EL TEATRO REAL
APUESTA POR EL REGRESO A UNA ÓPERA PRESENCIAL, UNA TRAVIATA QUE HABLA SOBRE LA
ENFERMEDAD, EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS. ENHORABUENA
El maestro Nicola Luisotti, que confesó haber cerrado su última actuación en La Scala el último, siendo ahora el primero en reabrir un coliseo de estas características como el madrileño, conmovió a la prensa convocada, refiriéndose con humanidad y afecto a los duros meses vividos como personas, confiando en que la música haya podido, ahora recobrada en vivo, restañar duelos y soledades. Sus palabras, fueron emocionantes. ¡Bien Maestro!
Para unificar y cohesionar la propuesta dramatúrgica sin un diseño previo de vestuario ni tiempo material para realizarlo, Castaldi ha optado por crear una atmósfera vintage, de mediados del siglo XX, en la que se utilizarán trajes del Teatro y de los propios intérpretes y elementos de atrezzo del mismo período.
En el foso, con su máxima dimensión de 140 m2, estará la orquesta con la plantilla completa de la partitura para interpretación de La traviata: 56 músicos tocarán con mascarilla, atril individual y con 1,5 m. de distancia entre ellos. Los instrumentistas de viento tendrán paneles de metacrilato estratégicamente colocados delante de sus instrumentos. Sobre el escenario tocará la banda interna con 16 profesores.
El día 22 de junio se presentó en rueda de prensa y con
estrictas medidas de seguridad, la versión de la Traviata, adaptada escénica y
musicalmente a la época de la pandemia.
En el escenario, los directores gerente y artístico, el
colaborador de la dirección escénica, el responsable musical y los ocho cantantes
que tienen a cargo en los diferentes elencos, los papeles protagónicos de
Violetta y Alfredo.
Mucho personal de control, mascarillas, gel hidroalcohólico,
felpudos desinfectantes y otras parafernalias ad hoc, porque nada puede dejarse
al azar en esta vuelta al Real, que estrenará el 1 de julio el drama verdiano
con el 50% del aforo ocupado y una lista de invitados a día de hoy desconocida
por quien escribe esta reseña, que suponemos, muy exclusiva y muy reservada. Un
enigma.
El Teatro Real vuelve así a abrir sus puertas al público el
1 de julio con un estricto protocolo de seguridad sanitaria, un intermedio de
40 minutos entre actos, ampliación de lavabos, barras y sitios para descansar
en las pausas operísticas, a fin de que el público esté a la vez, seguro y
confortable y no sea imprescindible darse prisa por los pasillos, o la sala
para recuperar las localidades.
Se han invertido según la gerencia del teatro 340 mil euros
en todas las gestiones inherentes a la seguridad sanitaria y se ampliará
posiblemente la capacidad de acceso a la sala hasta el 75% según fluyan con
normalidad las funciones.
El maestro Nicola Luisotti, que confesó haber cerrado su última actuación en La Scala el último, siendo ahora el primero en reabrir un coliseo de estas características como el madrileño, conmovió a la prensa convocada, refiriéndose con humanidad y afecto a los duros meses vividos como personas, confiando en que la música haya podido, ahora recobrada en vivo, restañar duelos y soledades. Sus palabras, fueron emocionantes. ¡Bien Maestro!
La rueda de prensa fue larga y con muchas preguntas, algunas
reiterativas, por parte de los periodistas acreditados.
Alicia Perris
Información de Prensa
del Teatro Real: “Se ofrecerán 27 funciones de la ópera, entre los días 1 y
29 de julio, con aforo limitado y un complejo y minucioso protocolo de
seguridad sanitaria. Nicola Luisotti, gran experto verdiano y director musical
invitado del Teatro Real, será el encargado de dirigir 21 funciones,
alternándose con Luis Méndez Chávez, que dirigirá 6. Cuatro distintos repartos
(con cinco Violetas) interpretarán los tres papeles protagonistas, secundados
por los demás solistas y acompañados por el Coro y Orquesta Titulares del
Teatro Real.
Leo Castaldi
-asistente de Willy Decker en la producción de La traviata que estaba
inicialmente prevista- es el responsable del concepto escénico de la ópera, que
se presentará en versión de concierto semiescenificada, con elementos de
utilería, sastrería y caracterización del Teatro Real.
En torno a La traviata se han organizado actividades
paralelas en colaboración con la Fundación SGAE, Museo del Romanticismo y Museo
Lázaro Galdiano. La traviata será grabada en una coproducción audiovisual entre
TVE, MOVISTAR y Teatro Real para su emisión en la segunda quincena de julio.
Posteriormente integrará el catálogo de MyOperaPlayer.
La traviata, de Giuseppe Verdi, estaba prevista en la
presente temporada ─con la célebre producción del Festival de Salzburgo dirigida
por Willy Decker─ en dos períodos: del 9 a 24 de mayo (10 funciones) y del 7 al
19 de julio (9 funciones).
Debido al estado de alarma decretado por el Gobierno de
España, que acaba de terminar el fin de semana del 21 de junio, las
representaciones de mayo no han podido realizarse, por lo que el Teatro Real
está intentando reubicar en julio a las personas que habían adquirido sus
entradas para esas fechas. Paralelamente, se recolocará a los espectadores de
las funciones de julio afectados por la restricción del aforo, que será de 869
localidades, en cumplimiento de la normativa de seguridad sanitaria.
