LA MALMAISON, RESIDENCIA DE NAPOLÉON Y JOSEFINA
BONAPARTE, RECUPERADA POR DANIEL IFFLA, OSIRIS, EXHIBE LOS DIBUJOS DE SU
COLECCIÓN EN OTOÑO
Carta a Monsieur Jamy Tivoly
Muchas gracias por su rápida e inesperada
contestación por mail. Como usted sabrá, Monsieur Tivoly, Daniel Iffla, Osiris,
(Bordeaux, 1825- París, 1907) provenía de una familia judía marroquí. Se había hecho rico con una sociedad en la que
figuraban también Jules Mirès y Moisés Polydore Millaud.
El curioso apelativo de Osiris, el benéfico dios
egipcio que siempre resucita, tiene su origen en el barco que atracó en el
puerto el día de su nacimiento, según algunos o en la necesidad de cambiar de
filiación después de haberse arruinado estrepitosamente, según otros. Hay quien
lo vincula a la masonería. Sea como sea, fue Osiris, por Decreto Imperial.
El personaje, igual que otros comerciantes y
banqueros como los Rothschild, los Pereire o los Reinach, tenía para muchos una
trayectoria de leyenda. Por supuesto.
Había invertido en los ferrocarriles españoles, lo
que le hizo merecedor de la condecoración de la Orden de Isabel la Católica, a
él, un judío cuyos antepasados habían sido expulsados por la misma reina en el
fatídico año de 1492, fecha también del descubrimiento de América y que además
marcaba el final “oficial” de la Reconquista de los reinos que desde el siglo
VIII, habían estado en manos de los sucesivos ocupantes árabes que se asentaron
en España.
Su esposa era una cristiana, Léonie Carlier, que le
había dado dos hijos y había muerto prematuramente. Y parece ser que desde ese
momento, Monsieur Osiris, como se le llamaba con respeto, se dedicó al
mecenazgo. Es posible que su orientación filantrópica estuviera vinculada a la
tsedaka (caridad) judía, pero sus obras pronto se expandieron por el hexágono.
Entre sus legados más sorprendentes, figura una
colosal cantidad de dinero al Instituto Pasteur, la estatua en honor de Juana
de Arco en Nancy, pero sobre todo, el rescate y posterior recuperación del
Castillo de La Malmaison, a unos doce kilómetros de París, cuando amenazaba
ruina y parecía perdido para siempre.
La Malmaison, que resultó ser en realidad una “buena
casa”, fue el refugio de Josefina de Beauharnais, emperatriz de Francia y
primera esposa de Napoleón I Bonaparte, una seductora aristócrata nacida en la
Martinica, desde donde se había traído a París, el perfume de sus plantas y
jardines, una climatología imaginaria benéfica y un montón de sueños.
Pierre Humbert fue el restaurador del castillo
campestre de los emperadores, que fue cedido al estado francés en 1903, con la
colección particular de Osiris, a condición de que se creara un pabellón ad hoc
para exponerla. Este recinto acaba de ser reabierto al público en la Malmaison,
el año pasado, después de 8 años de restauración.
Como explica Sophie Flouquet en “La resurrección de
Osiris” (Journal des Arts, no. 347, de mayo de 2011, citada en la Wikipedia
francesa), Iffla no fue un coleccionista excepcional, sino más bien alguien volcado
al eclecticismo. Los mejores exponentes de su colección se encuentran en los
dibujos que a partir de este otoño se expondrán en el Pabellón Osiris. Se trata
de 200 pinturas, esculturas, muebles y objetos artísticos.
El mecenas también encarga la construcción de
sinagogas en la capital, en Bruyères, en Tours, en Vincennes, en Túnez, en Lausana
y en Arcachon, donde además edifica la Villa Alejandro Dumas, a condición de
que se convierta en una escuela de enología (La Torre Blanca).
También fue responsable de la creación de los
primeros “restaurantes del corazón”, un lugar instalado en un barco donde
serían recibidos y alimentados indigentes de ambos sexos sin distinciones
religiosas, que funcionó de 1913 a 1940.
Excéntrico y muy suyo, a menudo mantenía
contenciosos con los representantes judíos religiosos. De hecho, su tumba se
erige en el cementerio de Montmartre, con una reproducción en bronce del Moisés
de Miguel Ángel, dando una vez más cuenta de su particular forma de ver la vida
y estar en el mundo.
PRÓXIMA EXPOSICIÓN: “UNA APARIENCIA DE FELICIDAD.
