Tragedia lírica en dos actos de Gaetano Donizetti. Libreto de Felice Romani. Producción del Teatro Carlo Felice y el Teatro Regio Parma. 20 de febrero, 2022
La locandina
Data dello spettacolo: 2O Feb 2022
Anna Bolena Angela Meade
Enrico VIII Nicola Ulivieri
Giovanna Seymour Sonia Ganassi
Lord Riccardo Percy John
Osborn
Smeton Marina Comparato
Lord Rochefort Roberto Maietta
Sir Hervey Manuel Pierattelli
Maestro concertatore e direttore Sesto
Quatrini
Regia Alfonso Antoniozzi
Scene e videodesign Monica Manganelli
Costumi Gianluca Falaschi
Coreografie Luisa Baldinetti
Luci Luciano Novelli
Direttore del Coro Francesco
Aliberti , del Teatro Carlo felice
Danzatrici
Erika Melli
Veronica Morello
Andrea Carlotta Pelaia
Myriam Tomé
“I shall fall
Like a bright exhalation in the evening,
And no man see me more. (3.2.226)”
“Caeré como una brillante exhalación en el atardecer y nadie volverá a verme. Henry VIII”
Traducción de A.P. del Enrique VIII, drama histórico escrito por William Shakespeare en colaboración con
John Fletcher sobre la vida del rey
de Inglaterra.
Había según relatan los expertos locales “una gran expectativa por
Anna Bolena, que no estaba presente en el Teatro desde hacía 170 años. En esta
ocasión, en el Teatro Carlo Felice
se lleva a cabo una producción en colaboración con el Teatro Regio de Parma (siempre espléndido).
"Se trata de personajes históricos… es una intriga palaciega y
política, lógicamente amorosa también, como en todas las óperas
italianas", comenta Sesto Quatrini,
el director de orquesta. La ópera de Gaetano Donizetti no es fácil de
representar además por la complejidad musical. "Es una obra maestra
teatral de tragedia romántica que por fin estableció un cierto tipo de nivel y
un punto de no retorno: desde aquel
momento en adelante todos los compositores y el propio Donizetti tendrán por fuerza que continuar en
la línea abierta por ella".
En la cita del viernes 18 de febrero, el estreno, estuvieron
presentes muchos jóvenes de la Universidad de Génova. Los esperaba un cast
estelar, una orquesta en plena forma y muchísimo entusiasmo que se respira
estos días en este teatro”.
Como información básica podría recordarse que Ana Bolena es una
tragedia lírica en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en
italiano de Felice Romani, basado en “Enrico VIII ossia Anna Bolena de Ippolito
Pindemonte y Anna Bolena de Alessandro Pepoli”, ambas sobre la vida de Ana Bolena,
la segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra. Fue estrenada en el
Teatro Carcano de Milán, el 26 de diciembre de 1830.
Se da la circunstancia de que Felice
Romani (Génova, 31 de enero de 1788 - Moneglia, 28 de enero de 1865) fue un
poeta, libretista y profesor de literatura y mitología, italiano, nacido en
Génova, donde se alza el Teatro Carlo Felice, que escribió óperas para
compositores muy conocidos como Donizetti y Bellini. Romani es considerado uno de los mejores
libretistas italianos, junto a Metastasio y Boito.
Donizetti, incluso en la tragedia más absoluta como la que enmarca
esta partitura, parece descollar en la delicadeza, la ternura y la seducción de
una preciosa línea de canto, con gran lucimiento en la instrumentación, la estructura
armónica y compositiva para las diversas voces actuantes y el coro.
