Teatro Real, Madrid. Javier Camarena, tenor. Ángel Rodríguez, piano. 13 de noviembre de
2019
PROGRAMA MUSICAL
Vittoria, mio core! (1653)
G. Carissimi (1605-1674)
Caro mio ben (1783)
Tommaso Giordani C.1730-1806)
Per la gloria d’adorarvi..., Griselda (1722)
G. B. Bononcini (1670-1747)
Malinconia, Ninfa gentile... (1820)
V. Bellini (1801-1834)
L’ora del ritrovo (aprox. 1824)
G. Donizetti (1797-1848)
La danza (1835)
G. Rossini (1792-1868)
S’ella m’è ognor fedele... Qual sarà mai la gioia..., Ricciardo e Zoraide
(1818)
Una furtiva lagrima, L’elisir d’amore (1832)
G. Donizetti
Nel furor delle tempeste... Per te di vane lagrime..., Il pirata (1827)
V. Bellini
Intermezzo, Las bodas de Luis Alonso (1923), Angel Rodríguez, piano
G. Giménez (1854-1923)
Mujer de los negros
ojos, El huésped del Sevillano (1926)
J. Guerrero
Flor roja, Los
gavilanes (1923)
J. Guerrero (1895-1951)
No puede ser, La tabernera del puerto (1936.
P. Sorozábal (1897-1988)
¡Te quiero, morena!, El trust de los tenorios (1910)
J. Serrano (1873-1941)
Una nueva oportunidad para disfrutar de la maestría en el canto del
tenor ligero mexicano Javier Camarena, esta Gala Íntima, en el Teatro Real, que
ya deleitó al público con una única actuación en L´Elisir d´amore de Donizetti
y en pocos días, Il Pirata, de Bellini,
que se estrena el 30 de noviembre. Esta noche, bel canto, música española y mexicana. Se sugería a los asistentes, traje oscuro para los señores y vestidos largos para ellas.
Todo lo recaudado irá destinado a un programa social del que forma
parte El Real Junior, Universidad a Escena y el Aula Social de la Fundación
ANAR, además de a la Fundación de Síndrome de Down Madrid, Federación Autismo
Madrid, Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, Fundación Víctimas
del Terrorismo (niños), Acción Social por la Música y Ayuda en Acción.
No podía faltar el acervo español de la zarzuela en el recital, por
lo que Camarena interpretó "Mujer de los negros ojos", y como bises
"Flor roja", "No puede ser" y "Te quiero,
morena!", con el público con acompañamiento de palmas, ya anunciadas en el
programa facilitado por el Teatro. El cantante está celebrando quince años de
carrera y dedica parte de su tiempo a apoyar y colaborar con otros proyectos
solidarios.
El tenor correspondió a la lluvia de aplausos con otras tres
“encore”, "Malagueña", recibida con delirio por los presentes,
entregados, fascinados con el fiato oceánico, los apianado, los susurros y los
electrizantes agudos, con "Siboney" y la ranchera "El
rey", con la que terminó la velada musical, continuada, más "en privado",
con una cena para 417 comensales con un coste de mil euros. (No es necesario
entrar en más detalles técnicos sobre su instrumento vocal y sus agilidades y
maravillas, porque ya lo hacen sobradamente y muy bien, otros colegas de prensa
especializada).
La gran voz mexicana de la lírica a quien le encanta escuchar otros
repertorios, va deslizándose con gracia y naturalidad hacia un registro más
lírico, conservando los increíbles sonidos en el registro agudo que lo hicieron
tan conocido y provocador de bises en la sala lírica de la capital.
A la entrada del coliseo madrileño, los paparazzi hacían guardia y
no parece que salieran defraudados. Ante ellos fueron desfilando, en un
improvisado (o no tanto) photocall, políticos recientes o con más trayectoria
pública como Andrea Levy, Manuel Valls, Aznar y esposa, socialites como Isabel
Preysler escoltada por el Premio Nobel Mario Vargas Llosa. Hubo también presentadores de la televisión, cantantes habituales del
Real, poca prensa y otros enamorados del bel canto y de la sabiduría vocal
escénica y la evidente habilidad para conectar con la audiencia de la que hace
gala el tenor de Xalapa.
El pianista, Ángel Rodríguez, acompañó adecuadamente al cantante, y
tuvo su momento para lucirse en solitario con el Intermezzo de Las bodas de Luis Alonso, de
Gerónimo Giménez. Con efusividad y brío, emocionado y exigido.
