Un carnaval en Italia: músicas,
danzas y artes circenses del siglo XVII. Teatros del Canal. 3 de marzo de 2015.
Concepción
y dirección: Vincent
Dumestre.
Vestuario:
Chantal Rousseau
Puesta
en escena y coreografía: Cécile Roussat
Escenografía:
François
Destors
Cantantes:
Bruno Le Levreur (alto), Hugues Primard (tenor), Serge Goubioud (tenor),
Enmanuel Vistorky (bajo).
Acróbatas, mimos y Guitarra: Stefano Amori y Lulien Lubek.
Acróbatas: Ahmed Said, Olivier Landre, Quentin Bancel, Antoine Hélou y Rocco Le Flem.
Músicos:
Johannes Frisch, Emmanuel Mure, Stéphane Tamby, Lucas Péres, Thomas de
Pierrefeu, Michèle Claude y Vincent Dumestre.
Programa
musical
.
Litanie dei Santi (procesión popular) - Maletti
.
Serenata che fa madonna Gola a messir Carnaval - Fasolo
.
L´altre nott al far del griono- Fasolo
.
Al me pias´il vin alban- Fasolo
.
Una volta fui al mar- Maletti
.
Finiam la dunque o fier Sguizzon- Maletti
.
Mentre per bizarria- Fasolo
.
Ciaconna- Maletti
.
Villanelle del Pescatore- anónimo (arr. Maletti)
.
Colascione- Kapsberger
.
Tarantella del Gargano- anónimo
.
Preludio- Maletti
.
Lamento del Naso, pasticcio- Monteverdi/Lattarico
.
Ballo di tre zoppi- Fasolo
.
Lamento di madama Lucia con la ripostadi Cola- Fasolo
.
Hor cantar più nonvogliamo, Moresca- Fasolo
Le Poème Harmonique, es una formación de referencia en la música vocal e instrumental de los siglos XVII y
XVIII. Siempre en los Teatros del Canal que hoy por hoy bajo la dirección de
Albert Boadella, es el buque insignia de la variedad y calidad de oferta
teatral y afines en Madrid, ya nos deleitó con Le bourgeois gentilhomme” de
Molière en 2011. Un hallazgo y una sorpresa “éblouissante”.
Se respira en esta producción el
antiguo y reconoscible aroma del teatro y las puestas de Jean Baptiste
Poquelin, que, partiendo de La commedia dell´Arte, llegó a escribir las páginas
más críticas de la sociedad francesa del XVII, en plena época de Louis XIV, el
demiurgo de Versalles.
Pero también resuenan los ecos del
primitivo teatro didáctico que impartía doctrina religiosa en las iglesias. De
hecho, el espectáculo comienza con la Litanie del Santi, de Maletti (procesión
popular), mezclando una vez más las complicadas relaciones entre el Carnaval,
dionisíaco, exultante, y la cuaresma, tierra de contrición y recogimiento
cristiano.
Y por supuesto está presente
aquella película legendaria que hizo hace varias décadas Anne Mnouchkine con Le
théâtre du Soleil sobre Molière, una cinta de culto que cambió la mirada sobre
el teatro del siglo XVII. Y el arte desde hace muchos años, de los fundadores
grupos teatrales de Els Comediants y Els Joglars, inspirado esta última
agrupación por la maestría y el talento de Albert Boadella.
Y nos instalamos en las
cancioncillas napolitanas, romanas, porque Le Poème Harmonique en esta ocasión
ha conseguido enfrentar un repertorio italiano, aparentemente alejado del
clasicismo versallesco, pero hermano de sangre del teatro francés del siglo de
Racine o de Corneille, de Rameau o de Lully.
La música es aquí una extraña
conjunción de melancolía y disfrute, una narrativa que va de la contención
temerosa al más abierto frenesí, porque eso es el carnaval, un maridaje
perfecto entre Eros y Tanatos. Freud está omnipresente, claro que sí y el poeta
Horacio, con su mítico Carpe Diem. Es buena la afinación de los cantantes y los
instrumentistas, aunque esto no es la performance de una ópera purista, ni debe
serlo, se trata de un´altra cosa”. Excelente la pronunciación en italiano de
toda la obra, las canciones, los comentarios sotto voce, las exclamaciones
sofocadas.
En Italia, el carnaval de Venecia
es totémico. En esta ciudad, a principios del siglo XVII, durante los diez días
que la ley concedía al Carnaval antes de la llegada de la Cuaresma, las fiestas alcanzaban su
máximo esplendor en los palacios y en las calles.
Los banquetes gigantescos y
pantagruélicos, acompañados por música, rivalizaban en fasto y belleza,
mientras que la calle declinaba máscaras, juegos y trucos de todo tipo:
campesinos, lacayos, vendedores ambulantes y charlatanes, burgueses y
príncipes, laicos y religiosos se reúnen para asistir a los espectáculos de
acróbatas, de equilibristas, malabaristas, hazañas de fuerza y de espectáculos
teatrales.
La ironía de los zannis, sirvientes
ocultos de la Commedia dell´arte, contextualizan los cantos, a veces parodias
mordaces de Polichinelas deformados. Las músicas acompañan la acción y los
Arlequines se desbocan en un inefable movimiento perpetuo jalonado de máscaras
y de sugerencias sutiles. Se trata de un espejismo onírico que no se detiene
nunca.
Así el espectáculo se va hilando con fantasías que van desde las marionetas, hasta los fuegos artificiales, piruetas y malabares con fuego y juegos de magia para sorprender al espectador. El circo está al alcance de la mano y la atmósfera recuerda el Casanova de Fellini, que tan bien recreó la geografía erótica de Venecia y sus canales. Un territorio donde se transmutan la herejía, el deseo y el temblor de la carne. Intenso.El director de la compañía, un superdotado emocional, Vincent Dumestre, como todos los actores, acróbatas y músicos que la componen, maestros en el trabajo corporal, gestual, el canto y la música en equipo, explica que “Tradicionalmente, el Carnaval es el periodo de alegría que precede a la Cuaresma, cuando la gente se libera de los límites fijados por las reglas: es la inversión de los valores, que abre las puertas a la extravagancia y el desenfreno que se observan en las pinturas de Brueghel y de El Bosco.En la Roma del siglo XVII, es toda la ciudad la que vive al ritmo de los espectáculos teatrales, de la Commedia dell’Arte, de los espectáculos improvisados de acróbatas y bailarines… Y este universo es el que nos ha inspirado para crear nuestro Carnaval barroco”, un “espectáculo que revive aquella Roma barroca, sus músicos y su vitalidad”.
Así el espectáculo se va hilando con fantasías que van desde las marionetas, hasta los fuegos artificiales, piruetas y malabares con fuego y juegos de magia para sorprender al espectador. El circo está al alcance de la mano y la atmósfera recuerda el Casanova de Fellini, que tan bien recreó la geografía erótica de Venecia y sus canales. Un territorio donde se transmutan la herejía, el deseo y el temblor de la carne. Intenso.El director de la compañía, un superdotado emocional, Vincent Dumestre, como todos los actores, acróbatas y músicos que la componen, maestros en el trabajo corporal, gestual, el canto y la música en equipo, explica que “Tradicionalmente, el Carnaval es el periodo de alegría que precede a la Cuaresma, cuando la gente se libera de los límites fijados por las reglas: es la inversión de los valores, que abre las puertas a la extravagancia y el desenfreno que se observan en las pinturas de Brueghel y de El Bosco.En la Roma del siglo XVII, es toda la ciudad la que vive al ritmo de los espectáculos teatrales, de la Commedia dell’Arte, de los espectáculos improvisados de acróbatas y bailarines… Y este universo es el que nos ha inspirado para crear nuestro Carnaval barroco”, un “espectáculo que revive aquella Roma barroca, sus músicos y su vitalidad”.
Dumestre, que ha buceado con profundidad en el Barroco, representado de
manera imponente en la actualidad por directores de orquesta, orquestas y
solistas avezados y muy reconocidos, explica que “De la época barroca,
conservamos todo tipo de legados escritos –relaciones de viajeros, por ejemplo-
que demuestran que los instrumentos utilizados en la música profesional eran
prácticamente los mismos que eran utilizados en la música tradicional: guitarras
barrocas, violones y flautas y ciertos instrumentos populares, tomados por la
nobleza: esos dos mundos vivían una permeabilidad mucho más real de lo que
pensamos”.
Le Poéme Harmonique lleva 18 años
trabajando y actuando en una red internacional
para aflorar el repertorio del primer Barroco de Italia y Francia.
“Chaconas, villancicos, ‘tarantellas’, bailes… acompañados de la corneta, la
viola, la tiorba, la guitarra o la percusión. Son las danzas que te encontrabas
por las calles de Roma, y que a veces eran interpretadas y otras cantadas”.Los músicos, todo en el tiempo en escena, desarrollan una creatividad que
sorprende y emociona. Muy bien el violín de Johannes Frisch, la corneta de
Emmanuel Mure, el fagot de Tamby, el lirone y el tamburello de Lucas Péres, la
percusión de Michèle Claude (la única mujer del ensemble francés) y por
supuesto, la labor del propio Vincent Dumestre en la tiorba y la guitarra
barroca.
Los acróbatas, mimos y guitarra como Stefano Amori o Julien Lubek, Ahmed
Said, Olivier Landre, Quentin Bancel, Antoine Hélou y Rocco Le Flem, ponen de
manifiesto que, como tantos proyectos franceses, éste también es cosmopolita y
multicultural, con gentes de todas partes, aunque esa filosofía histórica y de
vida de la república gala se haya visto puesta a prueba (como la paciencia de
los propios franceses), por aquellos que quieren quebrar un modelo de sociedad
comprensivo y diferente, generoso.La noche del 3 de marzo, hubo hasta celebración de cumpleaños. Premiando
las proezas de volteretas, flig-flags, equilibrios invertidos, quintas y saltos
mortales de uno de los acróbatas, sus compañeros sacaron una tarta de festejos
al escenario.
El público, encantado y sorprendido por la producción, se derramó en
“bravos”, silbidos de aprobación y un torrente de aplausos. Lógico y merecido.
Dicen en España que “es de bien nacidos ser agradecidos”.
Finalmente, credo que la sfida de Le Poéme Harmonique è far vivere
un`sperienza indimenticabile, grande, ed emozionare raccontando con música e
movimiento. Una appassionante rivisitazione piena di tenerezza de la storia del
teatro in Europa. Che fico!
Alicia Perris
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