El investigador del CSIC Carlos Briones repasa los procesos evolutivos desde el Big Bang hasta la biodiversidad actual a través de cuadros de Miró o Van Gogh
CLAUDIA VILA GALÁN
El famoso cuadro de La noche estrellada, de Vincent van Gogh, puede
ilustrar el origen de esas esferas de plasma que brillan en el cielo; Bold and
Bright, de Piet Mondrian, los seis elementos de la tabla periódica que
constituyen la materia viva; y La poetisa, de Joan Miró, la interacción de
moléculas. Lo demuestra Carlos Briones, quien trabaja en el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), concretamente, en el Centro de
Astrobiología, donde dirige un grupo que estudia, entre otras cosas, el origen
y la evolución temprana de los seres vivos. Mientras habla, reproduce con un proyector
pinturas de diferentes épocas, como metáforas visuales para la conferencia Un
diálogo entre arte y ciencia: del Cosmos a la Vida, lienzo a lienzo, impartida
recientemente en el Círculo de Bellas Artes (CBA), y que puede verse en línea
en Youtube.
“Yo era el típico niño que quería ser de ciencias y de letras”,
reconoce el Doctor en Ciencias Químicas, con especialidad en Bioquímica y
Biología Molecular, por la Universidad Autónoma de Madrid. En su otra faceta,
Briones obtuvo el Premio Hiperión de Poesía con el libro De donde estás ausente
(Ed. Hiperión, 1993) y ha sido divulgador. Sus palabras proponen un viaje hasta
la biodiversidad actual “que comienza cuando no existía nada, ni el tiempo ni
el espacio ni la materia ni la energía”. Se refiere a la fluctuación cuántica
—”no la explosión, como a veces se dice”— del Big Bang, que se produjo hace
13.700 millones de años. “Aquello fue el origen de todo lo que nos rodea y de
todo lo que somos”, afirma.
En la primera mitad de su discurso, antes de llegar a los seres
humanos, habla con términos puramente científicos, más sencillos de comprender
a través de las imágenes. “La materia y la antimateria existían prácticamente a
partes iguales, con una pequeña ventaja de la materia, y por eso estamos aquí
hoy”, comenta, frente a Pájaro negro y pájaro blanco, una creación de Georges
Braque de 1960. En ella se ven dos figuras que representan a esos animales, en
la que uno está sobre una figura ovalada rosada, el otro sobre una amarilla; y
esas formas se encuentran rodeadas de un color grisáceo.
El Almendro en flor, de Van Gogh, le sirve para destacar la
importancia de células, pero también de los virus —como el que provoca la
covid-19, culpable de que los asistentes tengan que llevar mascarilla y guardar
distancia de seguridad—. “Así construyó el árbol de la vida, que se parece más
a un arbusto, una enredadera, porque hay muchas ramas que se intercambian entre
sí gracias a estos dos elementos”, puntualiza.
El investigador se adentra en lo material y lo inmaterial que pulula alrededor de la muerte. Por ejemplo, con el meteorito que destruyó a los dinosaurios. Recuerda que, gracias a esa pérdida, los mamíferos pequeños ganaron un espacio. “La vida se adapta, se abre camino, es tozuda”, remarca mientras expone la imagen de Liebre joven, de Alberto Durero. Por otra parte, remarca que el comportamiento del cerebro cambió al ser consciente de que somos materia finita: “Utilizamos mitos para explicar lo que no éramos capaces de explicar, y nos ponían en contacto con el cosmos. Gracias a ello, aparecieron las distintas religiones. Y dieron paso a otras más racionales: fue el germen de la filosofía, del pensamiento crítico, y de lo que después sería la ciencia”.
'La lección de
anatomía del Dr. Nicolaes Tulp', del pintor holandés Rembrandt.
