Martes 8 de octubre, a las 20h00
Alberto Evaristo Ginastera (Buenos Aires, 11 de abril de 1916 - Ginebra, 25 de junio de 1983) fue un compositor argentino de música académica contemporánea, considerado como uno de los más importantes del siglo XX en América. Discípulo destacado de Aaron Copland, su estilo discurrió en torno al dodecafonismo, el serialismo, el microtonalismo y la música aleatoria con un amplio uso de motivos propios del acervo folclórico argentino. Compuso óperas, ballets, piezas orquestales, obras corales, conciertos para solistas, sonatas y música para películas.
CARLOS GUASTAVINO
(1912-2000)
Pampamapa
Noches de Santa Fe
En los surcos del amor
La rosa y el sauce
Piececitos
Se equivocó la paloma
ALBERTO WILLIAMS
(1862-1952)
Vidalita
Milonga calabacera
CARLOS LÓPEZ BUCHARDO (1881-1948)
Canción del carretero
Si lo hallas
Prendiditos de la mano
ASTOR PIAZZOLA (1921-1992)
Verano porteño (piano solo)
ALBERTO GINASTERA (1916-1983)
Canción del árbol del olvido
Cinco canciones populares argentinas, op. 10
CARLOS GARDEL
(1890-1935)
Volver
Melodía del Arrabal
El día que me quieras
Escribió el Departamento de Comunicación y difusión del Teatro de
La Zarzuela, que dirige con talento y dedicación Juan Marchán, a propósito del concierto en ese coliseo, “La soprano
argentina Virginia Tola abrió el
pasado, 8 de octubre (20h00), la nueva temporada del ciclo Notas del Ambigú en
la importante sala de la capital. Acompañada al piano por Rubén Fernández
Aguirre.
Una cita con un emocionante viaje sentimental a través de la
canción argentina, que surcará un mar deslumbrante de alegrías y penas, amores,
desamores, nostalgia y olvido. La cuarta temporada del ciclo ofrece 11
recitales, lo que supone más del doble que en su primera edición”.
Se trata de una convocatoria más íntima que en la sala principal,
cercana a la cantante y al pianista en este caso, un lugar de conciertos
diferente, donde lo importante es la proximidad entre artistas y público con
una vivencia de cercanía que solo es posible en un espacio recogido como el
Ambigú.
Luego del concierto de Virginia Tola seguirá el de la mezzosoprano
Cristina Faus ‘María, de García a Malibrán’, el de la también mezzo Paola
Leguizamón ‘Canción colombiana’, El del barítono Borja Quiza ‘La emigración
gallega, canciones de ida y vuelta’, el de la soprano Andrea Jiménez ‘Canción
vasca’, el del tenor y actor Ángel Ruiz dedicado al Cuplé, el de la soprano
Ruth González ‘Tres pasiones de mujer’, el de la formación barroca La ritirata
liderada por el violonchelista Josetxu Obregón ‘Il Spiritillo Brando’, el del
guitarrista Ricardo Gallén ‘Guitarra romántica’, el del Trío Arbós con su nueva
entrega de ‘Música de cámara’ y el de la soprano Berna Perles sobre Joaquín
Turina.
Aplaudida internacionalmente, la soprano argentina Virginia Tola actúa
en importantes teatros de ópera como el Teatro dell’Opera di Roma, Teatro Regio
di Torino, Teatro Giuseppe Verdi di Trieste, Teatro Regio di Parma, Washington
National Opera, Los Angeles Opera, Teatro Real de Madrid, De Nederlandse Opera
de Amsterdam, Theatre Royale de la Monnaie De Munt, Teatro Palau de les Arts
Reina Sofia, Teatro de la Maestranza de Sevilla, Opera National Bordeaux,
Bregenz Festival, Opera Royal de Wallonie, Teatro Colón de Buenos Aires y
muchos otros.
Completó sus estudios de canto en el Instituto Superior de Arte del
Teatro Colón en Buenos Aires y obtuvo el Primer Premio del Concurso
Internacional de Canto Reina Sonja en Oslo, Noruega, con un jurado integrado
por grandes figuras de la historia de la Lírica, como Birgit Nilsson, Christa
Ludwig, Theo Adam y Ingrid Bjoner. Su éxito en Oslo la llevó inmediatamente a
realizar un tour de conciertos por diversas ciudades escandinavas junto a la
Orquesta Filarmónica de Oslo, bajo la dirección de los maestros Marris Janssons
y Marcello Viotti.
