MARÍA CONTRERAS
Con mucha menos pompa que
en las celebraciones de su 90 cumpleaños, la reina Isabel II llegó el viernes a
los 91 años sin intención de abandonar un trono en el que está instalada desde
hace 65; los mismos que el príncipe Carlos de Inglaterra lleva como heredero.
La reina Isabel II y el
príncipe Carlos, en 2016. GETTY IMAGES
A sus 68, y rebasada ya la
edad de jubilación, aún hay quien se pregunta si el primogénito llegará a
reinar alguna vez o se inhibirá en favor de su hijo Guillermo. Aunque esta
última era la opción preferida por el 58% de los consultados en un sondeo que publicó
el Daily Mirror en 2015, los cronistas de la casa real inglesa no albergan
dudas: Carlos será coronado. Ingrid Seward, directora de la revista Majesty y
co-autora del libro Diana. The Last Word (Diana. La última palabra), es
categórica al respecto: “A menos que falle su salud, el príncipe Carlos no
abdicará en favor de su hijo. Ser rey no es un trabajo, sino un cargo
hereditario, y si Carlos no lo acepta todo el sistema se vendría abajo”.
“Abdicación es una palabra tabú entre los Windsor. La familia cree firmemente
en el principio hereditario, así que no hay posibilidad de que se aparte. La
gran pregunta es si Camilla será nombrada reina”, plantea la autora Penny
Junor, que en junio publicará un libro sobre Parker-Bowles titulado The Duchess
(La duquesa). Cuando se casaron, Clarence House dejó muy claro que se le
consideraría princesa consorte, pero han pasado 11 años y las sensaciones han
cambiado. “Yo opino que será reina, creo que Carlos insistirá”.
Aunque la reina Isabel
sigue cumpliendo con compromisos oficiales, la labor de representar a la corona
en el extranjero recae ahora en su hijo mayor y sus nietos. Este mes, el
príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles han realizado una gira de nueve
días por Rumania, Italia, la Santa Sede y Austria, y acaban de aceptar una
invitación del gobierno canadiense para visitar el país a finales de junio. Con
Reino Unido en plena ofensiva diplomática para fortalecer las relaciones
exteriores antes del Brexit, no hay duda de que el arma más eficaz que aporta la
monarquía son hoy los duques de Cambridge y sus hijos, cuya enorme popularidad
ha llevado a especular sobre una supuesta rivalidad entre Carlos y Guillermo.
“Carlos desea que su hijo disfrute de su familia todo lo posible antes de tomar
las riendas, pero eso no significa que no pueda sentirse a veces algo celoso de
la popularidad de Guillermo”, concede Seward. “A Carlos no le gusta que nadie
lo eclipse. De hecho, uno de los grandes problemas del matrimonio de Carlos y
Diana fue que ella empezó a hacerle sombra”, añade Junor.
Carlos de Inglaterra y
Camilla Parker, en Poundbury. CORDON PRESS
Aunque la imagen de Carlos,
que tocó fondo tras la muerte de Diana, está hoy plenamente rehabilitada (el
publicista Mark Bolland, que trabajó como su secretario personal entre 1997 y
2002, se encargó de que así fuera), lo cierto es que su figura sigue
considerándose contradictoria (su defensa del medio ambiente no le impidió
manifestarse a favor de la caza del zorro) y sus opiniones, excesivamente
dogmáticas. Lo prueban las numerosas cartas, conocidas como black spider memos
y hechas públicas por el diario The Guardian, que envió durante años a
distintos ministros para intentar influir en sus decisiones.
En un nuevo escenario en el
que tres grandes casas reales europeas (España, Holanda y Bélgica) ya han
completado el relevo generacional, nadie duda de que Carlos será rey, pero la
gran incógnita es qué tipo de rey será. Ingrid Seward cree que su gran baza es
precisamente su madurez: “Tener un jefe de Estado de edad avanzada aportará
estabilidad. Creo que será un buen rey, porque sus ideas siempre han estado
adelantadas a su tiempo”. Penny Junor también le da un voto de confianza:
“Estoy convencida de que será un buen rey y de que el pueblo le profesará un
gran afecto. Será el monarca mejor preparado que jamás haya accedido al trono y
aunque ha sido una figura impopular durante muchos años debido al fracaso de su
matrimonio con Diana, que ella achacaba a su obsesión con Camilla, la relación
no funcionó por muchas otras razones. En cuanto a la brecha generacional con
otros monarcas, no creo que sea un problema; será visto como una figura
paternal, una suerte de estadista venerable”.
Además, el príncipe Carlos
está a punto de convertirse en protagonista involuntario de la parrilla
televisiva. La nueva temporada de The Crown, la ambiciosa serie de Netflix que
traza la historia reciente de la familia real británica, ahondará en el
complicado vínculo entre el joven Carlos y su padre, el duque de Edimburgo.
Además, Peter Morgan, su creador, confirmó a People que, durante las temporadas
cuarta y quinta, la relación entre Carlos y Diana será una de las tramas
principales del show. Pero ahí no acaba la cosa; a finales de febrero, la
cadena FX anunció la renovación de la serie Feud y su segunda temporada, que se
estrenará en 2018 y llevará como título Charles and Diana (Carlos y Diana).
http://elpais.com/elpais/2017/04/21/gente/1492774189_881419.html
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