Y AHORA EN EL MUSEO DEL PRADO DE MADRID. La muestra, hasta el 16 de febrero de 2020, fue una propuesta, hace un par de años, del museo al viñetista de EL PAÍS, que dedicó las mañanas de los miércoles a pasear por sus salas. "Tomé apuntes, buscaba obras satíricas pero vi que podía quedar algo muy heterogéneo, hasta que llegué a Goya", ha añadido el premio Nacional de Ilustración en 2012. El Perro semihundido es visto por El Roto con el rostro de Goofy; Saturno no devora a sus hijos, sino salchichas; y la superchería de la religión, con brujas, condenados o penitentes, también es reinterpretada por el humorista gráfico. "No se trata de copias, sino de la reverberación de un terremoto lejano, es el vestigio de su inmenso talento". Con motivo de esta exposición, la editorial Reservoir Books y El Prado han editado un libro que suma 15 dibujos más y dos textos del autor y del comisario de la muestra, José Manuel Matilla.
Acostumbrado, a diario en este periódico, a decir mucho con un dibujo y una frase, El Roto no le da muchas vueltas a cómo ha sido ese camino por las huellas de Goya. "No soy muy de pensar, no me planteaba cómo hacerlo... miraba sus obras y lo he trasladado". Eso sí, hizo un inciso para hablar de una de sus aguadas, sobre la tauromaquia, en la que un torero se dispone a matar a una mosca gigante. "No sé cómo puede celebrarse una corrida que se llama goyesca [en Ronda, Málaga, a comienzos de cada septiembre]. No creo que se le haya pedido permiso para ello a Goya".
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