Científicos exhuman los restos
de los familiares de Lisa Gherardini para fijar la identidad de la modelo de
Leonardo
Italia pide al Louvre el
préstamo de la obra
Investigadores
italianos buscan confirmar la identidad de la Mona Lisa
Lucia Magi Florencia
Silvano
Vicenti, en el centro, asiste a la apertura de la cripta en la Iglesia de la
Santísima Anunciación, en Florencia. / STEFANO RELLANDINI (REUTERS)
Entre un concierto y una exposición, la página digital de la Provincia de Florencia
anuncia el evento más esperado del día con titulares rojos: “Mona Lisa, la
palabra del ADN. Los investigadores buscan los restos mortales de Lisa
Gherardini, la modelo de Leonardo da Vinci”. El equipo que desde la primavera
de 2011 intenta averiguar a quién perteneció la enigmática sonrisa que el
artista pintó a principios del siglo XVI, ha exhumado en la iglesia de la Santísima
Anunciación los huesos de los hijos de la muchacha, Bartolomeo y Piero,
conservados en la tumba del marido, Francesco del Giocondo.
La cita es frente a una fachada de apacible equilibrio renacentista,
encerrada entre el soportal de los Inocentes, antiguo hospital infantil, y su
gemelo al otro lado de la plaza. Allí espera Silvano Vinceti, presidente del
comité para la conservación de los bienes culturales, una sociedad privada bajo
un nombre que parece público. Se asemeja a un duende de cuerpo nervioso y ojos
que saltan, es el gran maestro de este ejercicio de necrofilia colectiva.
Alarga los brazos, saluda con ceremonias, y hace partícipes a los presentes de
su emoción a base de gritos. Solo cabe preguntarse cómo aguanta tanto
entusiasmo un cuerpo tan frágil.
Visitantes
al museo del Louvre fotografían 'La Gioconda'.
Un enjambre multilingüe de periodistas se apelotona frente a la
iglesia y se coloca sin rechistar la mascarilla blanca y el gorro verde. Los
turistas se atropellan ante la improbable reunión de cirujanos en una iglesia
monumental, disparan fotos y risitas. La caravana se traslada al interior y se
cuela detrás del altar mayor, para alcanzar la capilla de los Mártires. “Ningún
peligro, todo en orden: son periodistas que vienen a ver los huesos de los
hijos de la Gioconda”, dice con voz tranquila el cura, en un intento no muy
logrado de aclarar las ideas de las ancianas que asisten a la misa. “Estas
protecciones son necesarias para evitar contaminar el ADN de la cripta”,
explica un colaborador de Vinceti.
Según la teoría más popular, fue Gherardini —una aristócrata de
Florencia y esposa del rico comerciante de seda Francesco del Giocondo— la
misteriosa modelo que posó para Leonardo da Vinci. O al menos, al principio,
alrededor de 1500, porque el pintor siguió durante 15 años retocándola y no se
separó de su obra. Tanta excepcional dedicación contribuye a alimentar el
incombustible enigma de una sonrisa apenas esbozada.
Dos
arqueólogos trabajan en la cripta de la familia florentina de Lisa Gherardini
del Giocondo. / MAURIZIO DEGL' INNOCENTI (EFE)
La exhumación de sus descendientes llegó precisamente el día en que
Italia pidió a Francia el préstamo durante unas semanas de la obra expuesta en
el Louvre. La petición se funda en que el 21 de agosto se conmemora el
centenario del hallazgo de la pintura en Florencia en 1913, tras su
rocambolesco robo a manos de Vicenzo Peruggia el 21 de agosto de dos años
antes.
Pese a que la respuesta de Francia es previsible (y recurrente, ya
denegaron el préstamo hace dos años, cuando el centenario se refería al robo y
no a la restitución), este acto es la etapa clave de una investigación
mantenida desde hace más de dos años. Documentos polvorientos y
antiguos registros eclesiásticos cuentan que doña Lisa Gherardini ingresó en el
convento de Santa Úrsula de Florencia después de la muerte de su esposo y de
los dos hijos, y que vivió allí hasta fallecer en julio de 1542. “Nuestro
trabajo arqueológico se centró inicialmente en aquella pequeña iglesia, que se
encuentra en el territorio del convento”, argumenta Vinceti, extendiendo el
brazo como para subrayar la cercanía entre los dos lugares, dentro del pequeño
casco antiguo de la ciudad. “Los archivos del convento mencionan en detalle
varios sitios de entierro destinados a particulares. Tumbas que no pertenecían
a los franciscanos, sino a otras personas. Decidimos probar”. Un año y medio de
excavaciones más tarde, llegó por fin el esperado hallazgo: “Recuperamos ocho
esqueletos de cuatro criptas. Seleccionamos tres que pueden pertenecer a una
mujer sepultada en torno a la edad de 63 años. Los mandamos a la Universidad
del Salento, en el Sur de Italia, donde hay un taller especializado en pruebas
de datación del carbono 14, un examen que nos permitirá establecer qué
esqueleto data de la época de la muerte de la mujer”, cuenta el investigador.
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/09/actualidad/1376066079_788422.html
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