domingo, 23 de abril de 2017

PRELIMINARES DE LA OPERA BOMARZO EN EL TEATRO REAL DE MADRID

LUNES 24 DE ABRIL ESTRENO EN EL TEATRO REAL

"...SAPPI CH´I FUI VESTITO DEL GRAN MANTO; E VERAMENTE FUI FIGLIOL DELL´ORSA..."
"Inferno", Dante, "La Divina Comedia", XIX, 69, 70 ("Bomarzo", Manuel Mujica Láinez)

Foto: Javier del Real

El sábado 22 de abril a las 19.05, comenzó a sonar en el coliseo madrileño, la música de un proyecto largamente anunciado y esperado en la villa y corte por el Teatro Real, que puso una pujanza tremenda en la difusión y por despertar el interés del público y la crítica, por el acontecimiento más señalado de esta temporada. Conocí personalmente a "Manucho" en Buenos Aires, en una función de teatro de El Preceptor de Bertold Brecht, porque, increíblemente, me sentaron a su lado. Iba muy bien vestido, como un dandy, joyón en el meñique de la mano derecha, bigote oscuro, los ojos relampagueantes, sombrero y traje claro, como los que llevan, en cualquier época del año, los italianos. Iba acompañado de un efebo hermoso. Alrededor de este "Universo Ginastera", funciona hoy, una sinergia promovida por muchos participantes que contribuimos a su difusión y descubrimiento. Entre los más reseñables, tal vez, la presencia en la rueda de prensa de una de las grandes intérpretes de Giulia Farnese en su día, la soprano española Isabel Penagos y la presencia enriquecedora de Georgina, en el Real, la hija del compositor Alberto Ginastera. 
Y además de todas estas cuestiones, una pregunta malvada pero necesaria: ¿cuántos de todos estos "invitados a la cena" del Orsini se han leído, de verdad, la novela de "Bomarzo", el fresco imprescindible de Mujica Lainez? (Alicia Perris)



Información del Teatro Real:

"Medio siglo después de su creación en 1967, el Teatro Real estrena en España, el lunes 24 de abril, la ópera Bomarzo, de Alberto Ginastera y Manuel Mujica Lainez, con una amplia programación paralela.

La dirección musical estuvo a cargo de David Afkham, que debuta en el Real, con un reparto encabezado por John Daszak (Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo) y secundado por Germán Olvera (Girolamo, hermano mayor de Pier Francesco), Damián Del Castillo (Maerbale, hermano menor de Pier Francesco), James Creswell (Gian Corrado Orsini, el padre), Hilary Summers (Diana Orsini, abuela del duque), Milijana Nikolic (Pantasilea, cortesana de Florencia), Nicola Beller Carbone (Julia Farnese, esposa del duque), Thomas Oliemans (Silvio De Nardi, astrólogo del duque), Albert Casals (Nicolás Orsini, sobrino del duque) y Francis Tojar (mensajero), que estará acompañado por el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

Estrenada en 1967, Bomarzo se basa en la novela homónima del escritor argentino Manuel Mujica Lainez ("Manucho"), inspirada en las impresionantes esculturas del Parque de los Monstruos, al norte de Roma, realizadas en el siglo XVI.
La ópera es un vertiginoso viaje al pasado cuando, en el paroxismo de la muerte, un duque jorobado, atormentado por la deformidad física y obsesionado con la inmortalidad, repasa su vida corrupta y libertina en el seno de la nobleza italiana del Cinquecento.
La última representación escénica de Bomarzo en Europa tuvo lugar en 1976 en Londres, por lo que la ópera no se ha escenificado en un teatro europeo desde hace más de 40 años.

ALGUNOS DATOS

BOMARZO, DEL BOSQUE SAGRADO AL PARQUE DE LOS MONSTRUOS

En Bomarzo, provincia de Viterbo, 100 km al norte de Roma, se encuentra un frondoso parque donde habitan unas colosales estatuas de piedra del siglo XVI, entre árboles, arroyos y parterres, que evocan a seres míticos y fantásticos tallados con una mirada casi expresionista. Estas inquietantes esculturas que brotan de las rocas nacieron bajo los auspicios del duque Pier Francesco Orsini, quien, al parecer, expurgó el dolor de la muerte de su mujer encargando a los arquitectos manieristas Pirro Ligorio y Jacopo Vignola su extraño Sacro bosco (Bosque sagrado), conocido posteriormente como Parco dei Mostri (Parque de los monstruos) por el carácter tenebroso que adquirió con el paso del tiempo.



