viernes, 1 de noviembre de 2019

ESTRENO EN MADRID, 1 DE NOVIEMBRE. ENTREVISTA AL CÓMICO ITALIANO LEO BASSI, QUE NOS RECUERDA EL IMPERATIVO DE ESTAR VIVOS Y CONSCIENTES EN "YO, MUSSOLINI"


Como recoge la eficacísima periodista (y más) María Díaz, en su función de enlace y encargada de representar el espectáculo "Yo, Mussolini", se trata de una obra provocadora y divertida, concebida e interpretada por Leo Bassi, pensada para generar optimismo y dar al público que sale del teatro ganas de resistir, o mejor: ¡risistir! con inteligencia a la intolerancia. Mezclando el chiste y la provocación con una reflexión profunda sobre la manipulación política, propone la risa y el pensamiento positivo como antídoto contra el fascismo.

Sala Mirador

Del 1 de noviembre al 1 de diciembre de 2019
Viernes, sábados a las 20.00h
y domingos a las 19.30h.
Jueves 28 de noviembre a las 20.00h

Dramaturgia, dirección e interpretación.
Leo Bassi

Producción:
Compañía Leo Bassi

«Si vuelve el fascismo hay que dejarlo en manos de verdaderos profesionales…»
El auge de la vieja ideología fascista en el día de hoy, en muchos países, es un desafío directo a mi alma de Bufón irreverente. Sentí una necesidad visceral de buscar las contradicciones en su retórica y divertirme con las consecuencias. Así fue cómo me surgió la idea de encarnar el personaje más emblemático del fascismo: Benito Mussolini.

Sinceramente, hace ya años que deseaba secretamente ser «Il Duce». Compartíamos tanto una cierta similitud física como un auténtico talento innato para el histrionismo. Sin embargo, cuando me puse el uniforme y las botas, fue mágico. Me sentí totalmente a gusto e inmediatamente anhelaba gobernar un imperio y tener una multitud en delirio con cada uno de mis discursos.
 Pasé días mirando decenas de los vídeos de sus mítines, buscando la más menor de sus idiosincrasias para calarme en el papel, pero, con el tiempo, esta dimensión teatral acabó en segundo plano. Empecé a fijarme en las circunstancias de sus discursos, en la gente que estaba en los balcones, mientras arengaba las follas. En el papel de la Iglesia, de los grandes industrialistas, de los publicistas, de los artistas de talento que trabajaban la nueva estética fascista, quienes fomentaron el apoyo masivo del pueblo italiano.

Esta idea de Mussolini era solo un payaso, una diversión sin importancia en el flujo de la historia era un concepto demasiado fácil. Mussolini y su partido fascista, igual que los Nazis de su alumno pródigo Hitler en Alemania, fueron creados integralmente por una elite que tenía una tarea muy definida: Impedir la contaminación de las clases obreras europeas y EEUU por la onda revolucionaria bolchevique.

El cinismo de este Poder fue sin límites y consiguieron evadir sus responsabilidades después de la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial, fabricando el mito de que toda la culpa era de líderes malvados y locos.

Intuí que narrar esta historia era más importante que las gesticulaciones y las caras de Mussolini en sus discursos.

Con el tiempo fui adentrándome en la narración, y descubrí una cantidad impresionante de información hoy en día olvidada o voluntariamente ocultada acerca del caudillo italiano.

Quedé fascinado al descubrir los siguientes hechos tan inesperados:
Que a pesar de su origen humilde y provincial hablase un perfecto alemán, francés e inglés; Que fuese nombrado «Man of the year» por la revista TIME de EEUU en 1936; Que fue amigo íntimo de Walt Disney. Que contase durante unos años con el apoyo entusiasta de Churchill o estuviese hasta el 1938 ayudando a la creación del Estado de Israel; Que fuese cocainómano y pensase que Hitler… ¡era gay!

Tales hallazgos no hicieron más que aumentar mi voluntad de superar el lado anecdótico del personaje y tocar el verdadero fascismo.

Creo que «Yo, Mussolini» es una obra muy completa y puede tocar el público profundamente. Quizás el punto más importante es mostrar como el fascismo fue concebido por el Poder como medio de manipulación de la opinión publica utilizando el miedo como arma. Desde los uniformes militares, el insulto como lenguaje, la glorificación de la ignorancia o la amenaza de la violencia física, nada es fruto del azar: Hay une estrategia atrás creada para asustar y, así, dominar.

