Té con
Nefertiti, comisariada por Till Fellrath y Sam Bardaouil, examina cómo el arte
puede convertirse en una herramienta a través de la cual se crean imágenes de
culturas. Se considera éste desde tres perspectivas distintas: a través de los
ojos del artista, en el museo o contexto de la exposición, y finalmente, en el
ámbito público y los medios de comunicación de masas, y que son las tres
secciones en que se divide la exposición. Cada obra de arte arranca como una
expresión creativa y formal del artista, y principalmente puede contemplarse
como tal. Aunque cuando se las introduce en el contexto de un museo quedan
sujetas a los mecanismos visuales y literarios de la exposición, creándose
nuevas capas de significado. La obra de arte puede convertirse igualmente en
tema de interés público, adquiriendo un estatus de icono, y transformándose en
símbolo de identidad cultural colectiva o de proyecto político. Té con
Nefertiti ilustra cómo una obra de arte puede adquirir distintos significados
cuando es observada desde estos puntos de vista, ayudando a la conformación de
una narrativa a través de la cual se construye la imagen de una cultura.
Al viajar por el espacio y el tiempo, las obras de arte adquieren variedad de
significados y funciones. El siglo XIX fue testigo del nacimiento de la
arqueología moderna y del auge de los grandes museos. Las grandes colecciones
se amasaron en un contexto de imperialismo y colonialismo. Las obras de arte se
presentaban en despliegues expositivos en los que se promulgaban ideologías
concretas. Pronto surgieron otros mecanismos expositivos: ferias mundiales,
pabellones nacionales, galerías de arte e incluso centros comerciales, todos
ellos participando en el ordenamiento visual del mundo como exposición. Se
instauraron clasificaciones y jerarquías, se marcaron cánones, y la historia
del arte, o mejor dicho, el arte de escribir historia quedó establecido. Con el
tiempo, éstas se han convertido en narraciones culturales del otro. La
modernidad como producto occidental recreada décadas después por los no
occidentales, pero a menor escala se convirtió en la metahistoria. Esta noción
aún obedece a la muy criticada dicotomía centro-periferia, metrópoli-colonia,
occidente-no occidente. Al mismo tiempo, durante el auge del Estado nación, se
fue rebuscando en la herencia visual en busca de formas icónicas a través de
las cuales se pudieran transmitir proyectos de identidad nacional. En lo
expuesto anteriormente, el arte es concebido como una herramienta que, una vez
insertada en muestras cuidadosamente construidas dentro de una variedad de
estructuras expositivas, podría convertirse en un potente agente de apropiación
del pasado, para controlar el presente e incluso dictar el futuro.
Té con Nefertiti congrega a veintiséis artistas contemporáneos
internacionales y colectivos de artistas con obras que giran en torno a la
crítica de la museología, la puesta en escena y presentación de la obra de
arte, la creación de la narrativa histórica y el uso de mecanismos de
exposición visuales y literarios como una manera de conformar y enmarcar la
cultura del otro. Partiendo del presente, las obras de arte aquí expuestas
actúan como hilo conductor, ofreciendo una perspectiva crítica sobre muy
debatidos modos de presentación que emergieron en el siglo XIX y que siguen
vigentes en la cultura visual de hoy.
Desde su inicio, y tras dos años de investigación académica, investigación
histórico-artística, un sinfín de viajes, visitas de estudio y excavaciones
‘archivísticas’, Té con Nefertiti fue motivada por un deseo de ofrecer un
contexto diferente para el estudio de lo contemporáneo. La exposición reconoce
la necesidad de investigar más en ámbitos no tan explorados por los comisarios
de arte contemporáneo, sobre todo en lo relacionado con artistas del mundo
árabe o con áreas confusamente consideradas como periféricas de los principales
centros de producción artística. La necesidad de buscar y resaltar una revisión
crítica del desarrollo de una historia del arte que manifiesta ciertas
especificidades que no son alternativas a, sino relacionales con, otras
características locales históricas y artísticas, es esencial. Este hecho es igualmente relevante para la construcción de un
marco histórico a través del cual evaluar el estado actual de producción y
percepción del arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario