(Del 03 de octubre de
2015 al 21 de febrero de 2016)
A finales del siglo
XIX comenzaron a diluirse las fronteras y la preeminencia entre las distintas
disciplinas artísticas. Así, las artes gráficas pasaron a ser objeto de gran
interés y experimentación por parte de relevantes pintores, lo que ayudó al reconocimiento
como artistas de ilustradores y cartelistas profesionales.
Asimismo, las
mejoras e innovaciones en las técnicas de impresión y estampación, con
procedimientos de reproducción cada vez más rápidos y de mayor calidad, y la
generalización de la publicidad como parte sustancial de la actividad
económica, social y cultural rompieron definitivamente los límites que la
ilustración gráfica había conocido hasta entonces, dentro de libros y
publicaciones periódicas, para colonizar en forma de atractivos carteles
publicitarios las calles de las ciudades, a modo de espectaculares galerías de
arte.
Con la irrupción de las vanguardias
históricas en las primeras décadas del siglo XX, que se desligan de los
conceptos artísticos tradicionales, y gracias al desarrollo de la sociedad de
consumo, el cartel se consolidó como un transformador medio de comunicación de
masas, a cuya experimentación técnica y temática se dedicaron puntualmente
numerosos creadores de diversos campos artísticos.
Atraídos por sus posibilidades
expresivas, su gran poder de persuasión y su impacto visual, muchos de los
grandes maestros internacionales pusieron su inventiva y su obra al servicio de
la difusión publicitaria y la propaganda de ideas, ya fuera de manera ocasional
o continuada, para anunciar eventos y productos de todo tipo mediante mensajes
culturales, lúdicos, comerciales e ideológicos, en su caso. Y encontraron
también, gracias a esos mismos carteles, una forma de difundir y popularizar su
lenguaje pictórico, con dimensión planetaria en algunos casos.
El significativo conjunto de
carteles de artista de la colección Joseluis Rupérez, que el Museo Carmen
Thyssen ha reunido en esta exposición, documenta en parte los orígenes y la
presencia de unos lenguajes artísticos en el cartel moderno. Ante todo, muestra
la fascinación que ha ejercido sobre destacados protagonistas del arte
contemporáneo, confirmándolo como un soporte gráfico de comunicación que,
liberado en gran medida de su obligación comercial, sigue brillando dentro de
la actual cultura visual.
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