(COMO SE DICE HABITUALMENTE, POR DESGRACIA, "EN ESTE PAÍS, LOS HOMENAJES SIEMPRE LLEGAN TARDE". PÚBLICO LE TENÍA PREPARADO UNO AL LEGENDARIO ABOGADO PERO SU SALUD NO LE DEJÓ LLEGAR A TIEMPO PARA DISFRUTARLO. ALICIA PERRIS)
El exjuez de la Audiencia
Nacional Baltasar Garzón y el catedrático de derecho penal Hernán Hormazábal
recuerdan al abogado fallecido
BALTASAR GARZÓN
HERNÁN HORMAZÁBAL MALARÉE.
Carlos Slepoy en primer
plano, en el centro, posa, en septiembre de 2013, junto a víctimas del
franquismo que recurrieron a la justicia argentina. ULY MARTÍN
Carlos Slepoy Prada (Buenos
Aires, 29 /9 /1949-Madrid, 17/4/2017) se licenció en Derecho en la Universidad
de Buenos Aíres en septiembre de 1975. Después de casi 42 años de ejercicio de
la abogacía, ostenta con honor el título de Defensor de las víctimas y abogado
de la Humanidad
Familia, amigos y
compañeros, le llamábamos Carli. Su vida ha estado dedicada a la defensa de los
Derechos Humanos. Luchador contra la dictadura cívico militar argentina que
sembró de miles de cadáveres y desaparecidos su país natal durante siete años
de terror y de tortura que él mismo sufrió, tuvo que exiliarse en España, donde
continuó su defensa de los más débiles, primero como abogado laboralista en
Zaragoza y después en Madrid, como letrado del sindicato UGT; y, mas tarde a
quienes más lo precisaban.
En 1982, en la Plaza
Olavide de esta capital, se enfrentó pacíficamente, con la voz y la palabra, a
un policía nacional que, abusando de su condición, maltrataba a un joven. Al
dirigirse a la comisaria, el funcionario le disparó por la espalda con su arma
reglamentaria, hiriéndole gravemente y dejándole secuelas para el resto de sus
días.
Una de las características
de este abogado argentino español era la de su férrea fuerza de voluntad y su
incansable creencia en las mejores cualidades del ser humano. Por ello, antes
que arredrarse y desfallecer, esta agresión, le hizo profundizar mas en favor
de las causas humanitarias, como voluntario en asociaciones de exiliados, de
emigrantes y derechos humanos.
Carli sufría con cada
defensa de un caso; lo hacía por las víctimas y por la insensibilidad de muchos
que dejaban desamparadas a aquellas. Quizás por ello, cuando en 1996 el juez
Baltasar Garzón admitió a trámite la denuncia presentada por la UPF por presuntos
crímenes de terrorismo, tortura y genocidio cometidos durante la dictadura
argentina no tardó en asumir la acusación popular y en defensa de las víctimas;
como después lo haría en el caso chileno, tras la detención de Pinochet en
Londres; y, mas tarde en el caso de Guatemala o finalmente en defensa de las
víctimas españolas del franquismo ante la justicia argentina tras la ominosa
decisión de los tribunales españoles de no investigar esos execrables crímenes.
Su acusación en el caso
Scilingo fue memorable, y le convirtió en un referente en todos los demás casos
de jurisdicción universal que se tramitaban en la Audiencia Nacional. Siempre
que la justicia lo precisaba, Carli estaba dispuesto, sin limitación, a darlo
todo contra la barbarie de los poderosos y represores. Su participación en la
detención de Ricardo Cavallo en México en 2000 fue fundamental, como lo ha sido
en todos los procesos en los que intervino. Su nombre, por ello, quedara en los
anales de los avances del derecho penal internacional y de la lucha contra la
impunidad.
Carlos Slepoy fue
esencialmente el defensor de las víctimas de los crímenes mas horrendos, y en
ese papel se transformó en uno de los motores mas potentes de la justicia
frente a los poderosos, garantizando que esta se humanizara y descendiera, por
una vez, de los estrados de la indiferencia al piso del dolor de los mas
vulnerables.
Sus aportes a la definición
de los crímenes internacionales y a la elaboración de los instrumentos
jurídicos para perseguirlos son reconocidos internacionalmente. Y, en ese
contexto, Carlos Slepoy nos enseñó a construir la verdadera dimensión de la
justicia y de la dignidad del ser humano. Jamás desfalleció en su combate a la
impunidad, sin limitación de fronteras. En su labor de defensa de las víctimas
de crímenes de genocidio o lesa humanidad defendió su universalidad, y por ende
la obligación de actuar de la justicia de cualquier país frente a los
perpetradores de los mismos.
Carli ha sido uno de los
divulgadores mas preclaros de la experiencia española en la persecución de
aquellos crímenes. Y con su discurso firme y didáctico ofreció al mundo la
verdadera dimensión del Derecho como instrumento de protección de la sociedad
frente a los abusos del poder. Sus artículos doctrinales y de opinión y sus
conferencias han contribuido decisivamente a asentar los cimientos del edificio
de justicia universal.
Quizás no imaginó que la
Jurisdicción Universal, instrumento de ida y vuelta en la lucha contra la
impunidad, le llevaría de nuevo a Argentina para exigir la justicia que en
España se había denegado y aún se niega a las víctimas del franquismo. El
14-4-2010 presentó en Buenos Aires una querella por crímenes contra la
humanidad cometidos en España durante la dictadura de Franco. Inasequible al
desaliento, la muerte le ha sorprendido cuando trabajaba y asesoraba a
diferentes colectivos para iniciar nuevamente acciones penales en España contra
los responsables de los crímenes franquistas. Descanse en paz. ¡Ahora y
siempre!.
Baltasar Garzón es abogado
y fue juez de la Audiencia Nacional
Hernán Hormazábal es
catedrático de derecho penal y presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos
de España (APDHE)
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