El dúo "Sul suo capo aggravi un Dio" entre Ana (soprano)
y Juana Seymour (mezzosoprano) está considerado uno de los mejores de todo el
repertorio operístico. Esta ópera forma parte de una serie de Donizetti que
tratan del período Tudor en la historia inglesa, y que incluye Roberto Devereux
(titulada así en referencia al supuesto amante de la reina Isabel I de
Inglaterra), María Estuardo (por María, reina de los escoceses, ajusticiada por
su prima, Isabel I Tudor) y El castillo de Kenilworth. Los principales papeles
femeninos de las óperas Ana Bolena, María Estuardo, y Roberto Devereux son a
menudo conocidos como las "Tres
Reinas de Donizetti."
Después de su estreno en Milán en 1830, Ana Bolena fue representada
por vez primera en Londres en el King's Theatre el 8 de julio de 1831, en
España en el Teatro de la Cruz de Madrid en 1832, mientras que su estreno en
Estados Unidos fue en Nueva Orleans en el Théâtre d'Orléans el 12 de noviembre
de 1839.
Sin embargo, esta obra solar musicalmente y exhaustiva, pegada a la
historia de los Tudor y sus circunstancias (hasta donde la conocemos y es
bastante) fue escasamente representada entre la segunda mitad del siglo XIX y
principios del siglo XX y cayó en el olvido.
Ana Bolena no se ofreció con frecuencia hasta después de la Segunda
Guerra Mundial. Su retorno al escenario marcó un gran triunfo para Maria Callas
junto a la mezzosoprano Giulietta Simionato en abril de 1957, en La Scala, en
una fastuosa producción a cargo de Luchino Visconti y dirección musical de
Gianandrea Gavazzeni, uno de los mayores impulsores de la revalorización de la
música de Donizetti.
A partir de Callas que abrió camino como en otros referentes
operísticos, siguió representándose. Fue uno de los últimos papeles nuevos
asumidos por Joan Sutherland. Otras intérpretes que destacaron en el papel de
Anna fueron, Montserrat Caballé, Renata Scotto, Edita Gruberová, Mariella Devia
y Anna Netrebko.
Hay una grabación histórica según La discoteca ideal de la ópera,
de Roger Alier y otros, la dirigida por Gianandrea Gavazzeni (1957, grabación en vivo), con Maria Callas (Anna Bolena), Nicola Rossi-Lemeni
(Enrico), Giulietta Simionato (Giovanna), Gianni Raimondi (Percy), Plinio
Clabassi (Rochefort), Gabriella Carturan (Smeton) y Luigi Rumbo (Hervey) para
EMI.
La versión que ofrece ahora el teatro genovés Carlo Felice tiene un elenco de campanillas, sobre todo porque es difícil encontrar cantantes en la actualidad que puedan hacer frente a la exigencia vocal, escénica e incluso a la resistencia física que conllevan estos papeles.
El Maestro Sesto Quatrini realiza una excelente empresa
de concertación entre músicos y cantantes. La orquesta está, pero no sobresale
del registro de los cantantes, logrando un buen empaste donde se aprecia el
lirismo y la gran arquitectura musical de Donizetti propia del bel canto. La
suya es una tarea que se escucha y se percibe como de encaje fino, discreto,
pero de grandes resultados.
Ha sido cuestionada la regia de Alfonso Antoniozzi, con una esquemática puesta en escena que sin embargo está muy lejos del feísmo y la pobreza de, pongamos por ejemplo, las propuestas de un Robert Carsen. Todas sus puestas parecen estar centradas en medio de una guerra o con trabajadores de la Revolución Rusa alienados y hambrientos. Una clara falta de ideas, de sentimientos y una grisura empobrecedora que lo desestructura todo.
Aunando vestuario (Gianluca
Falaschi) de principios del siglo XX con algunos signos identitarios del
poder (capas, coronas y pomposos trajes como el de Anna Bolena), con pocos
elementos atemporales, que no disturban la ejecución y el movimiento de los
artistas que suben y bajan.
