domingo, 10 de noviembre de 2019

JAVIER CAMARENA VOLVIÓ CON L´ELISIR D´AMORE AL TEATRO REAL CON OTRO BIS, COMO SI FUERA OTRO PAN DEBAJO DEL BRAZO

Elisir d´amore. Melodramma giocoso en dos actos. Música de Gaetano Donizetti (1797-1848). Libreto de Felice Romani. Basado en el libreto de Eugène Scribe para la ópera Le Philtre (1831) de Daniel-François-Esprit Auber. Estrenada en el Teatro Cannobiana, Milán, 12 de mayo de 1832 y en el Teatro Real, el4 de enero de 1851.
Producción del Teatro Real, en co-producción con el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia.

Esta ópera de Gaetano Donizetti regresa al Teatro Real, en la versión creada por Damiano Michieletto con su producción original, transfiriendo la acción de esta ópera a una playa popular llena de vacacionistas de verano. Transforma el "Elixir" del libreto original, un vino de Burdeos ofrecido como poción mágica, en una bebida energizante.

Se dice que una de las arias de esta ópera "Una furtiva lágrima" está considerada entre las composiciones y melodías más conocidas por los melómanos. En esta ocasión, se presentan dos repartos destacados, teniendo como protagonista en única función el 9 de noviembre a Javier Camarena, el tenor lírico de Xalapa (Mexico).

Equipo Artístico
Director Musical I Gianluca Capuano
Director de Escena I Damiano Michieletto
Escenógrafo I Paolo Fantin
Figurinista I Silvia Aymonino
Iluminador I Alessandro Carletti
Director del Coro I Andrés Máspero

Reparto
Adina, Sabina Puértolas
Nemorino, Javier Camarena
Belcore, Borja Quiza
Dulcamara, Adrian Sâmpetrean
Giannetta, Adriana González
Actores y actores niños
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Edición musical, Ediciones Ricordi S.R.L. Milano.


Toda la prensa musical acreditada al Teatro Real, se manifestó con un solo aliento, a la hora de correr a los ordenadores, el día siguiente a la función del tenor mexicano, 10 de noviembre, a primera hora de la mañana, para publicar cuanto antes, la noticia del día: aparte de la repetición de unas elecciones generales en España, el nuevo bis de Javier Camarena, ahora en Una furtiva lagrima, del Elisir de Donizetti. Javier Camarena debutó en el Teatro en 2014 con La fille du régiment, del mismo compositor, ofreciendo al público noches gloriosas con sus históricos bises en el aria ‘Ah! mes amis, quel jour de fête!’ y en el sexteto de Lucia di Lammermoor, en 2018. Y ahora reitera su esfuerzo, a pesar de que no se encuentra en sus habituales condiciones óptimas de canto, según ha manifestado, debido a algunos problemas de alergia.

No pudo sin embargo resistirse a la ovación de 4 minutos por parte de un público que llenaba al completo el coliseo madrileño y repitió el famosísimo pasaje, seguido del duetto compartido con la soprano Sabina Puértolas, por el que también fueron vivamente vitoreados.

Camarena goza de un instrumento delicado y pulido como un cristal, repleto de matices, pero a diferencia de aquellos elementos inorgánicos deslumbrantes, está  dotado de una enorme vida: afinación extrema, fiato generoso, gusto y musicalidad, fraseo impecable y una facilidad en la emisión que deslumbra. Conecta con el público y sus compañeros de reparto porque se implica, se emociona y lo entrega todo en cada actuación. Es uno de los grandes de estos tiempos, junto al peruano Juan Diego Flórez.


Sería injusto dedicar alabanzas ditirámbicas exclusivamente al tenor, porque tuvo un elenco con quien compartir éxitos. Excelente presencia escénica de los otros protagonistas y adaptación como un guante a una escenografía y producción reconocible en cada playa de esta época, pero difícil de manejar mientras se canta. Un escenario lleno de objetos en movimiento y los personajes en danza constante. No apto para psicomotricidades y gargantas frágiles o dubitativas.

Sabina Púertolas fue una Adina pícara, a la altura de lo que pide un rol encarnando un temperamento superficial, que vive como vive, y se deja llevar por amores y pasatiempos de un día. Su voz estuvo a la altura, como la de sus galanes, un Belcore representado por Borja Quiza, barítono lírico gallego, de sargento conquistador con una ya prometedora trayectoria  y un Dulcamara plástico y elegante, en la actuación y la voz de Adrian Sampetrean, bajo rumano, casi un barítono-bajo, que ganó los concursos Hariclea Darclée y Eugenia Moldoveanu, dando origen a una carrera muy completa hasta hoy.

Muy bien la Giannetta de Adriana González, soprano lírica nacida en Guatemala, que tiene un papel de acompañamiento sin embargo importante por su continuada presencia en escena.
El director musical Gianlucca Capuano hizo una labor adecuada, así como el excelente coro que dirige con holgura y estilo, como siempre,  su director, el argentino Andrés Máspero.

El director Damiano Michieletto hizo una apuesta enorme con su concepción aggiornata de la historia, llenándola de elementos perfectamente ubicables en los territorios donde se pierden, en el periodo estival, millones de gentes buscando la actividad, poco cultural pero divertida, denominada de “sol y playa”. El haber cambiado de un asiento de butaca de patio a una localidad de más arriba, le permitió a esta cronista aprovechar los distintos claroscuros vocales de los cantantes desde otra perspectiva sonora y tener un panorama más completo y global de lo que se desarrollaba en el palcoscenico.


El del regista italiano es un abordaje que podría parecer facilón, pero no exento de algunos riesgos. El público se identifica con lo que ve, se ríe y aplaude las ocurrencias de los participantes en este escenario donde algunos actores tempraneros empiezan a actuar al tiempo que los oyentes van ocupando los asientos del teatro. Si alguien esperaba encontrar un proyecto tradicional y recogido, de salón, para este Elisir, se habrá dado cuenta de que está asistiendo a otro espectáculo.

Ha sido esta la primera intervención de Javier Camarena, al que aguardan, sin prisa pero sin pausa, la Gran Gala del miércoles 13 de noviembre y sus intervenciones en El Pirata, que se estrenará en el mes de diciembre. Por el momento, todo son parabienes y éxitos. Enhorabuena y a seguir disfrutando. Hay que aprovechar una voz como la suya, una excepción, un verdadero regalo.

Alicia Perris

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