Esta exposición, disponible desde el 29 de julio en march.es, explora la relación del pintor holandés con la música
La Fundación Juan March publicó el jueves 29 de julio en su renovada página web una nueva exposición digital que, con el título Mondrian y la música, profundiza en la música que escuchaba el artista holandés Piet Mondrian (1872-1944), en la de sus amigos músicos, en la de los compositores en quienes influyó, y en su teoría musical.
Esta exposición, comisariada por José Luis Maire, bibliotecario de
música de la Fundación Juan March, por Inés Vallejo, jefa de proyecto
expositivo, y por Manuel Fontán del Junco, director de Exposiciones y Museos,
es la tercera que dedica la institución al pintor holandés. La primera fue
Mondrian. Óleos, acuarelas y dibujos, la primera monográfica celebrada en
España, en 1982. La segunda ‒y primera digital de la institución‒, El caso Mondrian,
rescató del archivo de la institución las voces de
artistas que le conocieron ‒como Max Bill o Harry Holtzman‒, y exploró su interés por otras artes, su relación con España, su influencia en otros creadores y cómo su radical pureza artística ha sido
engullida por el consumo de masas. Esta tercera exposición, Mondrian y la música, disponible en march.es durante un año,
invita a adentrarse en su pasión por la música, un interés fundamental tanto
para su vida personal como para su creación artística, pero apenas atendido
hasta el momento.
Mondrian era un entusiasta del jazz, y la mayor parte de su
colección de discos estaba dedicada a este género y a los bailes modernos.
Afincado primero en París y luego en Nueva York, el gramófono sonaba
constantemente en su estudio, donde pintaba acompañado de la música de Duke
Ellington, Bix Beiderbecke o Paul Whiteman.
En los años veinte, Mondrian se apuntó a clases de bailes de salón,
y solía acudir a los cafés parisinos, donde se le podía encontrar bailando con
un estilo muy particular, que producía un extraño contraste con su aspecto
austero. A su llegada a Estados Unidos quiso conocer los estilos musicales en
boga en el momento y se interesó especialmente por el boogie-woogie, que
escuchó por primera vez por sugerencia de su amigo Harry Holtzman en su primera
o segunda noche en Nueva York. La estructura musical de este género le sirvió
de modelo directo para su pintura, como muestra su famosa Broadway
Boogie-woogie. De todo ello da cuenta la primera parte de la muestra, “En el
estudio de Piet Mondrian: músicas escuchadas y bailadas”.
La segunda sección, “Al oído de Mondrian: teósofos, ruidistas
italianos y amigos, compositores e intérpretes” relata la adhesión de Mondrian
a la Sociedad Teosófica en 1909 y su relación con compositores como el teósofo
Jakob van Domselaer o el holandés Daniël Ruyneman, que influyeron notablemente
en su teoría estética y en su concepción del ritmo visual. Aborda también su
amistad con una de las principales pianistas del dadaísmo, Nelly van Moorsel, a
la que conoció en París en los años veinte.
A lo largo del siglo xx, el pintor influyó igualmente en otros
muchos compositores, como Thelonious Monk, que comparaba su búsqueda de la
precisión en cada pulsación con la del pintor al disponer las líneas y colores
sobre el lienzo. También en Morton Feldman, Louis Andriessen, Iannis Xenakis o
Karel Goeyvaerts, y, más recientemente, en algunos artistas como Sándor Vály
que han realizado piezas estrechamente ligadas a su pintura. En esas
influencias se centra la tercera sección de la exposición, “Piet Mondrian
resuena en…”
Además, el pintor desarrolló su propia teoría musical, como
demuestra la colección de citas de la última sección de la exposición,
“Mondrian: sobre el sonido, la música y los músicos”, que contiene referencias
bibliográficas y discográficas para el investigador...........
https://www.march.es/es
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