ALMUDENA GRANDES
Es la hora del patriotismo,
el momento de arremangarse, de trabajar por el país, por el bienestar y el
progreso de sus ciudadanos. Porque, más allá del múltiple desastre de ayer, lo
que nos angustiaba y preocupaba hace unos meses, sigue estando ahí. Las banderas
han tapado los procesos por corrupción, los asesinatos machistas, la
explotación de los trabajadores precarios, la amenaza yihadista, la degradación
de las inversiones públicas, las carencias que entorpecen la labor de la
justicia, la falta de inversión en la educación pública, las consecuencias de
los recortes en Sanidad, los catastróficos efectos del cambio climático, las
penurias de una multitud de trabajadores que cobran tan poco que su salario no
les permite salir de la pobreza, la tragedia de todos esos miles de refugiados
que, de la noche a la mañana, han dejado de existir para quienes han decidido
envolverse en su bandera, rojigualda o estelada, lo mismo da porque, al cabo,
todas son iguales. Todas han sido fabricadas en China por los mismos desgraciados,
que han cobrado la misma miseria por confeccionarlas. El proceso
independentista catalán ha incrementado la cifra de negocio de los bazares
orientales en todo el territorio español pero ahora, al otro lado del 1-O, ha
llegado la hora del patriotismo, y por eso me dirijo a sus clientes para
pedirles que descuelguen sus banderas de los balcones y se comporten como
patriotas de una vez. Si detrás de cada fachada engalanada vivieran personas
comprometidas de corazón con el progreso de su nación y la felicidad de sus
gentes, no estaríamos a la merced de políticos corruptos, ineptos e
irresponsables, como los que nos gobiernan gracias a los votos de tantos
millones de aficionados a las banderas.
https://elpais.com/elpais/2017/10/01/opinion/1506851251_754004.html
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