De origen cubano y radicado en México, este pianista y compositor
estudió piano con Gonzalo Gutiérrez, dirección de orquesta con Gonzalo Romeu y
repertorio vocal con Enrique Jaso y Kamal Khan. A lo largo de sus más de tres
décadas de carrera ha sido pianista de Ramón Vargas, Rolando Villazón, Javier
Camarena, Nadine Sierra, Joseph Calleja, Pretty Yende, Verónica Villarroel,
Ailyn Pérez, Alfredo Daza, Kate Lindsey, Arturo Chacón y José Bros, con quienes
ha actuado en espacios como el Palacio de Bellas Artes de México, el Teatro
Real de Madrid, las Termas de Caracalla en Roma, la Konzerthaus de Berlín, el
Kennedy Center de Washington, el Harris Theater de Chicago, la Opernhaus de
Zúrich y los Rosenblatt Recitals de Londres. Como pianista de la Ópera de Cuba y
de la Ópera de Bellas Artes, ha trabajado con Plácido Domingo, Luciano
Pavarotti y Anna Netrebko.
En su visita a Madrid hace dos años, para cantar en el Teatro de La
Zarzuela, le pregunté al cantante en una entrevista exclusiva, “¿Cómo se pasa
del repertorio lírico a la canción popular italiana, por ejemplo? Recuerdo “La
danza” de Rossini, que cantas, o la música hispanoamericana o mexicana…”, a lo que Camarena respondió, “En lo que
respecta a la canción italiana no hay tantas diferencias, puedo recordar las
canciones de Tosti, pero hablando del bolero, de la música ranchera, creo que
hay que respetar un poco el estilo y la forma de cantar en cada uno de estos
géneros.
A mí me encanta cantar boleros y cuando lo hago no es como si
estuviera en un aria de ópera, porque pierde su esencia. Con una ranchera pongo
la voz impostada y todo, pero hay inflexiones del estilo de la canción de
mariachis, que no puedo quitar, porque cambiaría su idiosincrasia”
Cuando le pregunté cómo es como artista, me contestó, “Honesto y
sincero. Me gusta ser así en todo lo que hago. El entregar mi canto tan limpio
como sea posible, sin grandes manierismos, sin pasiones falsas. Lo que siento
lo siento de verdad y trato de expresarlo también de acuerdo con lo que está
escrito en la partitura. Sin imponer”.
Y sobre las influencias recibidas a lo largo de su carrera explicó,
“Mis influencias son Pavarotti y el maestro Francisco Araiza, sobre todo en el
bel canto. En cada uno hay algo importante que aprender, la elegancia, la
sobriedad y la técnica impecable de Kraus, de Pavarotti el corazón, su
sinceridad y entrega. Del maestro Araiza, uno de los grandes tenores
mozartianos de su tiempo, qué decir, sigue siendo mi maestro hasta la fecha. Se
percibe cuando el cantante se desnuda y entrega algo más que la voz”.
Y luego, ante la pregunta de “¿Qué espera de la vida Javier
Camarena?, agregó:
“¿Qué espero? Espero poder vivirla. Hoy día la música es mi profesión pero quiero trabajar para vivir y no al revés, a pesar de que es una profesión hermosísima y disfruto mucho cantando. Pero quiero en un futuro ser recordado no solo como cantante, quiero que me recuerden bien mi familia, mis hijos, no solo como cantante sino también como persona. Y espero vivir la vida al máximo y morirme satisfecho de haber aportado y aprovechado cada segundo, y vivirla intensamente”.
“¿Qué espero? Espero poder vivirla. Hoy día la música es mi profesión pero quiero trabajar para vivir y no al revés, a pesar de que es una profesión hermosísima y disfruto mucho cantando. Pero quiero en un futuro ser recordado no solo como cantante, quiero que me recuerden bien mi familia, mis hijos, no solo como cantante sino también como persona. Y espero vivir la vida al máximo y morirme satisfecho de haber aportado y aprovechado cada segundo, y vivirla intensamente”.
Todo esto lo podría haber comentado cantando Javier Camarena, y así
lo hizo, con sutileza, con elegancia, y el público del Teatro Real, que lo
comprendió, en otra velada memorable, se rindió de nuevo a sus pies. In
belleza.
Texto y foto inferior, Alicia Perris
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