Sus esculturas distorsionadas y misteriosas, que fascinaron a Salvador Dalí, Jean Cocteau, André Breton, Michelangelo Antonioni o Luchino Visconti, inspiraron también a Manuel Mujica Lainez que, a partir de esas intrigantes figuras pétreas, escribió su célebre novela Bomarzo.









LA NOVELA DE MANUEL MUJICA LAINEZ

Manuel Mujica Lainez (1910-1984), escritor argentino de alcurnia e incansable viajero, con una gran cultura humanística y dotado de una prosa rica e inventiva, ha sido un brillante autor de novelas históricas. Con Bomarzo, concluida en 1962, se recrea en la atribulada vida del contrahecho duque Pier Francesco Orsini y a lo largo de más de 600 páginas cuenta en primera persona episodios entrelazados de su vida mezquina y disoluta, entre las maquinaciones de la nobleza renacentista. Despreciado por su familia y engañado por su mujer, el duque vive amargado, confiando en la inmortalidad que le fue conjurada al nacer. Pero el elixir de la vida eterna que le dan de beber es, finalmente, el veneno que lo hace morir.



LA ÓPERA DE ALBERTO GINASTERA

Fascinado por la novela de su compatriota, al que le unía una misma atracción por el mundo esotérico, Alberto Ginastera (1916-1983) compuso en 1963 la cantata Bomarzo, para recitador, voz masculina y orquesta de cámara. Posteriormente, viendo el potencial dramatúrgico de la obra, decidió atender al encargo de la Opera Society de Washington con una ópera basada en las tribulaciones del duque de Bomarzo, contando con la complicidad de Mujica Lainez como autor del libreto.

La ópera está construida como un flashback en el que el protagonista, al morir, repasa episodios de su vida siniestra, sin dulcificar sus perversiones, obsesiones, fantasías eróticas, bisexualidad e impotencia, retratadas en 15 escenas, todas con la misma estructura interna ─exposición, clímax y desenlace─ y articuladas por interludios, a la manera de la ópera Wozzeck de Alban Berg.
La música, con una escritura audaz y personal, rehúye la tonalidad y llega a utilizar el microtonalismo aleatorio, aunque también se acerca a la escritura modal, quizás para evocar la música italiana renacentista, sugerida además por la utilización de formas arcaicas tradicionales como el madrigal, lamusetta, o la villanella.

La partitura vocal va del recitado rítmico y hablado hasta el canto ortodoxo, con todo tipo de variantes. Lo mismo ocurre con las partes corales, que exploran desde el canto a base sólo de consonantes hasta la utilización fonética de la palabra ‘amor’ en cuarenta y cuatro idiomas en el Ballet erótico. La orquesta, con una base convencional de cuerdas, maderas y metales, incluye 73 instrumentos de percusión, a los que se suman el clave, la mandolina, la viola d’amore y la viola da gamba, dando a la obra, en momentos especiales, un perfume renacentista.

Bomarzo se estrenó el 19 de mayo en el Lisner Auditorium de Washington con una calurosa acogida y elogios de la crítica. En agosto de ese año, pocos días antes de su estreno en el Teatro Colón de Buenos Aires, el general golpista Juan Carlos Onganía obligó a retirar la ópera de la programación alegando la necesidad de “resguardar la moralidad pública”. La obra, grabada en 1967 para el sello CBS Records, se presentó en Nueva York y Los Ángeles antes de su estreno en Argentina en 1972. Desde entonces volvió al Teatro Colón en 1984, 2003 y 2016.
En Europa, Bomarzo hizo su debut en 1970 en la Ópera de Kiel (Alemania), presentándose posteriormente en la Ópera de Zúrich en 1972 y en el Coliseum de Londres en 1976. Desde entonces, la obra ha permanecido alejada de los escenarios europeos, aunque se grabó una versión audiovisual en el escenario natural del Parque de los Monstruos con dirección de Jerry Brignone titulada Bomarzo 2007, en referencia al año de su estreno.