Puede ser una concepción escénica ideal en estos tiempos en los que
los registas quieren ocupar todo el protagonismo del que en otros tiempos
gozaban directores de orquesta y cantantes o bailarines, e incluso
compositores, cuando este entramado debe ser importante pero no más que las
voces o el archipiélago sonoro. Antoniozzi sabe perfectamente y lo visualiza,
que forma parte de un corpus totalizado y de que no es, de ninguna manera, la
star del espectáculo. ¡Por fin! Adecuados también el videodesign de Monica Manganelli y las luces de Luciano Novelli.
Todo el conjunto destacado por unos personajes evanescentes y fantasmales con máscaras, (bailarinas con coreografía de Luisa Baldinetti) simbología alquímica del desastre, la desgracia y los peores pronósticos para la corte y los súbditos de un príncipe que componía una música bellísima y bailaba con gracia de joven, pero administraba la muerte y el ajusticiamiento, con la facilidad de un sátrapa oriental. Extraña y brutal relación de Enrique con las mujeres, exclusivamente ligadas al servicio del reino y a su capacidad reproductiva. Un paradigma típico de la época e non solo…
El cast principal que se glosa ahora tiene una poderosa Angela Meade como Anna Bolena, gran
técnica, asiduidad en este tipo de repertorio, bella voz, apiana de maravilla y
comunica. Graves de calado. Es expresiva y establece un diálogo excelente con
sus oponentes vocales, sobre todo claro, con Enrique VIII (Nicola Ulivieri), Sonia
Ganassi como Juana Seymour o, por supuesto, con su amor de toda la vida (el
primero), Lord Riccardo Percy, que defiende como un primer espada John Osborn. Es de porte atractivo,
realmente convence al oyente con la voz y con el gesto de que está enamorado de
la reina y esta, rendida, confiesa que sigue prendada de él y que “el rey ahora
la odia”. Tiernos, apasionados y
apasionantes los encuentros de Riccardo con la “Regina”. Seduce Osborn, desde
luego y emociona. Excelente la prestación del Coro, dirigido por el Maestro Francesco Aliberti.
Nicola Ulivieri posee un instrumento solvente, es cálido, con un
papel poco agradecido, encarnando la savia de una dinastía que no produce
herederos masculinos pero va dejando un reguero de sangre a su alrededor: el
hermano de Enrique, muerto en la juventud, casado con Catalina de Aragón, en un
matrimonio supuestamente blanco. La española vuelve a casarse con Enrique pero
no le dará hijos, sino la de triste memoria Bloody Mary (María la sanguinaria),
católica, medio hermana de Isabel I, defensora de la fe reformada y poderosa
gestora de un reino que desarrollará todo su potencial con la diplomacia, la
flota con patente de corso y el hacha justiciera. “Crónica de muertes
anunciadas”, parafraseando al escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Todo eso debe encargar Ulivieri “avant la lettre” y lo consolida
con ejecuciones limpias, agudos fáciles y desenvoltura escénica, como la Juana
Seymour de Sonia Ganassi, con una
ligerísima sensación de fatiga vocal en su fiato, aunque de evidente
experiencia y saber hacer y estar en el escenario.
Marina Comparato, de conocida trayectoria, compone un Smeton sugerente, grácil, lleno de sentimientos encontrados, con una voz fresca, femenina, de jovenzuelo y engarza a la perfección con los diferentes roles que acompaña y subraya. Elegante figura en escena. Muy desenvueltos además el Lord Rochefort de Roberto Maietta y el Sir Hervey de Manuel Piratelli.
Aplausos agradecidos de un público feliz de estar allí, en tiempos pandémicos, con ventana a un futuro próximo más sano, valorando como se debe un inmenso resultado de equipo y una producción entregada.
Lujosa oportunidad de estar en Génova, en el Teatro Carlo Felice, delicioso y disfrutable, con una gran
producción y a todos aquellos que lo han hecho posible, sobre todo a Nicoletta
Tassan Solet, de Prensa y Comunicación. Por su acogida y acompañamiento. Grazie
sempre!
Alicia Perris
(DESDE GÉNOVA)
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