Recital de Javier Camarena. Piano, Rubén Fernández Aguirre. Auditorio, Festival de Verano de El Escorial, 19 de agosto, 2022
Programa
La mia letizia infondere
(I Lombardi alla prima crociata) (1843) G.
Verdi
Una furtiva lagrima
(L'elisir d'amore) G. Donizetti
Obertura de L'arlesiana
Francesco Cilea
La maîtrese du roi… Ange si pur…
La favorite (1888) G. Donizetti
Je suis seul! … Ah! Fuyez, douce image
Manon (1884) J. Massenet
Pausa
La danza
Tarantella napolitana. G. Rossini
Mattinata
R. Leoncavallo
L’ultima canzone
F. P. Tosti
La rosa y el sauce
C. Guastavino
Dos canciones
I. Madre mía cuando muera
II. Arrullo Blas Galindo
Fiesta Lírica sobre temas de Barbieri, Gaztambide y Bretón
Arreglo Carlos Imaz
Serenata (Jota de Perico)
El guitarrico (1922) A. Pérez Soriano
Te quiero, morena (Jota de Baturro)
El trust de los tenorios (1910) José Serrano
Hace poco tiempo que el tenor mexicano dejó su residencia en
Zürich, para venir a vivir a España, en Málaga. La actuación de Javier Camarena en el Festival
Internacional de Verano de El Escorial demuestra la admiración y el interés que
el tenor mexicano suscita en cada concierto, en este caso, con el aforo
completamente vendido.
En 2021 fue galardonado en los Premios Internacionales de Ópera como "Cantante Masculino del Año". A España vuelve ahora acompañado al piano por Rubén Fernández Aguirre, un fiel compañero de años para este tipo de recitales, que se ha destacado además en otros escenarios.
El tenor lírico nacido en Xalapa mantiene su posición de
preeminencia operística en el panorama actual. Solo basta repasar su programa
anual, con roles como el del L'elisir d'amore de Donizetti, la primera ópera
que cantó, según explicó en el escenario, en el Teatro Gaetano Donizetti de
Bérgamo; Rigoletto de Verdi, en la Royal Opera House de Londres; Lucia di
Lammermoor de Donizetti, en el Metropolitan Opera de Nueva York, o La flauta
mágica de Mozart, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Llegan también
numerosos otros papeles para la temporada que está a punto de comenzar.
Camarena es un cantante dotadísimo, seguro, que la noche del
concierto padeció alguna ligerísima veladura en algunos fragmentos, apenas
audible, que gestionó con una técnica impecable y una maestría escénica que lo
distingue siempre.
Culpa seguramente del durísimo verano que se padece en algunos
países europeos, con temperaturas cercanas a los 40 grados y una falta de agua
y lluvia realmente dramáticas. El Escorial, asiento de los reyes Carlos V y
Felipe II, Austrias mayores que fundaron el imperio en la península ibérica y
dieron forma y fondo a la ciudad de la sierra madrileña, tiene un clima muy
seco, especialmente en estas últimas semanas. Los aviones, los traslados y la vida
ajetreada de los artistas, hacen el resto.
El cantante cuenta con un color vocal rico en matices y
posibilidades, notas altas brillantes, famosos sus bises en varias óperas y
teatros y una coloratura y fiato impecables. Generosa emisión que no mengua a
pesar de que pasan los años por su repertorio y por un instrumento que cuida
con una dieta sin abusos, sin gritos, descanso y otros comportamientos ad hoc.
Camarena interpreta regularmente papeles de bandera, junto a los
artistas más importantes en las salas más repertoriadas de ópera del mundo. En
las últimas temporadas, el tenor mostró su gran diversidad en roles líricos(o
como concertista) en II Puritani, La fille du régiment, Il Pirata (su debut en
el Teatro Real de Madrid) o La Cenerentola. Su presentación profesional tuvo
lugar en Ciudad de México con La fille du régiment (2004).