«Yo, Mussolini» mezcla el chiste y la provocación fácil con una reflexión profunda sobre la manipulación política, un ejercicio artístico que toca la esencia del Arte bufonesco. Es una obra provocadora y divertida, pensada para generar optimismo y dar al público que sale del Teatro ganas de resistir o mejor: «¡Risistir!» con inteligencia a la intolerancia.

Al final, el mejor antídoto contra el fascismo es la risa y el pensamiento positivo. Sin su capacidad de generar miedo, el totalitarismo se queda en nada.
Palabra de Bufón.
Leo Bassi"

Algunos datos de su biografía, generalmente aceptados y difundidos (Wikipedia)


Leo Bassi


Leo Bassi
Leo-Bassi.JPG
Información personal
Nacimiento1952 Ver y modificar los datos en Wikidata
Nueva York (Estados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadFrancesa Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
OcupaciónComediante, actor de cine y payaso Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activodesde 1959
GénerosClownery, pantomima y performance Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones
Web
Sitio web
Bassi (Nueva York1952) es un actor y cómico italiano.
Se caracteriza por un estilo provocador con críticas a la derecha política o la religión (especialmente a la Iglesia católica). Bassi se autodefine como bufón. Ha trabajado como actor en obras teatrales y películas, como presentador de eventos, y también ha intervenido en televisión (por ejemplo, en los programas de televisión españoles Crónicas Marcianas y El Hormiguero). Aparte de los espectáculos teatrales creados por él, organiza performances y actos teatralizados destinados a denunciar hechos políticos y culturales desde un enfoque cómico, como el Bassibus o el Belén de Lavapiés.1​ Da también charlas y conferencias sobre los temas que defiende o denuncia.

    Más sobre Leo Bassi


    Leo Bassi en La RevelaciónProcede de una familia italiana e inglesa dedicada desde 1840, durante seis generaciones, a la actividad circense. Un antepasado suyo luchó al lado de Garibaldi y creó uno de los primeros circos modernos de la Toscana. El abuelo británico de Leo Bassi, Jimmy Wheeler,2​ era una de las estrellas del London Palladium y fue uno de los pioneros de la comedia en televisión, en los primeros años de la BBC. El padre de Leo Bassi, Leo Bassi senior, era un renombrado malabarista que trabajó en los Estados Unidos (donde nació Leo en 1952) con artistas como Groucho MarxLouis Armstrong y Ed Sullivan.3
    Debutó en el circo a los 7 años en Australia, donde sus padres realizaban un road-show (espectáculo ambulante) llamado Sorlie´s, una versión "cutre", según sus palabras, de Aladino y la lámpara maravillosa. Pasó los 10 años siguientes recorriendo el mundo y se especializó en malabarismo, especialidad con la que se unió al trío familiar, el Trío Bassi, formado por su padre y su tía. A los 23-24 años, abandonó el espectáculo familiar para desarrollar su carrera en solitario como actor cómico, con un espectáculo callejero ecléctico llamado El circo más pequeño del mundo, con el que viajará por el mundo durante 5 años. Desde entonces ha desarrollado su trabajo como actor, payaso, animador y agitador cultural, desde el Off Broadway hasta eventos al aire libre, inauguraciones, convenciones, en teatros y televisiones.3​ Ha creado también numerosos espectáculos teatrales en los que actúa en solitario. Entre ellos, la obra La revelación, estrenada en 2005 y que él mismo califica de "homenaje al laicismo", provocó violentas reacciones por parte 
    de grupos ultracatólicos españoles.

    LA ENTREVISTA  por Alicia Perris
    Una ocasión como esta, la de entrevistar a una persona y un personaje como Leo Bassi, tan plural y rico, inteligente y captor de todas las esencias y vibraciones sociales y políticas, es única. Un raro privilegio. Bassi se deja entrevistar, no marca los ritmos pero sabe cómo escuchar y cuándo contestar, oficio raro y poco frecuente en que los entrevistados habitualmente hablan demasiado, no atienden o se reservan el corazón de su corazón y su mente para ellos, convirtiendo el encuentro en un ejercicio sin propósito e inane. Infértil.

    Un día antes de su estreno, por momentos con su traje de faena actoral, el de Mussolini, a ratos de paisano, con una chaqueta marrón, atildado pero masculino y elegante, sin excesos, conversa sentado en la barra del amigable bar de la Sala Mirador, refugio conocido para las clases de teatro, durante décadas, de Cristina Rota y su troupe.


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