Kafka Fragmente, Opus
24, de György Kurtág. Con Christine Schäfer e Isabelle Faust, violín. Las
Noches del Real (I) ,(3ra. Edición).Teatro Real, miércoles 6 de noviembre.
Hacen su aparición con el otoño Las Noches del
Real, que se inauguraron con un dúo de voz-soprano- y violín, en una velada
intimista, una única edición en medio de las trepidantes óperas que versaron
sobre la conquista española en México.
Están de vuelta en su tercera edición con
creativas ocurrencias musicales, diversas, amplias y bien pensadas. Son ocho
convocatorias en un despliegue que pasa por un Kurtág o la poco definible
manera de producirse de Antony and the Johnsons.
Al violín Isabelle Faust hace su debut en el
coliseo madrileño, mientras que Christine Schäffer ya actuó en otras ocasiones:
la temporada 2011-2012 también en una convocatoria similar con el Klangforum
Wien y la temporada pasada en Don Giovanni de Tcherniakov, con la dirección de
Alejo Pérez.
Entre la comunidad judía de todo el mundo,
Kafka es una leyenda, condición que comparte con Kurtág, así como una conexión
espiritual que desemboca en una dedicación detallada del compositor a los
diarios y cartas del escritor de Praga.
Son cuarenta canciones
que Schäffer, con un repertorio de lo más variado a sus espaldas, resuelve con
elegancia y finura. Muy bien en toda la ejecución, cuenta con un instrumento
que da en este caso muy bien la talla. Este concierto es una propuesta que de
ninguna manera es para el gran público sino para aquellos que pueden disfrutar
con lo que está concebido y sentido para unos pocos que escogen la diferencia.
Isabelle Faust, La
violinista acompañante, sin embargo otra protagonista, es ella misma una figura
en el escenario, dotada de una sugerente musicalidad, llena de gracia. Sensible
en este recorrido á deux que enriquece las obras de los dos
centroeuropeos.
Rigurosa en la calidad y en la excelencia,
esta no fue una noche larga. Los asistentes, que dieron muestras de no haber
estado en la sala por casualidad o por dejarse llevar solo por la programación
del abono anual, disfrutaron mucho de un poco más de una hora de música.
¡Qué talento!, Kafka
sigue dando que hablar y que escribir, como todos los artistas- escritores,
músicos, pintores - del final del imperio Austrohúngaro! Carne de decadencia,
ésta, de final de trayecto y de nostalgia, pero cómo nos gustan…
Alicia
Perris
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