Ya en 2007 se incorporó al conjunto de la Ópera de Zúrich. Cuatro
años más tarde, hizo su debut en el Metropolitan Opera como Almaviva en Il
barbiere di Siviglia de Rossini. Su voz va cambiando y sus interpretaciones y
prestaciones acompañan la fisicidad de una garganta educada y generosa.
Conversando durante la gala con el público, explicó que le encantan
los asistentes de la capital española, que en buena parte era el que llenaba el
coliseo de Escorial, recordó a sus hijos, a los que siempre menciona, esta vez
en relación con la canción “La rosa y el sauce” de Carlos Guastavino, maestro y
compositor argentino al que admira y que siempre aparece incluido en sus
conciertos.
El tenor ha colaborado con directores tan eminentes como el fallecido Claudio Abbado, Marco Armiliato, Maurizio Benini, Bruno Campanella, Giuseppe Finzi, Daniele Gatti, Fabio Luisi, Zubin Mehta, Evelino Pidò y Franz Welser-Möst. Su discografía incluye Recitales (2014), Serenata (2015) y un álbum de pop latino titulado Javier Camarena Canta a Cri Cri (2016). En agosto de 2018, Decca lanzó “Contrabandista”.
Por su parte, Rubén Fernández Aguirre, el pianista vasco que toca
ahora con Javier Camarena nació en Barakaldo y fue discípulo de Félix Lavilla.
Estudió en Viena y Múnich y es un habitual de cantantes como Carlos Álvarez,
Ainhoa Arteta, Gabriel Bermúdez, Vanessa Goikoetxea o Ruth Iniesta, entre
muchos otros. Actúa en la mayoría de teatros y festivales estatales, así como
en la Staatsoper y el Musikverein de Viena, el Rossini Opera Festival de Pésaro
o el Carnegie Hall de Nueva York. Buena técnica también, relajación adecuada,
movimientos amplios, vestido de gris topo, como el cantante, modestia y
discreción en su vínculo con uno de los grandes.
Ha sido acompañante en clases magistrales de Teresa Berganza,
Renata Scotto, Jaume Aragall, Ileana Cotrubas, Simon Estes y Federica von
Stade. Defensor del Patrimonio Musical, ha recuperado las cinco óperas de salón
del compositor Manuel García y ha realizado la primera grabación de la integral
de Enrique Granados. Apasionado con su labor, acompañó con entusiasmo
manifiesto a Javier Camarena y se lució, aun tocando con partitura en las obras
que interpretó solo.
La primera parte del concierto, se refirió a extractos de óperas de
autores conocidos como Verdi, Donizetti y Massenet, porque el cantante y
acompañante, tuvieron muy claro el tipo de entorno- veraniego- y público,
variado, no necesariamente melómanos convencidos que acudiría al Auditorio.
Las elecciones fueron un acierto, porque se dedicó tiempo al repertorio clásico, más ligero y festivo después, con música de danza, del Mezzogiorno italiano, al repertorio sudamericano con Carlos Guastavino, para finalizar con obras tradicionales populares españolas, que, de alguna forma daba la pauta de la compenetración de los artistas con páginas tan difíciles de cantar por lo conocido y por su estilo, lleno de tipismo.
A todo y a todos llegó Camarena, que brindó propinas, tal vez la
más sentida, con el público en pie, una canción de Antón García Abril, "Canto porque estoy alegre", una sugerencia de Rubén Fernández Aguirre, un compositor
español apreciado y muy frecuentado, fallecido no hace mucho.
Se agradece y así lo entendió la audiencia, que las instituciones
no se vayan como los ciudadanos que puedan hacerlo, todas de vacaciones y nos
dejen en cambio a precios más que asequibles, joyas como este recital para
amenizar el estío y hacerlo más disfrutable y más solar, y no solo desde un
concepto puramente climatológico. Faltó el programa de mano, que sin embargo fue profusamente anunciado ya días antes del recital y cumplidamente respetado. Gracias.
Alicia Perris
Foto 3, Pablo Lorente
Lean también la entrevista realizada al tenor mexicano en noviembre de 2017
https://aliciaperris.blogspot.com/2017/11/el-tenor-xalapeno-javier-camarena.html
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