura, (con Angelia Dettori y Stefano Nicolao)), la escenografía y vestuario de Francesco Zito (y Antonella Conte), la iluminación de Bruno Ciulli, y un equipo valiente que incluyen a los directores del C.O.B. Boris Dujin y del Leioa Kantika Korala, Basilio Astulez. 

Esta Tosca es, como debería ser siempre, una labor de equipo, un esfuerzo organizado gracias a una visión homogénea liderada en buena parte por la dirección de orquesta.

Pedro Halffter, de una familia musical, con un recorrido como responsable en los mejores teatros líricos, realiza una tarea complicada, porque en el haber se despliegan batutas como las de Pappano, Solti, Prêtre, Mehta, Serafín, Maazel o Mehta: un record de excelencia. 

Halffter concertó bien, aunque había acuerdo entre el público, muy experto y cierta crítica en que retrasó algo los tempi. Le faltó probablemente ese gramo de locura y de apasionamiento contenido que exigen Puccini, eso que los sabios ad hoc, llaman “l´italianità”.


En cuanto a Floria Tosca, encandilada como Otello por los celos, (hay una referencia explícita del barón Scarpia al drama shakesperiano, el abanico, el pañuelo...) y ¿ quién no recuerda a María Callas como Tosca, con la película incendiándose en escena y a un Titto Gobbi apurado por apagar las llamas?. Oksana Dyka es una soprano lírica (o spinto en esencia), ucraniana (hay un éxodo de artistas fuera de su país por la guerra con Rusia) que desarrolla un buen discurso teatral, lleva bien sus vestidos, en medios de trampantojos, sillones, alfombras majestuosas, oropeles de todo tipo, paredes con frescos simulados, todo regio. 

La voz no es especialmente bonita, pero defiende bien su rol y la audiencia reconoce su trabajo. Icónico el momento- muy largo- en que, después de haber ajusticiado a Scarpia, le coloca los dos candelabros y el crucifijo al lado del cadáver. Lo piensa mejor y antes de salir, le arroja su ramo de flores sobre el pecho.


Contrapunto adecuado le marca el Mario Cavaradossi  de Roberto Aronica de Civitavecchia (italiano), conocido tenor con una larga trayectoria. Defiende bien al prisionero condenado y al enamorado rendido a una diva caracterial y voluble que sin embargo lo da todo por su amor y por su libertad como mujer. Aronica tiene un claro fiato, línea de canto apropiada, técnica afianzada y comunica a sus compañeros de escena y al público.


Scarpia, Gabriele Viviani, (barítono de Lucca, también patria de Giacomo Puccini) borda un tirano representante de los Estados Pontificios monárquicos y autoritarios, que no declina ante el avance bonapartista y lo que queda de sus ideales revolucionarios. 

Sórdido, lujurioso, lleno de trampas y mentiras, posee un instrumento agradecido, bello, una expresividad manifiesta, que no plantean problemas para extender el desempeño del probablemente más enjundioso y complejo viajero del trío pucciniano.

Eficientes, generosos, los esfuerzos conseguidos en una propuesta coral del Angelotti de Alejandro López (cantante mexicano), Fernando Latorre (rico y trabajado sacristán), Spoletta (a destacar desde luego el granadino Moisés Marín), igual que José Manuel Díaz  (vizcaíno) en Sciarrone, y last but not least, un carcelero (Gexan Etxabe, barítono bilbaíno) y un pastor (Helena Orcoyen, soprano de Tolosa).

La Bilbao Orquestra Sinfonikoa, junto al Coro de Ópera de Bilbao y el infantil Leioa kantika Korala, enfocan al unísono un espléndido programa en común, que iluminó el primer acto. Se aplaudió efusivamente a sendos directores que culminada la primera parte, salieron a saludar.

El público aplaudió con generosidad en una sala donde no había aforo completo pero casi máxima ocupación (quedaban, por ejemplo, algunas butacas libres en las primeras filas) y el envoltorio en este caso de la Abao Bilbao Ópera, el Palacio Euskalduna, impresionante propuesta edilicia, un laberinto de Cnossos actualizado y sorprendente. Un programa de mano opcional de pago con varias firmas muy autorizadas.

Y en el corazón, por todas partes en el ambiente, un perfume intenso a la Roma eterna, un “pensiero”, imponente, rígida y a la vez voluptuosa, como un inmenso incensario incandescente. ¿Cómo haberlo olvidado y no volver a soñar? “Vittoria!, Vittoria”

Alicia Perris

Fotos, ABAO

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