La ópera vuelve ahora a Europa, 50 años después de su creación, el próximo 24 de abril en el Teatro Real, con la presencia de la hija del compositor, Georgina Ginastera.

LA NUEVA PRODUCCIÓN DEL TEATRO REAL
En su concepción de la ópera, Pierre Audi se aleja de la referencia física y estructural de las estatuas del parque de Bomarzo y de la corte renacentista italiana para dejarse llevar por la ensoñación del protagonista, que revive los episodios de su vida, desdoblándose en diferentes figuras humanas dependiendo de la edad y el momento de cada experiencia recordada en el paroxismo de la muerte. Las escenas transcurren bajo su delirante percepción de la realidad, lo que permite al escenógrafo e iluminador Urs Schönebaum crear un decorado claustrofóbico e irreal, casi lunar, donde las diferentes escenas se suceden con las atmósferas creadas por el diseño de luces y las proyecciones del prestigioso videoartista John Rafman". 




Impresionante construcción escénica y sonora esta producción de Bomarzo, llena de situaciones, sugerencias, simulaciones, evidencias, en un clima donde nada es lo que parece, con una videoinstalación apabullante que recuerda, entre otras muchísimas referencias, Petra, los pintores renacentistas, un inmenso herbario policromo, figuras geométricas, el test de Rorschach.

Fantástico e hipnótico el movimiento escénico, el despliegue de los decorados, la actuación de los cantantes, la utilización de los planos del escenario, los haces luminosos que funcionan como una cárcel amenazante que se cierra y se abre sobre los personajes. Vestuario polimorfo, diverso, donde destaca la imagen de Diana Orsini, la irremplazable abuela del protagonista, a mitad de camino entre la Audrey Hepburn vestida por Hubert de Givenchy para "Charada" y los tocados y pieles de Grace Kelly. Iluminación notable de Urs Schönebaum, así como los vídeos de Jon Rafman.

Gran trabajo el de John Daszak, como el duque, a veces apenas audible la voz de su abuela, defendida por Hilary Summers, porque al fin y al cabo es solo un ensayo y no hay obligación de dar el máximo. Imponente la Pantasilea de Milijana Mikolic,  sugerentes los ballets. Excelente el coro, la orquesta con una percusión enorme y única, bien los actores y cantantes y acompañantes con una Giulia Farnese entre la timidez y la perplejidad de haberse convertido en la esposa y la posible víctima de un tirano deforme y frustrado, lleno de matices.
La maravillosa prosa de Mujica Lainez pierde su música para recuperar un "élan" poético, al que no siempre acompañan la dicción de los diferentes personajes, rompiéndose por momentos la transparencia y luminosidad de un español mejorable. Y la partitura, a vuelapluma, tiene reminiscencia compositivas históricas pero es única y perfectamente reconocible.
Preciosa la cancioncilla y bien cantada, con una dulzura ancestral, la del pastor que no cambia su rebaño por las riquezas del duque de Bomarzo.
E impregnándolo todo, el protagonista indiscutible de la novela, el deseo irrefrenable de la inmortalidad.

A destacar el esfuerzo evidente de todos los que hemos hecho posible esta inmensa propuesta con la respuesta  a la invitación  de asistencia a las convocatorias, la difusión, la curiosidad, el acompañamiento de actos y eventos colaterales, los expertos, los agentes directos como actores y cantantes, gestores, técnicos y responsables de prensa y el aplauso y el descubrimiento de la obra por parte del público en esta primera audición y visionado. 

Estamos anticipando una historia que no debería contarse ahora porque no es la versión de su estreno oficial, que será el próximo lunes 24. Pero la vida discurre breve y no siempre hay dos oportunidades para disfrutar el mismo acontecimiento, aunque resulte, al final, muy diferente.

Pueden/podemos estar orgullosos todos los participantes de esta odisea, la que retrata la gran aspiración de un personaje envuelto en la ambición, la astrología y una constelación de crímenes, pero de una fascinación tremenda. Una leyenda: Pier Francesco Orsini, llamado Vicino, el inefable, oscuro y tenebroso duque de Bomarzo.


La lectura de Bomarzo y la obra de Manucho y aprender a tocar a Ginastera forman parte de mis años de adolescencia. El tiempo de mi padre. Mítico e irrecuperable.


Alicia Perris 

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