De las 19 funciones programadas se ha pasado a 27 con aforo
reducido, que se ofrecerán del 1 al 29 de julio (el 6 y el 20 de julio no habrá
función), con cuatro distintos repartos en la interpretación del trío
protagonista: como Violeta, las sopranos Marina Rebeka, Ruth Iniesta, Ekaterina
Bakanova, Lana Kos y Lisette Oropesa; como Alfredo Germont, los tenores Michael
Fabiano, Ivan Magrì, Matthew Polenzani y Ismael Jordi; y como Giorgio Germont,
los barítonos Artur Rucinski, Nicola Alaimo, Luis Cansino y Javier Franco.
Debido a las restricciones de movilidad provocadas por la
crisis del coronavirus tanto en España como en los diversos países de
procedencia de los cantantes ─que viajaron desde Estados Unidos, Austria,
Croacia, Italia, Letonia, Polonia, etc.─, los ensayos, necesariamente muy
cortos en esta ocasión y producción, han comenzado el 19 de junio con todos los
solistas, con excepción de la soprano Lisette Oropesa, que llegará a Madrid el
13 de julio para participar en las funciones finales de la ópera.
Junto a los solistas actuarán el Coro y Orquesta Titulares
del Teatro Real, bajo la dirección de Nicola Luisotti, que dirigirá su quinto
título verdiano en el Teatro Real ─después de Il trovatore (2007), Rigoletto
(2015), Aida (2018) y Don Carlo (2019)- y que volverá en septiembre con el
sexto, Un ballo in maschera, que inaugurará la próxima temporada.
Así pues, se deduce que esta Traviata que se ofrecerá a lo
largo del mes de julio ya no será la que estaba anunciada, con dirección de
Willy Decker, ya que los cantantes, coro y orquesta deberán adecuarse a las
directrices de seguridad sanitaria vigentes en la actualidad.
Para presentar una versión de la ópera que respete estas
normas y que se pueda realizar con apenas 10 días de ensayos, pruebas de
vestuario y caracterización, el director de escena Leo Castaldi ha ideado una
versión de concierto semiescenificada, como se explicó antes, en colaboración
con el iluminador Carlos Torrijos y el equipo técnico del Teatro Real,
utilizando elementos de atrezzo, vestuario y caracterización procedentes de los
fondos del Teatro.
Partiendo precisamente de la contundencia con la que la
distancia de seguridad se está interponiendo entre nosotros, Leo Castaldi ha
concebido una ‘escenografía’ marcada por un reticulado de cuadrados de 2 por 2
metros dibujados en el suelo y proyectados sobre los muros del escenario,
‘aprisionando’ psicológicamente a los personajes en sus espacios limitados. Los
solistas, que guardarán una distancia mínima de 2 m. entre ellos se moverán en
100 m2, compartiendo el escenario con el coro, que ocupará 260 m2, y con la
banda interna (grupo de 16 músicos que toca en el escenario), que utilizará,
durante su actuación, 60 m2.
Para unificar y cohesionar la propuesta dramatúrgica sin un diseño previo de vestuario ni tiempo material para realizarlo, Castaldi ha optado por crear una atmósfera vintage, de mediados del siglo XX, en la que se utilizarán trajes del Teatro y de los propios intérpretes y elementos de atrezzo del mismo período.
En el foso, con su máxima dimensión de 140 m2, estará la orquesta con la plantilla completa de la partitura para interpretación de La traviata: 56 músicos tocarán con mascarilla, atril individual y con 1,5 m. de distancia entre ellos. Los instrumentistas de viento tendrán paneles de metacrilato estratégicamente colocados delante de sus instrumentos. Sobre el escenario tocará la banda interna con 16 profesores.
Para que los músicos puedan tener jornadas de descanso entre
las 27 funciones, la Orquesta Titular del Teatro Real se desdoblará en dos
tocando cada formación por períodos de 3 días consecutivos.
El Coro Titular del Teatro Real, con 51 cantantes,
interpretará la ópera sobre tarimas, lo que permitirá la optimización del
sonido, pese a la distancia de seguridad de 2 m. entre sus miembros. Ocuparán
un área de 260 m2, con aproximadamente 24 m. de ancho por 11 m. de fondo.
La Traviata se presentará en el Teatro Real en el contexto singular
que todos estamos viviendo. Hay que insistir en que la obra se presentará con
menos ensayos de los normales y con una propuesta escénica diseñada para
adaptarse a las circunstancias. Todo el equipo del Teatro Real, así como los
artistas y el Coro y Orquesta Titulares, asumen el reto con un enorme sentido
de responsabilidad, mucha imaginación y una gran ilusión por dar un paso más
hacia la normalización de la vida artística, animando al público y a la
ciudadanía a afrontar con ánimo y espíritu positivo la nueva realidad en la que
nos encontramos. Eso sí, todo se hará respetando escrupulosamente las
directrices de las autoridades sanitarias del Gobierno de España y de la
Comunidad de Madrid”.
Nota bene: Nos
ponemos en manos de la eficacia de todos los participantes en cada uno de sus
departamentos, técnicos, musicales, escénicos, etcétera, del Teatro Real en
este hermoso proyecto de confianza y salud, que esperamos dé sus frutos en la
prevención de emergencias sanitarias y en la participación de cada ciudadano y
cada miembro del público, como responsable necesario de la salud de todos. Que
este regreso nos sea propicio y sea el comienzo de una nueva forma de estar en
el mundo y de sentir la vida, compartiéndola. También la música, por supuesto. Que
así Sea.
Alicia Perris
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