26
marzo – 28 junio 2015
Jean Dunand. Madame Agnès, 1927.
Cortesía Galerie Michel Giraud, París
La
exposición El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935, quiere
ofrecer la oportunidad de conocer, juzgar y disfrutar del que ha sido llamado
"el último estilo total" de la historia: el difícilmente definibleart
déco.
El "estilo" –o más bien la mezcla de estilos e influencias– que
llamamos art déco empezó a desperezarse en París, la entonces
capital del arte moderno, alrededor de 1910, en buena parte como reacción
contra el art nouveau, que había vuelto al simbolismo del XIX y a
la naturaleza como fuente de inspiración de las artes. Los cultivadores del décotenían
la pretensión, moderna por definición, de crear algo nuevo, pero al mismo
tiempo concentraron en sus prácticas una enorme variedad de fuentes e
influencias, que iban desde los estilos nacionales históricos –en el caso de
Francia, los de los siglos XVIII y XIX– hasta las tradiciones vernáculas,
pasando por las de otras épocas y otros países como la Grecia arcaica, Egipto,
África, México, Japón o China, sin olvidar el influjo ejercido por las primeras
vanguardias –en especial el cubismo–, pues como ya había ocurrido con los
cultivadores delnouveau, los representantes del nuevo estilo estaban
absolutamente al día de las corrientes artísticas más actuales.
La exposición El gusto moderno. Art déco en
París, 1910-1935 quiere ofrecer la oportunidad de conocer, juzgar y
disfrutar del que ha sido llamado "el último estilo total" de la
historia: el difícilmente definible art déco.
La diversidad de fuentes privó al art déco de un cuerpo
único de rasgos estilísticos. Desde las flores estilizadas y la importancia de
la luz o de las fuentes de la Exposición Internacional de Artes Decorativas e
Industriales Modernas celebrada en París en 1925, hasta elModern Jazz y
el Streamline del diseño industrial norteamericano que se
impuso entre los años treinta y cincuenta en todo el mundo, al art déco se
le puede reconocer cierta unidad por su culto a la calidad, su incorporación de
las formas de vida modernas, la celebración de lo nuevo, de la sensualidad
juvenil y también del consumo. Además, el déco cultiva como procedimiento
generalizado cierta amplificación del detalle y del efecto, la elección de
materiales exóticos, la calidad de su factura y un dominio maestro de las
técnicas de seducción del gusto del público. Lo que conocemos como art
décofue un estilo moderno, pero alternativo a la vanguardia; significó una
modernidad más pragmática y ornamental que utópica y funcionalista, y se
convirtió en el gran estilo del deseo y el gusto modernos, tan característicos
de las sociedades occidentales y del capitalismo de las primeras décadas siglo
XX.
Jan & Joël Martel. Maqueta del Árbol cubista para la Exposición Internacional de París, 1925.
Colección F. Langer Martel
La iniciativa del gobierno francés de celebrar la Exposición de 1925
–originalmente programada para 1916– con el fin de restablecer la primacía
internacional de los productos de la industria francesa del lujo, supuso un
verdadero trampolín para el art déco. La Exposición acaparó la
atención mundial y provocó enseguida la difusión del estilo por todo el mundo.
En París, sus principales consumidores fueron las mujeres jóvenes de clase alta
aficionadas a la moda y los couturiers que trabajaban para
ellas, algo de lo que los espectaculares apartamentos de Jacques Doucet,
Suzanne Talbot o Jeanne Lanvin son claros ejemplos.
Puede decirse que el art déco nació en París tras el fin
de la Primera Guerra Mundial y se prolongó en el tiempo hasta que las
consecuencias del Crack de Wall Street de 1929 se hicieron sentir también en
Francia, a partir de 1931. Hacia 1929 comenzaría a abrirse paso en su seno otra
sensibilidad, más en tránsito hacia la otra modernidad, que reaccionaba contra
el lujo excesivo y la voluptuosidad ornamental de buena parte del primer art
déco. En paralelo a un retorno en todo el mundo a cierta austeridad en las
artes decorativas y la construcción, un grupo de jóvenes artistas
–evolucionados o disidentes del primer déco y miembros de la
posterior Union des artistes modernes (UAM) fundada en París en 1929– comenzó a
trabajar de un modo más sobrio, utilizando acero y cromo tubular como
principales materiales, influenciados por el movimiento moderno que,
desarrollado en Holanda y Alemania, en Francia representaba principalmente Le
Corbusier, quien había sido el principal antagonista del nuevo estilo ya antes
de 1925. Hasta aquí el relato histórico del primer déco, del que
esta exposición se ocupa desde un punto de vista muy específico: el de su
inclusión en la historia del arte moderno.
La muestra El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935 se
organiza en ocho secciones, cronológicas y temáticas, a través de las que se
narra un fenómeno tan fascinante como poco conocido. En espacios y ambientes de
distinta envergadura, la exposición combina reconstrucciones y recreaciones con
casi cuatrocientas piezas de pintura, escultura, mobiliario, moda, joyería,
perfumería, cine, arquitectura, vidrio, cerámica, laca y orfebrería, además de
tejidos, encuadernaciones, fotografías, dibujos, planos, maquetas, carteles
publicitarios y revistas, que testimonian el gusto moderno y el aire de un
tiempo tan difícil de captar como presentes en nuestra cultura contemporánea.
Charlotte Perriand. Silla Guéridon, c. 1927. Musée des Beaux-arts de la Ville de Reims © C.Devleeschauwer
A través de esas obras, el relato expositivo comienza buscando los orígenes
del déco en el París de la primera década del siglo XX,
revisando el cubismo como una de sus fuentes y ofreciendo una panorámica del
lujo y la funcionalidad de los interiores franceses de los años veinte.
Después, plantea un recorrido por la Exposición Internacional de París de 1925.
La muestra es intensa a la hora de exponer los objetos resultantes de los
procesos de seducción para el consumo y creación de nuevos hábitos
sentimentales, corporales e intelectuales que el déco ejerció
sobre la moda, la perfumería, los complementos y los objetos decorativos; la
muestra se demora en la presencia de lo exótico en eldéco –centrada
en la Exposición Colonial de 1931 en París– y llega hasta mediados de los años
treinta, cuando la peculiar modernidad del déco se reúne y se
mezcla con aquellas nuevas formas –las de Charlotte Perriand, Le Corbusier o
Eileen Grey– habitualmente identificadas con la modernidad, de cuya historia el decó,
curiosa e injustamente, parece casi no haber formado parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario