Pocas voces tan sugerentes
como las de esta cantante italiana, siempre musical y expresiva tanto como
mezzosoprano en épocas pretéritas, o como, más recientemente, soprano.
Su timbre penumbroso, de tersa encarnadura, y su fraseo, elegante y cuidado, son ideales para captar los claroscuros de un programa modélico en el que se integran canciones de Debussy, Britten, Poulenc, Respighi y Albéniz, que sirven de cortejo a la gran novedad que suponen las escritas por la gran Nadia Boulanger, una de las pedagogas musicales más importantes y famosas de la historia moderna, maestra demúsicos y creadora original.
Su timbre penumbroso, de tersa encarnadura, y su fraseo, elegante y cuidado, son ideales para captar los claroscuros de un programa modélico en el que se integran canciones de Debussy, Britten, Poulenc, Respighi y Albéniz, que sirven de cortejo a la gran novedad que suponen las escritas por la gran Nadia Boulanger, una de las pedagogas musicales más importantes y famosas de la historia moderna, maestra demúsicos y creadora original.
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