Joyce DiDonato, mezzosoprano, Carrie-Ann Matheson,
piano. Festival de Verano, Teatro
Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, 6 de agosto, 2020
Programa
G. Mahler Rückert-Lieder (3)
Ich bin der Welt
abhanden gekommen
Ich atmet’ einen
linden Duft
Liebst du um Schönheit
W.A. Mozart Le nozze di Figaro
Voi che sapete che cosa è amor
Giunse alfin il momento – Deh vieni, non tardar
P. Luna El niño
judío
De España vengo
A. Hasse Marc’Antonio e
Cleopatra
Morte col fiero aspetto
G.F. Haendel Giulio Cesare
É pur così in un giorno… Piangerò la sorte mia
E. Granados Tonadillas en estilo
antiguo (3)
La maja dolorosa I
(Oh! muerte cruel…)
La maja dolorosa II
(¡Ay, majo de mi vida…!)
La maja dolorosa III
(De aquel majo amante…)
L. Bernstein Greeting
G. Scheer Lean away
Tradicional Shenandoah
H. Arlen Somewhere over
the rainbow
Joyce DiDonato, una de las grandes
artistas de su cuerda en la actualidad, canta y además se compromete con la
realidad. Recuerdo como si fuera ahora, su cercanía y la de la monja que
acompañaba a los condenados del corredor de la muerte norteamericano, cuando
estrenaron en el Teatro Real de Madrid, Dead Man Walking y se ofreció un
generoso encuentro para la prensa. Eran
otros tiempos, esos.
Ahora se imponen otras maneras.. De recogimiento, de seguridad, de
miedo sanitario y prevenciones de todo tipo para acudir a una función de teatro
reducida, controladísima, vigilada. Aun así, valió la pena acudir a escuchar
con unas temperaturas cercanas a los 40 grados, a Joyce DiDonato, nacida el 13
de febrero de 1969 en Prairie Village, Kansas, (Estados Unidos), que declara
sin ambages, "Las próximas
elecciones en EEUU son la batalla de nuestra vida".
De soltera Flaherty, es una mezzosoprano de coloratura especializada en roles de Mozart, Handel y
Rossini, considerada sucesora de sus compatriotas Frederica von Stade y Susan
Graham. Ganó, entre muchos otros, el Premio Beverly Sills en 2007, establecido
en memoria de la soprano homónima.
DiDonato apareció en conciertos con la Filarmónica de Nueva York,
la Sinfónica de Kansas City y la Metropolitan Opera Orchestra, la última de las
cuales bajo la batuta de James Levine. Viajó a Europa y los Estados Unidos con
Les Talens Lyriques con los que da conciertos de las arias de Haendel,
incluyendo actuaciones en el Wigmore Hall y el festival de ópera Rossini.
Europa como despliegue geográfico, parece suyo.
En 2012 emprendió una exitosa gira sudamericana, presentándose en
importantes escenarios como el Teatro Colón de Buenos Aires (al cual retornó en
otras 3 oportunidades) y el Teatro Municipal de Santiago de Chile.
Funciones en los mejores coliseos del mundo, diferentes roles,
conciertos con piano, Camille Claudel: Into the Fire, además en 2014 impartió
una clase magistral en la Escuela Guildhall de música y drama. Al año siguiente,
la mezzo soprano se presentó en el Stonewall Inn para homenajear a las víctimas
de crímenes de odio anti-gay.
Casada en segundas nupcias con el director orquestal Leonardo
Vordoni, mantiene su primer apellido
como nombre artístico y vive en Kansas City (Misuri), aunque reside largas
estancias en Barcelona, donde coincidió, desgraciadamente con la pandemia
mundial del coronavirus.
Vuelve en esta oportunidad con dos recitales en España, en El
Escorial y el Festival de Santander con un programa y un mensaje para el
público, de espíritu y voluntad terapéuticos. DiDonato canta por la paz,
defiende enconadamente las causas humanitarias que considera justas y
abandonadas y en esta ocasión se dirigió en El festival de Verano a la
concurrencia presente en la sala, luego de su presentación mahleriana y antes
de sus canciones de la zona de confort en inglés. Sus palabras fueron de ánimo,
de esperanza, de amor y de futuro, sentidas en profundidad desde dentro y hacia
la audiencia. Para ella, destacó, en los momentos de aislamiento y enfermedad
circundantes, la música fue un apoyo y un consuelo. Y también un desafío.
Tiene pensada una segunda gira, en invierno, para presentar: 'My
favorite things' (junto a Il Pomo d'Oro) y su disco 'Songplay', entre el jazz y
el barroco.
DiDonato toma claramente partido por un gobierno demócrata surgido
de las próximas elecciones de noviembre, y tampoco rehúsa hacer declaraciones
sobre Plácido Domingo, enmarcadas siempre dentro del ámbito legal, mientras
apoya también la causa de los refugiados menores en Grecia, se manifiesta contra
cualquier forma de racismo, y enarbola una concepción y convencimiento moral y solidario
de la vida como una ofrenda y un derecho para todos.