La autoconciencia despertó una inquietud anatómica. “El cuerpo el
armazón en el que pasamos unos años y luego se desvanece”, resume, y asegura
que fue la semilla de la medicina. Al mismo tiempo, muestra Lección de anatomía
del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt, en el que varias personas se acercan a
observar un cadáver que un doctor manipula. Pese a los avances, “no dejamos de
ser primates territoriales”, según sentencia Briones. Lo avala con cuadros tan
impactantes como Los fusilamientos del 3 de mayo, de Francisco Goya, o El
Guernica, de Pablo Picasso: “La guerra ha marcado todo el devenir de la
humanidad. En lo que construimos está el inicio de lo que destruimos”.
Esta charla inaugura la colaboración entre las tres instituciones organizadoras, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), la Residencia de Estudiantes y el CBA, que firmaron su acuerdo antes del acto. Para Valerio Rocco, director del CBA, esta alianza significa avanzar en la estrategia del I+D+C, donde esa última “c” es de cultura. “Constituye una cierta forma de resistencia, en el buen sentido de la palabra, contra la tendencia que se muestra implacable: entender la innovación solo como digitalización”. Más allá de eso, considera que hay otras formas paralelas, palabras que empiezan con la misma letra: “creatividad, compromiso social, concepto, y tantos otros”.
Briones defiende esos conceptos con sus explicaciones, y añade la
importancia de la multiculturalidad: “Viajamos y nos mezclamos desde los
orígenes. Todos somos migrantes y mestizos, conviene recordarlo, más en los
tiempos que corren”. Lo cita, mientras proyecta La danza, de Henri Matisse:
“Nuestra especie era la que mejor interaccionaba, y quizás eso fue lo que nos
hizo más fuertes”.
https://elpais.com/espana/madrid/2021-07-08/del-big-bang-a-la-biodiversidad-actual-en-la-pintura-de-miro-van-gogh-o-modrian.html
Y, AÚN APRENDO, EN LA CASA ENCENDIDA
Del 9 de julio al 26 de septiembre
Jonathan Baldock. Sin título, 2021. Detalle. Cortesía del artista y Stephen Friedman Gallery, Londres© Jonathan Baldock
Aún aprendo, de Jonathan Baldock, un escenario quimérico para reconectar con los elementos y los sentidos
· Aún aprendo es el título de la exposición del británico Jonathan Baldock, tercer episodio del ciclo Un rastro involuntario de la sala A de La Casa Encendida, comisariado por This is Jackalope.
· Baldock presenta un escenario imaginado y situado en otro espacio-tiempo desde el que recuperar la habilidad de conectarnos con los elementos, de sincronizarnos de nuevo con el entorno natural y, por extensión, con el planeta.
· Las piezas expuestas, en sintonía con la exposición y ciclo Un encuentro vegetal que también se puede visitar en La Casa Encendida, han sido realizadas artesanalmente con materiales naturales como la arcilla, la arpillera, la cera de abeja, el agua, el vidrio soplado a mano o la madera e invocan a los cinco elementos: un abanico de fieltro representa el aire; una marioneta de vidrio soplado sostiene el agua; una vela encendida escucha con un par de orejas humanas fundidas trayendo el fuego al espacio; cinco taburetes de arcilla aluden a la tierra; dos grandes ojos dorados observan la interacción entre las obras y el espectador, representando el éter, el quinto y más poderoso elemento muchas veces representado como una deidad.
· La sala A queda bañada también por un paisaje sonoro diseñado por Luke Barton que reproduce murmullos y zumbidos abstractos que dan voz a objetos y materiales orgánicos. Alex Margo Arden, por su parte, ha diseñado una suave sombra de olor compuesta por la mezcla de 42 productos químicos sintéticos basada en relatos encontrados en foros de internet dirigidos a la comunidad interesada en lo paranormal.
· El espacio expositivo se activará los días 8 y 9 de julio a las 20 h con una performance de Jonathan Baldock junto con el también artista Rafał Zajko. Ataviados ambos con trajes ceremoniales y tocados que agrandan y distorsionan las proporciones humanas, la performance profundiza en algunos de los temas esenciales de la muestra, con especial énfasis en el folclore y los relatos medievales. Durante la misma, conectan físicamente con las obras, desdibujando la línea que separa el cuerpo y el objeto, lo animado y lo inanimado.
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