También triunfó en el Concurso Internacional “Operalia”, creado y
organizado por el maestro Plácido Domingo, adjudicándose tres premios: “Premio
del Público”, “Premio a la Zarzuela” y el premio del filántropo “Lloyd Rigler”.
Ha cantado roles protagónicos en Óperas como Las Bodas de Fígaro,
en el Teatro Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, en el Théâtre Royale de
la Monnaie De Munt de Bruselas y en Opera Monte Carlo; Cosi fan Tutte, en
Bruselas, así como también en la De Nederlandse Opera de Amsterdam y en el
Teatro Colón de Buenos Aires; La Traviata, en Bruselas y en la Opera-Lausanne
de Suiza; La Bohème, en los coliseos de Los Angeles, Bordeaux, Washington,
Roma, Torino, Bregenz, Oslo y Klagenfurt; Don Giovanni, en el Teatro de la
Maestranza de Sevilla; en Luisa Miller y Falstaff en la Opera Royal de Wallonie
en Lieja; y en el Teatro Filarmonico de Verona, Carmen, en el Teatro Real de
Madrid, Cagliari, Torino, Washington, Oslo, Cleveland y La Plata; Fausto en el
Teatro Verdi de Trieste; en Mefistofele en el Teatro Colón de Buenos Aires; en
La Viuda Alegre, en la Ópera de Los Angeles; en Otello, en el Teatro Comunale
di Modena y Piacenza, y el Teatro El Circulo de Rosario; en Orfeo y Euridice,
en el Teatro Colon; en I Pagliacci, en el Teatro Argentino de La Plata; en El
Barbero de Sevilla, en la Oslo Den Norske Opera, y Ballo in Maschera
inaugurando la temporada del aniversario Verdi en el Teatro Regio de Parma.
Stiffelio en la Opera de Monte Carlo, y Nabucco en el Macerata Opera Festival.
Este año ha debutado en el prestigioso Arena de Veroan en el y Teatro Comunale
di Bologna (Italia) cantando Ballo in Maschera, en la Opera La Forza del
Destino, en el emblematico Festival Verdi de Parma, en la Opera de Sao Paulo
con Falstaff, Tosca en el Teatro dell’Opera di Roma, y Don Carlo en el Escorial
de Madrid y en el Grange Park Opera de Londres. Esta temporada ha debutado los
roles titulares de Andrea Chenier y Macbeth en el Teatro Massimo de Palermo con
gran éxito de crítica y público.
Entre su obra discográfica se encuentran Don Rodrigo y Milena de
Alberto Ginastera y el Triple Concerto de Luis Bacalov, registrado por la
compañía Delos International.
Vestida con un precioso y deslumbrante vestido amarillo (Virginia
no es supersticiosa), ajustado y alado, la cantante argentina fue
desgranando con pasión, pero a la vez susurrando, apianando muy a menudo con
maestría, un repertorio melancólico, personal e introspectivo, que recorrió
todas las formas de danza y tradición oral y escrita del territorio
sudamericano y no solo el capitalino, sino también el del interior.
Carlos Guastavino, mi maestro de Coro
en el Conservatorio Nacional Carlos
López Buchardo, otro de los compositores que abordó en su recital Tola,
nació como la soprano en la ciudad de Santa Fe, al borde del río Paraná y tiene
una vasta obra, que se reparte en partituras para piano, guitarra, música de
cámara para diversas formaciones, partituras para orquesta, coro a capella o
con piano y una enorme cantidad de canciones para voz y acompañamiento. Además
es notable la cantidad de arreglos de composiciones ya existentes para otras
formaciones.
Una amplia mayoría de su producción es para ser cantada. Guastavino
amaba la voz, y amaba cantar. Es por ello que incluso cuando escribió para
piano lo hizo de un modo “coral”, polifónicamente. A sus alumnos nos llamaba
siempre la atención porque desafinábamos a todo pulmón y no éramos capaces de
mantener la afinación y el norte con unas propuestas que, bien lo sabrá
Virginia Tola, son muy complicadas de interpretar también.
