sábado, 20 de agosto de 2022

JAVIER CAMARENA GALA DE CALIDAD Y CALIDEZ EL FESTIVAL DE VERANO DE EL ESCORIAL (MADRID)

Recital de Javier Camarena. Piano, Rubén Fernández Aguirre. Auditorio, Festival de Verano de El Escorial, 19 de agosto, 2022

Programa

La mia letizia infondere

(I Lombardi alla prima crociata) (1843) G. Verdi

Una furtiva lagrima

(L'elisir d'amore) G. Donizetti

Obertura de L'arlesiana

Francesco Cilea

La maîtrese du roi… Ange si pur…

La favorite (1888) G. Donizetti

Je suis seul! … Ah! Fuyez, douce image

Manon (1884) J. Massenet

Pausa

La danza

Tarantella napolitana. G. Rossini

Mattinata

R. Leoncavallo

L’ultima canzone

F. P. Tosti

La rosa y el sauce

C. Guastavino

Dos canciones

I. Madre mía cuando muera

II. Arrullo Blas Galindo

Fiesta Lírica sobre temas de Barbieri, Gaztambide y Bretón

Arreglo Carlos Imaz

Serenata (Jota de Perico)

El guitarrico (1922) A. Pérez Soriano

Te quiero, morena (Jota de Baturro)

El trust de los tenorios (1910) José Serrano

Hace poco tiempo que el tenor mexicano dejó su residencia en Zürich, para venir a vivir a España, en Málaga. La actuación de Javier Camarena en el Festival Internacional de Verano de El Escorial demuestra la admiración y el interés que el tenor mexicano suscita en cada concierto, en este caso, con el aforo completamente vendido.

En 2021 fue galardonado en los Premios Internacionales de Ópera como "Cantante Masculino del Año". A España vuelve ahora acompañado al piano por Rubén Fernández Aguirre, un fiel compañero de años para este tipo de recitales, que se ha destacado además en otros escenarios.

El tenor lírico nacido en Xalapa mantiene su posición de preeminencia operística en el panorama actual. Solo basta repasar su programa anual, con roles como el del L'elisir d'amore de Donizetti, la primera ópera que cantó, según explicó en el escenario, en el Teatro Gaetano Donizetti de Bérgamo; Rigoletto de Verdi, en la Royal Opera House de Londres; Lucia di Lammermoor de Donizetti, en el Metropolitan Opera de Nueva York, o La flauta mágica de Mozart, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Llegan también numerosos otros papeles para la temporada que está a punto de comenzar.

Camarena es un cantante dotadísimo, seguro, que la noche del concierto padeció alguna ligerísima veladura en algunos fragmentos, apenas audible, que gestionó con una técnica impecable y una maestría escénica que lo distingue siempre.

Culpa seguramente del durísimo verano que se padece en algunos países europeos, con temperaturas cercanas a los 40 grados y una falta de agua y lluvia realmente dramáticas. El Escorial, asiento de los reyes Carlos V y Felipe II, Austrias mayores que fundaron el imperio en la península ibérica y dieron forma y fondo a la ciudad de la sierra madrileña, tiene un clima muy seco, especialmente en estas últimas semanas. Los aviones, los traslados y la vida ajetreada de los artistas, hacen el resto.

El cantante cuenta con un color vocal rico en matices y posibilidades, notas altas brillantes, famosos sus bises en varias óperas y teatros y una coloratura y fiato impecables. Generosa emisión que no mengua a pesar de que pasan los años por su repertorio y por un instrumento que cuida con una dieta sin abusos, sin gritos, descanso y otros comportamientos ad hoc.

Camarena interpreta regularmente papeles de bandera, junto a los artistas más importantes en las salas más repertoriadas de ópera del mundo. En las últimas temporadas, el tenor mostró su gran diversidad en roles líricos(o como concertista) en II Puritani, La fille du régiment, Il Pirata (su debut en el Teatro Real de Madrid) o La Cenerentola. Su presentación profesional tuvo lugar en Ciudad de México con La fille du régiment (2004).