En El Escorial y más tarde en Santander, la acompaña la pianista Carrie- Ann Matheson, con un repertorio
similar de obras de Haydn, Granados, Mozart, Bellini, Rossini e incluso Somewhere
over the rainbow (de “El mago de Hoz”) —con
flexibilidad y largueza en la elección y combinación de su repertorio.
El recital comenzó con tres pasajes de Mahler, siendo el primero toda una declaración de principios, “Ich bin der welt abhanden gekommen” (“He abandonado el mundo”), seguido de otros dos, que le permitieron un aterrizaje dulce y relajado sobre el escenario, para tomarle el pulso a la sala y a los presentes, en un susurro, un tenue quasi sotto voce.
La mezzo norteamericana tiene un registro amplio, generosos graves,
un centro fácil y relajado y buenos agudos. La musicalidad y su expresividad,
invaden cualquier pieza de su repertorio. Sabe cantar y compartirlo, su escuela
es sólida y soporta cambios de estilos y agilidades, que también las hubo en
esta noche escurialense.
A sus “Voi che sapete…” y “... Deh, vieni, non tardar” mozartianos
les faltó seducción y algo de picardía y pimienta, pero es necesario recordar
que todo el planteamiento del programa ofrecido por la mezzosoprano en esta
ocasión, tenía el ropaje de un medio luto, o de un luto aliviado, opaco y
agrisado, dadas las circunstancias personales y sociosanitarias del país donde
pasó los momentos más complicados (que continúan todavía) de la pandemia.
Con “De España vengo” de El niño judío de Luna, pareció romperse el
maleficio y su voz y su interpretación se ajustaron un poco a esta declaración
feliz de identidad hispana conocida por todos.
Haëndel dio pie nuevamente para una interpretación contenida y
lírica y Granados fue otro regalo al público español, que se comportó como un
metrónomo, respirando al unísono, sin moverse. Difícil de seguir la dicción hispana, salvo la de La canción del árbol del olvido, en un español de Buenos Aires, como diría Borges, muy comprensible.
Las canciones inglesas, muy sentidas, por suyas, la de Sheer a cappella y también melancólicas, a pesar de la fluidez y frescura natural de DiDonato, envuelta en un vestido floreado en tonos pastel, largo y que le dejaba los enérgicos brazos al aire.
Silencio absoluto durante el recital, no como en otros tiempos, alfombrado de toses y carraspeos, cuando no de teléfonos móviles reincidentes. Apenas algún murmullo extemporáneo interrumpió el desarrollo sedoso de la velada.
Las canciones inglesas, muy sentidas, por suyas, la de Sheer a cappella y también melancólicas, a pesar de la fluidez y frescura natural de DiDonato, envuelta en un vestido floreado en tonos pastel, largo y que le dejaba los enérgicos brazos al aire.
Silencio absoluto durante el recital, no como en otros tiempos, alfombrado de toses y carraspeos, cuando no de teléfonos móviles reincidentes. Apenas algún murmullo extemporáneo interrumpió el desarrollo sedoso de la velada.
Dos “encore” muy apropiados, la “Canzonetta spagnuola”, de Rossini,
que también suele ofrecer Cecilia Bartoli y “La canción del árbol del olvido”,
una milonga del compositor argentino Alberto Ginastera.
Carrie-Ann Matheson,
la acompañante al
piano de Joyce DiDonato, es además directora, coach vocal y consultora
canadiense. Fue contratada en 2014 por el director musical Fabio Luisi como experta
en la Opernhaus Zürich. Colaboró con directores famosos como James Levine,
Fabio Luisi, Daniel Barenboim, Yannick Nezet-Seguin y Gianandrea Noseda. Se
interesa muy especialmente en el desarrollo de jóvenes cantantes y pianistas.
Como instrumentista acompañante en recitales, Carrie-Ann Matheson ha
seguido a cantantes de primera fila, como Rolando Villazón, Benjamin Bernheim,
Piotr Beczala, Jonas Kaufmann, la propia Joyce DiDonato, Susan Graham, Barbara
Bonney o Marilyn Horne.
Enmarcó con estilo y sensibilidad, buena digitación y hábil mano izquierda (en sentido literal), el repertorio de DiDonato, con las notas nítidas que salían del portentoso Steinway con facilidad.
Enmarcó con estilo y sensibilidad, buena digitación y hábil mano izquierda (en sentido literal), el repertorio de DiDonato, con las notas nítidas que salían del portentoso Steinway con facilidad.
Nadie sabe qué pasará cuando llegue el otoño en nuestra
cotidianeidad habitual, si podremos ir a trabajar, a estudiar, a pasear, a
charlar con amigos con libertad y por supuesto, si continuarán los teatros de
ópera y otros actos culturales que tanto echamos de menos, que se arriesgan
entre grandes medidas de seguridad y control, como el Teatro Real con La
Traviata de julio o el Auditorio de El Escorial, en Madrid, con su bien cumplido y representado Festival de
Verano 2020.
Que quede para la historia este como la primera mitad de un año
oscuro para el mundo. Que consigamos trasluchar y poner proa a un horizonte
mejor, construido en base al esfuerzo y la colaboración de todos. Infinitas
gracias siempre Joyce DiDonato y organizadores por los vuestros.
Alicia Perris
Foto del recital, Julio Serrano
Foto del recital, Julio Serrano
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