Gustavo Zanchetta está pendiente de juicio y tiene abierta una
investigación canónica, pero ha sido readmitido en la inmobiliaria de la Santa
Sede “porque su servicio no interfiere en el caso”
El Papa Francisco
recibe en el Vaticano al obispo argentino Gustavo Zanchetta, en junio de
2015.
DIÓCESIS DE ORÁN
DIÓCESIS DE ORÁN
La política en la prevención y sanciones en el tema de abusos
sexuales en el Vaticano sigue siendo difícil de descifrar. Más allá de la
puesta en escena de hace un año, con la gran cumbre para fijar las bases de la
protección a menores, de los grandes documentos papales emitidos y de algunos
castigos ejemplarizantes, determinados casos siguen sembrando dudas sobre el
convencimiento de la Santa Sede en esta lucha. Gustavo Zanchetta, exobispo de
Orán (en el norte de Argentina), hombre cercano al Papa, es un claro ejemplo. A
la espera de un proceso canónico tutelado por la Congregación para la Doctrina
de la Fe (CDF) y de un juicio dilatado en el tiempo por la pandemia en su país,
cuya fiscalía reclamó que se le retirase el pasaporte por el riesgo de fuga, ha
sido readmitido por la Santa Sede en uno de los órganos financieramente más
importantes.
La decisión ha causado sorpresa incluso dentro del Vaticano, donde
en algunas áreas, como la propia CDF, a veces es difícil comprender el modelo
general que se aplica. “El caso pinta mal”, señalan en este entorno. Zanchetta,
de 56 años, está acusado de “abuso sexual simple continuado agravado por ser
cometido por un ministro de culto religioso” en perjuicio de dos víctimas, un
delito castigado con penas de entre tres y 10 años de cárcel y que el sacerdote
niega. Fuentes del caso, que destapó el Tribuno de Salta, explican que se trata
de una acusación por tocamientos realizados a dos seminaristas, avalada por
alrededor de una veintena de testigos -seminaristas que cursaban los estudios
para el sacerdocio en esa época-, que fueron citados por la fiscalía. Pero el
Vaticano, según explicó su portavoz a este periódico, considera que “su
servicio no interfiere de ninguna manera con la investigación en curso”.
El imputado, que según la dirección que aportó a la fiscalía
argentina vive todavía en Santa Marta, la misma residencia que el Papa, fue
subsecretario de la Conferencia Episcopal en Argentina cuando esta era
presidida por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio. También fue obispo en
Orán, en el norte de la provincia de Salta, entre 2013 y 2017. Fue denunciado
en 2016, pero la acusación no se hizo pública hasta dos años después, cuando ya
había renunciado a su cargo alegando motivos de salud. Su salida intempestiva
sorprendió a toda la comunidad y ni siquiera se realizó la habitual misa de
despedida. Los procedimientos de renuncia suelen demorar meses, pero el Vaticano
aceptó la suya en tres días.
El religioso, a quien también salpica una investigación económica
por la que se registró el obispado de Orán el 7 de noviembre de 2019 por
supuesta estafa y administración fraudulenta, pasó primero a la provincia argentina
de Corrientes, después a Madrid, hasta que a finales de 2017 Francisco lo llevó
al Vaticano. El Papa, al comienzo, no quiso admitir el tipo de acusaciones que
se le imputaban. Aseguró que se trataba de asuntos de mala relación con sus
subordinados. Luego leyó la investigación y consideró oportuno que se abriese
un proceso canónico, que trasladó a la CDF. Fue entonces cuando, según la
versión oficial, Zanchetta fue apartado de su puesto como asesor. En cualquier
caso, ha sido readmitido y se encuentra de nuevo en la oficina. Un hecho que ha
decepcionado profundamente a las víctimas, que ahora confían ya solo en la
justicia civil.
El prelado había regresado al país sudamericano para declarar ante
la Justicia, que en un primer momento solicitó que permaneciese en Argentina.
La petición de retirada del pasaporte fue contestada por el Vaticano hace justo
un año con un documento expedido por la Santa Sede y firmado por el sustituto
de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra, en el que se pedía su regreso para
incorporarse a su puesto en la Administración del Patrimonio de la Sede
Apostólica (APSA). El certificado, cuya existencia sacó a la luz El Tribuno de
Salta, se refería a un hecho falso entonces: Zanchetta había sido apartado en
ese momento del APSA. Un año después, sin embargo, ha vuelto a ser admitido.
La presunción de inocencia aplicada a este obispo, a pesar de tener
dos causas abiertas en Argentina y testigos que avalan las acusaciones,
contrasta enormemente con otros casos recientes en los que implicado en otro
tipo de supuestos delitos han sido apartados inmediatamente de sus puestos. El
Papa despidió hace pocos meses a cinco empleados de la secretaría de Estado por
su presunta implicación en uno de los últimos escándalos financiación que
atraviesa la institución. La instrucción previa al proceso ni siquiera ha
terminado, pero el Pontífice consideró oportuno enseñarles la puerta. Lo mismo
hizo con el jefe de la Gendarmeria, Domenico Giani, que presentó su dimisión
por la filtración de una serie de documentos de la misma investigación sin
recibir ante ello ninguna objeción por parte del Papa.
https://elpais.com/sociedad/2020-06-30/el-vaticano-insiste-en-cobijar-a-un-obispo-cercano-al-papa-acusado-de-abusos-sexuales-en-argentina.html
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