Los teatros y cines acusan
un descenso generalizado de ventas de entradas
BLANCA CIA
La inestabilidad de la
situación política que se está viviendo en Barcelona en los últimos dos meses
está teniendo un impacto directo en el consumo cultural en salas de teatro,
cines y auditorios. El Liceo, una de las instituciones culturales más representativas
de Barcelona, está acusando con más rotundidad la reducción de público: ha
dejado de ingresar 400.000 euros entre septiembre y lo que va de octubre de la
venta de entradas en taquilla, un 30% menos respecto al mismo periodo del año
pasado. “Se empezó a notar un poco tras los atentados de agosto, que marcaron
un descenso de las entradas que se compran en ventanilla para asistir a
funciones futuras o para paquetes regalo. Ahora, la situación es preocupante
sobre todo si se convierte en tendencia. Si seguimos así tres o cuatro semanas
más será negativo, pero si no remonta en los próximos meses será insostenible.
Y es un fenómeno que no es exclusivo del Liceo porque todos los operadores
culturales de la ciudad están más o menos igual”, explica Roger Guasch,
director general del centro lírico.
En el teatro de ópera de
Barcelona, la venta de entradas supone unos ingresos por temporada de 15 a 16
millones de euros. La mitad de esa cantidad corresponde a los abonados y el
resto procede de la venta en ventanilla, de ahí la preocupación por el ritmo de
los dos últimos meses. De esos 400.000 euros menos contabilizados, 270.000 son
de entradas que no se vendieron de las siete funciones del primer título de la
temporada, Il Viaggio a Reims. Los restantes 130.000 son el cálculo que han
realizado de la venta futura —de otros títulos programados— que se han dejado
de ingresar, siempre comparándolo con los datos de 2016: “La gente está más
pendiente que nunca de la tele y de las noticias”, añade Guasch.
El problema está repercutiendo
también en los abonos flexibles que son los que más se adquieren en otoño,
justo al empezar la temporada: “Por estas fechas, el año pasado habíamos
vendido 200 y este, 65”. El cálculo de espectadores para estos días era de
20.000 y no se han superado los 17.000: “El que niegue que no le pasa algo
parecido, falta a la verdad, porque nos está afectando a todos y confiamos en
que esto cambie, porque el Liceo, además, ha hecho un esfuerzo titánico para
remontar la situación financiera”, zanja Guasch.
El impacto no es tan
acusado en el Palau de la Música en su doble actividad: la turística y como
sala de conciertos. “El dato más objetivo que tenemos es la caída de visitas
guiadas en el puente del Pilar, que es tradicionalmente de turismo español, que
fue de un 20% respecto al año pasado”, explica Joan Oller, director general del
Palau.
El atentado que sacudió
Barcelona el 17 de agosto, por el contrario, solo provocó cancelaciones los
días inmediatamente posteriores para volver a la normalidad a la semana
siguiente. “En los conciertos de Palau 100 —los que programan directamente— el
mayor volumen es de abonados y esos no se han visto afectados por la
coyuntura”, añade. En cambio, la venta por ventanilla ha bajado un 15% a partir
del 1 de octubre. “Lo importante es que no se vean escenas de violencia que es
lo que realmente alarma”, apunta Oller en referencia al gran impacto que
tuvieron las cargas policiales del 1-O. El Palau, como todos los centros
culturales de la ciudad, se sumó a la huelga dos días después.
El pasado sábado, día de
apertura de la temporada del Palau, se registró un lleno prácticamente total
pese a que esa misma tarde cerca de medio millón de personas salieron a las
calles del centro pidiendo la libertad de los dirigentes de Òmnium Cultural y
de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Jordi Cuixart y Jordi Sànchez……
https://elpais.com/cultura/2017/10/24/actualidad/1508866991_507606.html
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