Poderoso, influyente y siempre esquivo, el coleccionista británico
Charles Saatchi habla por primera vez de su enigmática figura en un provocador
libro-entrevista
ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS
¿Qué es lo más honesto que puede decir de sí mismo? "Me llamo
Charles Saatchi y soy un adicto al arte". Así se retrata el hombre más
poderoso del arte británico, el gurú de la publicidad que se convirtió en uno
de los coleccionistas y galeristas más influyentes del mundo, el hombre que
vendió por casi 12 millones de euros una de sus obras fetiche, el tiburón en
formol de Damien Hirst, o el que hizo famosa la sucia cama de Tracey Emin, dos
de los artistas que lanzó a finales de los años noventa con su ya célebre
exposición Sensation.
Nacido en Bagdad en una familia de origen judío, Charles Saatchi
(adicto al arte y también al tabaco) ha logrado que se hable incansablemente de
él sin que nadie supiera muy bien de quien se hablaba. ¿Un millonario
excéntrico, un genio del marketing capaz de venderle hielo a los esquimales o
un genuino provocador que llama arte a una serie de cuadros pintados con semen?
Todo eso y nada de eso. El libro My name is Chaarles Saatchi and I am an
artoholic (subtitulado Todo lo que tenía que saber sobre arte, anuncios, vida,
Dios y otros misterios y no le daba miedo preguntar) es una entrevista-río con
casi 200 preguntas que pretende desenmascarar al personaje. Con buenas dosis de
humor, un poco de cara dura y suficiente sinceridad, el libro de Saatchi
-editado por Phaidon y mañana a la venta en España- ha corrido como la pólvora
por el Reino Unido.
Y no es para menos. Cuando a un gurú de la modernidad le preguntan
cuáles son sus héroes y responde que el Gregory Peck de Matar a un ruiseñor, el
Gary Cooper de Solo ante el peligro, el Marlon Brando de La ley del silencioy
el Cary Grant de Con la muerte en los talones -"para un chico que creció
en el cine Rialto esos son los héroes para toda la vida"- es que hay
realidad y ficción para un buen rato.
Saatchi se autorretrata de manera burlona y megalómana ("según
mis amigos el único flechazo real que he tenido en mi vida es conmigo
mismo") mientras confiesa que su pintor preferido es Pollock, que siente
debilidad por Goya y que su museo es el Prado. Las preguntas han sido
elaboradas por críticos, periodistas y público. Saltan en el tiempo y en los
temas. Las respuestas, también. De su mujer, Nigella, a Damien Hirst (según
Saatchi no está en racha como artista), al cóctel de pastillas que toma para
dormir o al esperado show sobre arte que prepara para televisión.
-Se ha aprovechado alguna vez de alguien en el mundo de arte?
-Si le preguntasen al Dalai Lama, a la Madre Teresa o a Mahatma
Gandhi si alguna se aprevecharon de alguien mentirían si proclamaran que nunca.
Así que pongame ahí arriba, junto a ellos, y gracias.
El publicista y
coleccionista de arte Charles Saatchi. JAMES KING
-¿Posee usted algo que tenga más de 50 años?
-Yo.
-¿Simboliza la calavera de diamantes de Damien Hirst el vacío del
arte moderno, que tiene que ver más con el dinero que con el mensaje?
-Cariño, el dinero es el mensaje.
-¿No le parecen papel pintado sus pinturas de puntos?
-También podría decir que las pinturas de Rothko son bonitas
alfombras. No es un crimen que el arte sea decorativo.
-¿Cree usted en todo esto?
-No soy tan listo como para ser un cínico, así que no me queda otra
salida que creerlo.
En 1970, cuando tenía 27 años, Saatchi fundó con su hermano Maurice
la famosa agencia Saatchi&Saatchi. Ya entonces compraba arte. Él se
defiende: ni "superccoleccionista" ni el mejor comerciante del mundo.
"Da igual lo que digan de mí, lo único que importa es el arte. Compro lo
que me gusta. Luego, si me apetece, lo vendo y compro más. Es lo que he hecho
durante 30 años, y a estas alturas ya saben de qué voy. Que venda no quiere
decir que haya cambiado de idea sobre lo que he comprado, simplemente significa
que no quiero almacenarlo todo para siempre"
No hay reglas a la hora de comprar. Y una buena colección también
se hace con grandes errores y no siempre con el mejor picasso. Es el placer de
comprar, y también el de poseer.
-¿Quiere ser una celebridad?
-Estoy contestando a estas preguntas, así que debo estar bastante
desesperado por algo, pero desde luego no es celebridad.
https://elpais.com/diario/2009/09/20/cultura/1253397601_850215.html
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