viernes, 3 de agosto de 2012

ZUBIN MEHTA EN SAN FELIU DE GUIXOLS


Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel cautivan a Sant Feliu de Guíxols
Zubin Mehta, al frente de la Orquesta Filarmónica de Israel, ofreció anoche una arrolladora demostración de poderío sinfónico en la cita más destacada de la programación del 50º aniversario del Festival de la Porta Ferrada. La orquesta israelí interpretó obras de Ludwig van Beethoven, Nikolái Rimski-Kórsakov y Anton Dvorak ante un público que casi llenaba el Espai Port y entre el que se encontraba el 'conseller' de Cultura, Ferran Mascarell.
Zubin Mehta y la Orquesta Filarmónica de Israel, en el Festival de la Porta Ferrada, este jueves. ACN
http://ads.grupozeta.es/RealMedia/ads/Creatives/default/empty.gifFue una noche grande para la música clásica, con la presencia de una de las mejores orquestas del mundo interpretando un programa dedicado al gran sinfonismo europeo del siglo XIX. Y fue también una noche tranquila, al revés de la primera cita española de la formación en Santander, en la que el grupo Interpueblos había desplegado antes del concierto pancartas reivindicativas del problema palestino y pidiendo el boicot a Israel. Las medidas de seguridad, con un amplia dotación de Mossos d'Esquadra, resultaron innecesarias y la soberbia interpretación de la orquesta fue la absoluta protagonista de la velada.
El concierto se inició con recreación de 'Octava sinfonía' de Beethoven, en la que se apuntó el potencial de todas las secciones, especialmente la de cuerda. Pero donde ya prendió el entusiasmo del público fue con la colorista interpretación de 'Capricho español' de Rimski-Kórsakov. La riqueza de matices y el poder de la percusión se pudieron de manifiesto con esta obra. El remate final llegó con una impresionante 'Sinfonía del nuevo mundo' de Dvorak, que dejó a la audiencia sin habla. La insistencia de las reclamaciones de un enardecido auditorio motivó una excitante propina con una espléndida interpretación de la obertura de una aclamadísima 'La forza del destino'.


ENTREVISTA

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-Vuelve a España con la IFO para actuar en Santander y en Sant Feliu de Guíxols. ¿Qué tienen de especial estos conciertos?
-Llevo ya 30 años viniendo a este país con la IFO. Volver a Santander es siempre un placer, pero será la primera vez que toquemos en Sant Feliu de Guíxols, en plena Costa Brava, y nos hace especial ilusión.
-Lleva 35 años con la formación israelí, de la que es director vitalicio. ¿Qué representa para usted esa orquesta?
-Es como mi familia, pero es que además con la IFO he cumplido muchos de mis sueños. Además de recorrer el mundo con ellos, hemos tocado tres veces en mi país natal. Pero me falta conquistar otras metas, entre ellas viajar a China.
-Y conseguir algún día actuar en los países árabes...
-Hemos tocado en la frontera con Palestina, pero no hemos conseguido ni siquiera que nos inviten en Egipto y Jordania que no están en guerra con Israel, ni tampoco que en Tel Aviv hayan hecho fuerza para que viajemos a estos países.
-Eso parece tan difícil como lograr la paz en la zona...
-Soy optimista y quiero pensar que la paz prevalecerá. Lo digo porque aunque sé que a ambos lados de la frontera hay mucha gente que no lo desea, hay otros más numerosos que sí están por la labor. Así que espero que ganen los que persiguen un objetivo beneficioso para todos.
-¿Y dónde está el camino para lograr el éxito?
-Hay que seguir tendiendo puentes de diálogo y en eso es importante el trabajo de los intermediarios neutrales y propiciar que los bandos enfrentados hablen entre sí de sus reivindicaciones evitando radicalismos. La educación es otro camino para conseguir que, poco a poco, se vaya desterrando el odio si lo que se aprende es a aceptar al vecino.
-Usted da el ejemplo con su fundación Mifneh...

-Estoy muy orgulloso de este proyecto en Israel y del Mehli Mehta de Bombay, donde 250 niños aprenden música. En el Mifneh enseñamos la música clásica occidental a jóvenes educados en Nazareth y Shwaram. Un suizo anónimo y el Banco Leumi de Israel patrocinan esta iniciativa integradora. Aparte, en Nazareth tenemos a 200 muchachos que aprenden tanto clásica como música árabe.
-¿Hasta dónde quiere llegar con esta iniciativa?
-Mi sueño es formar en el futuro una orquesta filarmónica israelí-árabe-india. Ahora mismo tengo ocho alumnos árabes, que espero que puedan formar parte algún día de la IFO.
-Supongo que con la que está cayendo lo que ahora le quita el sueño es la sostenibilidad del Palau de les Arts .
-Es un tema muy complicado, pero no solo aquí sino también en Italia y tenemos que vivir con eso. Piense que el presupuesto de Valencia es menos de la mitad del que disponíamos cuando llegué al teatro. Y vienen más rebajas.
-¿Y cuál es la solución?
-Es hora de hacer frente a la realidad aplicándonos también esos recortes a nosotros mismos. Es decir, reducir salarios, presupuestos e incluso los costes de las producciones. De momento estamos cooperando todos y, sinceramente, prefiero ser optimista porque se han conseguido grandes objetivos.
-Sobre todo con la orquesta...
-Me satisfacen las buenas críticas que hemos recibido ahora con Il trovatore y Medea pero el verdadero éxito de la orquesta ha sido poder ofrecer dos funciones de Tristán e Isolda donde los músicos han conseguido lucir unos timbres brillantes.
-Siempre que viene a Catalunya se acuerda del flautista Francesc Casanovas....
-Tengo muchos recuerdos de juventud con Casanovas, que era flautista de la orquesta de Pau Casals y uno de los músicos que se fueron de España con la dictadura de Franco. Él vino a tocar a Calcuta y dirigió la sinfónica local. Escribió un concierto para flauta y mi padre, que había sido solista con él, dirigió el estreno de la obra en Bombay. Era como de la familia y sentí mucho que cuando dirigí por primera vez en España él no estuviera aquí.
-¿De dónde surgió su amistad con Pau Casals?
-De mis actuaciones en su festival en Puerto Rico. Fue tan generoso conmigo que me dejó siempre elegir el repertorio. Él, por ejemplo, tenía vetados a Debussy y Ravel por razones personales. Cuando cumplí dos años en la muestra, le pedí permiso para tocar a esos compositores y me respondió: «De acuerdo. Has dirigido tan bien y te tengo tanta estima que te dejo que los programes». Y es que el maestro no había olvidado que durante su interpretación en París del Concierto número 2 para cellode Dvórak, Debussy, que estaba en la sala, le preguntó: «¿Por qué tocas esta mierda?» El violonchelista le dio la espalda el resto de su vida. Así era Casals.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / Sant Feliu de Guíxols

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