La exposición está
organizada en torno a una selección de fotografías y audiovisuales que forman
parte de un proyecto con el que Albert Kahn, banquero judío asentado en el
París de principios del siglo XX, intentó archivar el mundo.
El enorme proyecto que puso
en marcha le llevó a documentar 50 países a lo largo de más de dos décadas de
un trabajo que solo interrumpió el crack del 29.
A Kahn, al que podemos
considerar el primer artista conceptual de la historia, le obsesionaba una idea
que fundamenta la puesta en marcha del archivo: contribuir con él a la
construcción una paz duradera a partir del diálogo intercultural.
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