DIBUJOS DE LA DONACIÓN OSIRIS. 24 DE OCTUBRE 2012 – 21 ENERO 2013”
Estos 47 dibujos y acuarelas forman parte de un
proyecto excepcional, dada la fragilidad del material, por lo que se presentan
al público por primera vez. Una parte importante de la muestra pertenece al siglo
XVII y XVIII. Entre estos dibujos antiguos se hallan trabajos de maestros
holandeses y flamencos como Hendrick de Clerk, Aelbert Cuyp o Frans van Mieris,
artistas italianos como Francesco Guardi y Giambattista Tiepolo o Giulio
Romano, pero también franceses como Jacques Callot y sobre todo una magnífica
serie de cuatro dibujos de François Boucher.
Muchos y variados son los temas reunidos por el coleccionista:
la historia santa, mitología, paisajes, adornos…Entre las obras contemporáneas
de Osiris, sobresalen tres artistas que él apreciaba en especial: Alexandre Bida,
cuya técnica refinada atiende a personajes orientales en su vida cotidiana,
Antoine-Louis Barye, que construye su reputación sobre la maestría con que
trata temas de animales y Eugène Lami, brillante ilustrador de los poemas de
Alfred de Musset, autor muy valorado por Daniel Iffla.
Se encuentra entre la colección expuesta una
acuarela de Delacroix de temática orientalista, mientras que María Antonieta se
representa en el gran dibujo de Alphonse François. Hay otra expresión también de
tipo orientalista donde se celebra la gracia de los modelos, cuyo autor es
Feyen-Perrin.
Una de las representaciones más significativas de
la colección es el dibujo de Alexandre Bida titulado “El muro de Salomón”.
Osiris lo había colocado en su habitación de su hotel particular de la calle La
Bruyère en París. El mecenas lo apreciaba muchísimo y había estado expuesto en
el salón de 1857. Se trata de una manifestación artística con una imponente
carga religiosa, lo que le valió una gran notoriedad.
Es una pregunta pertinente cómo Osiris pudo
constituir su colección, este nieto de un soldado de Napoléon, que compartió
con el general el éxito del sitio de Toulon y tan cercano al bonapartismo como
su antepasado.
Buena parte de este legado proviene de una
colección famosa de Alphonse Thibaudeau, vendida en 1857. Es una fecha clave en
la trayectoria del mecenas porque es a partir de este momento cuando empieza a
constituir su fortuna y a moverse en el círculo de hombres de negocios
adinerados del Segundo Imperio, como los hermanos Pereire, Félix Solar o
Sigismond Bardac, que eran también grandes coleccionistas.
Se sabe
perfectamente que frecuentaba las salas de ventas de arte y que siempre se
sentía vinculado a las pertenencias que habían sido propiedad de sus amigos o
de sus seres queridos. Como recogen Céline Meunier y Alain Pougetoux,
conservadores jefes del Patrimonio en el Museo Nacional del Castillo de
Malmaison, “nadie duda de que esas obras gráficas evocaban para él “una
apariencia de felicidad”” como escribe Alfred de Musset en su poema “La noche
de mayo””.
Jamy Tivoly, descendiente de Osiris, encantador y servicial
“correspondant” con la autora por Internet, ese gran descubrimiento de los
inquietos y los solitarios, sugiere que habría que leer en Ediciones
“Esthétiques du Divers”, un libro firmado por Dominique Jarrassé, de la
universidad de Bordeaux y la Escuela del Louvre, para profundizar más en la
obra olvidada del mayor mecenas del siglo XIX.
Como Usted me explica en su mail, “personalmente he
conservado de esta historia romántica los rasgos que caracterizan a estos
judíos de Burdeos sefardíes: ser atípicos, extravagantes, generosos,
magníficos, originales, apasionados, impacientes, tenaces y exigentes”. ¡Qué
colección de cualidades para corazones tan grandes!
Ya ve cher Monsieur Tivoly que Osiris no ha sido
abandonado. Mantener correspondencia con Usted siempre será un regalo y un
honor.
El delicioso otoño francés nos traerá la
oportunidad de visitar su obra y acompañar su memoria, mientras se conservan
como mágicamente, las últimas rosas del jardín que imaginó y pobló, para
llenarlo de animales felices, la recordada Josefina Bonaparte, primera
emperatriz de los franceses.
Très cordialement, Alicia Perris
Muy buena publicación, tengo duda en si conoce las esculturas que estan en la Villa Alexandre Dumas, y si alguna de ellas (la del lado izquierdo) ya desaparecio. gracias
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