Melodiosas y nostálgicas como casi todo el concierto, Tola tiene un
lindísimo instrumento, con una técnica, un fiato (su respiración se percibía
perfectamente dado las características del recinto del Ambigú), una afinación
segura y constante y una capacidad intrínseca para modular repertorios propios
y menos cercanos, como demostró en una de las propinas que dedicó al final del
recital, “De España vengo”, de “El Niño judío”, zarzuela en dos actos,
estrenada en el Teatro Apolo de Madrid en 1918.
Le salió castiza, elegantísima pero con mucho salero y gracia.
Tiene además una fantástica presencia escénica, es alta, muy delgada,
circunstancia que compensó (la dieta, claro) con un mordisquito casi
imperceptible a un trozo de chocolate localizado en el atril, que degustó en
medio de dos canciones.
Alberto Evaristo Ginastera (Buenos Aires, 11 de abril de 1916 - Ginebra, 25 de junio de 1983) fue un compositor argentino de música académica contemporánea, considerado como uno de los más importantes del siglo XX en América. Discípulo destacado de Aaron Copland, su estilo discurrió en torno al dodecafonismo, el serialismo, el microtonalismo y la música aleatoria con un amplio uso de motivos propios del acervo folclórico argentino. Compuso óperas, ballets, piezas orquestales, obras corales, conciertos para solistas, sonatas y música para películas.
Fue maestro de Astor Piazzolla, Mauricio Kagel, Gerardo Gandini,
Waldo de los Ríos, Alcides Lanza, Carlos Bellisomi1 Jacqueline Nova,
Mesías Maiguashca, Blas Emilio Atehortúa, Alicia Terzian,
entre otros. Estudió en el Conservatorio Williams de Buenos Aires, del que se
graduó en 1938 y es conocido internacionalmente sobre todo por sus óperas,
entre las cuales destaca Bomarzo, con libro de Manuel Mujica Láinez (Manucho) y
la Canción del árbol del olvido, que es un must para cualquier recital de
música argentina, como las composiciones de Guastavino, entre ellas “Se
equivocó la paloma”, atribuida durante décadas a Joan Manuel Serrat.
Alberto Williams (abuelo de un
compañero de estudios del López Buchardo) y Carlos López Buchardo son padres fundadores de la composición y la
música argentinas, tal vez menos conocidos en el extranjero que Astor Piazzola, en otro género, a cuyo
“Verano porteño” sacó lustre Rubén
Fernández Aguirre, de exquisita delicadeza y sensibilidad acompañando de
maravilla al piano durante toda la velada a la soprano. Grande…
No podían estar ausentes en una noche dedicada al potencial y a las
tradiciones musicales argentinos, los tangos-canción de Carlos Gardel, de los que Virginia interpretó, probablemente, tres
de los más conocidos, para hacer lagrimear de costado a alguno de los presentes
llenos de nostalgia, “Volver” (¿lo haremos algún día, a nuestra antigua ciudad, a nuestra primera
casa?), y “Melodía de arrabal”.
Luego llegó el tango que dedicó a Daniel Bianco, el responsable
artístico del Teatro de La Zarzuela, con muestras de afecto y cercanía hacia el
director argentino radicado en España, porque- según dijo- “es su favorita”, “El
día que me quieras”.
No faltó tampoco entre los encore “Alfonsina y el mar”, compuesta
por el pianista Ariel Ramírez con letra de Félix Luna, que se publicó por
primera vez en disco, cantada por Mercedes
Sosa, otra leyenda, en Mujeres Argentinas, en 1969. Virginia Tola dio una
lección de saber estar y por supuesto, de saber cantar e interpretar, la música
argentina o, como muestra su curriculum, la que corresponda a cada ocasión, a
cada rol y a cada teatro.
Además, la idea de los ciclos intimistas y recogidos en el Ambigú
es un enorme hallazgo en la programación de la sala de la calle Jovellanos. Y
en cuanto a Virginia Tola, Como diría un español, “guapa, estupendísima”. ¡Que
vuelva!
Alicia Perris
Julio Serrano, webmaster y fotos de sala
Julio Serrano, webmaster y fotos de sala
No hay comentarios:
Publicar un comentario