Ya en 2007 se incorporó al conjunto de la Ópera de Zúrich. Cuatro años más tarde, hizo su debut en el Metropolitan Opera como Almaviva en Il barbiere di Siviglia de Rossini. Su voz va cambiando y sus interpretaciones y prestaciones acompañan la fisicidad de una garganta educada y generosa.

Conversando durante la gala con el público, explicó que le encantan los asistentes de la capital española, que en buena parte era el que llenaba el coliseo de Escorial, recordó a sus hijos, a los que siempre menciona, esta vez en relación con la canción “La rosa y el sauce” de Carlos Guastavino, maestro y compositor argentino al que admira y que siempre aparece incluido en sus conciertos.

El tenor ha colaborado con directores tan eminentes como el fallecido Claudio Abbado, Marco Armiliato, Maurizio Benini, Bruno Campanella, Giuseppe Finzi, Daniele Gatti, Fabio Luisi, Zubin Mehta, Evelino Pidò y Franz Welser-Möst. Su discografía incluye Recitales (2014), Serenata (2015) y un álbum de pop latino titulado Javier Camarena Canta a Cri Cri (2016). En agosto de 2018, Decca lanzó “Contrabandista”.

Por su parte, Rubén Fernández Aguirre, el pianista vasco que toca ahora con Javier Camarena nació en Barakaldo y fue discípulo de Félix Lavilla. Estudió en Viena y Múnich y es un habitual de cantantes como Carlos Álvarez, Ainhoa Arteta, Gabriel Bermúdez, Vanessa Goikoetxea o Ruth Iniesta, entre muchos otros. Actúa en la mayoría de teatros y festivales estatales, así como en la Staatsoper y el Musikverein de Viena, el Rossini Opera Festival de Pésaro o el Carnegie Hall de Nueva York. Buena técnica también, relajación adecuada, movimientos amplios, vestido de gris topo, como el cantante, modestia y discreción en su vínculo con uno de los grandes.

Ha sido acompañante en clases magistrales de Teresa Berganza, Renata Scotto, Jaume Aragall, Ileana Cotrubas, Simon Estes y Federica von Stade. Defensor del Patrimonio Musical, ha recuperado las cinco óperas de salón del compositor Manuel García y ha realizado la primera grabación de la integral de Enrique Granados. Apasionado con su labor, acompañó con entusiasmo manifiesto a Javier Camarena y se lució, aun tocando con partitura en las obras que interpretó solo.

La primera parte del concierto, se refirió a extractos de óperas de autores conocidos como Verdi, Donizetti y Massenet, porque el cantante y acompañante, tuvieron muy claro el tipo de entorno- veraniego- y público, variado, no necesariamente melómanos convencidos que acudiría al Auditorio.

Las elecciones fueron un acierto, porque se dedicó tiempo al repertorio clásico, más ligero y festivo después, con música de danza, del Mezzogiorno italiano, al repertorio sudamericano con Carlos Guastavino, para finalizar con obras tradicionales populares españolas, que, de alguna forma daba la pauta de la compenetración de los artistas con páginas tan difíciles de cantar por lo conocido y por su estilo, lleno de tipismo.

A todo y a todos llegó Camarena, que brindó propinas, tal vez la más sentida, con el público en pie, una canción de Antón García Abril, "Canto porque estoy alegre", una sugerencia de Rubén Fernández Aguirre, un compositor español apreciado y muy frecuentado, fallecido no hace mucho.

Se agradece y así lo entendió la audiencia, que las instituciones no se vayan como los ciudadanos que puedan hacerlo, todas de vacaciones y nos dejen en cambio a precios más que asequibles, joyas como este recital para amenizar el estío y hacerlo más disfrutable y más solar, y no solo desde un concepto puramente climatológico. Faltó el programa de mano, que sin embargo fue profusamente anunciado ya días antes del recital y cumplidamente respetado. Gracias.

Alicia Perris

Foto 3, Pablo Lorente


Lean también la entrevista realizada al tenor mexicano en noviembre de 2017

https://aliciaperris.blogspot.com/2017/11/el-tenor-xalapeno-javier-camarena.html


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