sábado, 22 de enero de 2022

CONCIERTO CON VOCES8 EN EL CICLO POLIFONÍAS DE LA FUNDACIÓN MARCH EN MADRID

CICLOS DE MIÉRCOLES. Reinterpretar los clásicos. Polifonías, VOCES8. 19 enero 2022

Este concierto estaba inicialmente programado en marzo de 2020.

VOCES8

Eleonore Cockerham y Molly Noon, sopranos; Katie Jeffries-Harris, mezzosoprano; Barnaby Smith, contratenor; Blake Morgan y Euan Williamson, tenores, Christopher Moore, barítono; Jonathan Pacey, bajo.

Programa

Orlando Gibbons (1583-1625)

O clap your hands

Giovanni Pierluigi Da Palestrina (1525-1594)

Ave Maria a 8

Igor Stravinsky (1882-1971)

Ave Maria

Sergei Rachmaninoff (1873-1943)

Bogoroditse Devo (Salve, Virgen María, Madre de Dios), de Vigilia de toda la noche o Las vísperas Op. 37

Arvo Pärt (1935)

Bogoróditse Djévo (Mother of God and Virgin)

William Byrd (1543-1623)

O Lord, make thy servant Elizabeth our queen

Thomas Weelkes (1576-1623)

As Vesta was from Latmos Hil descending

Benjamin Britten (1913-1976)

Choral Dances, de "Gloriana"

Edvard Grieg (1843-1907)

Ave maris stella EG 150

Philip Stopford (1977)

Ave maris stella

Thomas Tallis (1505-1585)

O nata lux (a 5)

Alec Roth (1948)

Night Prayer (a 6)

Maurice Duruflé (1902-1986)

Ubi caritas et amor, de Cuatro motetes sobre temas gregorianos Op. 10

Ola Gjeilo (1978)

Ubi Caritas

Rosana Panufnik (1968)

Love Endureth

El programa de este concierto se ha modificado parcialmente debido a la sustitución por enfermedad de Andrea Haines por Eleonore Cockerham.


La Fundación Juan March, donde se ofrecen conciertos, conferencias, exposiciones de Arte y un sinfín de actividades culturales gratuitas, fue creada en 1955 por el financiero español Juan March Ordinas y desarrolla su mecenazgo en el campo de la cultura humanística y científica. Conectada con otras fundaciones e instituciones públicas y privadas posee un archivo privilegiado en todos los campos del saber al que se puede acceder por medio de las últimas tecnologías y físicamente.

Dicen los expertos que “En Occidente es frecuente pensar que las músicas populares o religiosas de tradición oral o escrita se construyen con técnicas compositivas básicas. Esta tarde la convocatoria de Voces8 confirmará el grado de sofisticación que han alcanzado, en particular en su tratamiento de la armonía, algunas tradiciones polifónicas que parecen modestas, destinadas al interior, al intimismo o al recogimiento conventual o a las prácticas eclesiásticas.

De esta forma, destinado a entornos religiosos, una gran parte del repertorio coral a capela (a cappella) se basa en un limitado número de textos. De este modo, obras separadas por siglos de distancia, ponen música a idénticas palabras y dialogan entre sí.

Los expertos están de acuerdo en que la música a cappella es música vocal sin acompañamiento instrumental. La expresión a capela viene del italiano como en la capilla o al estilo de la capilla. El término se refería originalmente a la música escrita, dentro del ámbito litúrgico católico, en el estilo antiguo renacentista, destinada a las capillas musicales, en contraste con el nuevo repertorio que va tomando importancia en el barroco de música concertada, esto es, con una parte instrumental específica escrita de manera independiente de la voces (lo que derivará en el concepto de orquesta).

La musicología del XIX, ante la ausencia de mención explícita del uso de instrumentos en la polifonía renacentista, establecerá de manera errónea que esta era interpretada de manera exclusiva por voces, idea que se mantiene hasta bien avanzado el siglo XX. De ahí la derivación del término a cappella en el significado actual de solo voces, sin instrumentos, aunque en las capillas renacentistas (y antes ya en la polifonía medieval) era común el uso de instrumentos doblando y/o sustituyendo a las voces, tanto por necesidades ocasionales como por gusto por el color obtenido”. 

En este caso, Voces8 ofrecerá un repertorio diacrónico que, a través de los siglos, en un constante “adelante-atrás”, revelará la delicadeza y el simbolismo a veces bastante encriptado de músicas y voces utilizadas y gozadas como un instrumento verdaderamente orquestal y cósmico.

VOCES8

El grupo vocal británico VOCES8 se enorgullece de inspirar a la gente a través de la música y de compartir su alegría por cantar. VOCES8 realiza giras internacionales e interpreta un extenso repertorio tanto en sus conciertos a capela como en sus colaboraciones con orquestas y reconocidos solistas, presentándose en salas como el Wigmore Hall de Londres, la Cité de la Musique de París, la Konzerthaus de Viena, la Ópera de Sídney o el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, entre otros.

Durante la temporada 2021-22 regresan de nuevo a los escenarios, lanzan un nuevo álbum con Decca Classics y publican música con Edition Peters. 2021 también ha sido testigo de dos lanzamientos más: el festival internacional en streaming "LIVE From London" desde el VOCES8 Centre y la VOCES8 Digital Academy, un programa online que integra la interacción en vivo con recursos audiovisuales y está destinado a conjuntos corales de todo el globo. El grupo trabaja con la compositora en residencia Roxanna Panufnik y el arreglista en residencia Jim Clements y otorga una importancia fundamental a la educación, siendo VOCES8 el buque insignia de la VOCES8 Foundation.

La sala de la Fundación March estaba a rebosar, ni una butaca vacía. El público siguió con aparente facilidad las alocuciones y explicaciones en inglés de diferentes integrantes del conjunto Voces8. Manifestaron que “pudieron llegar al fin a dar el concierto y que es un placer venir a Madrid” y se refirieron a su Voces8 Foundation, explicando que llevaban 17 años trabajando y que se aceptaban donaciones.

A primera vista, el conjunto de compositores que, tampoco están en orden cronológico como se suele proceder en otros conciertos al uso, sorprende y desconcierta. A medida que se declinan los compases y las obras, se empieza a tener la sensación de que estamos escuchando un corpus coherente, aunque diverso, rico y pletórico, fantástico y plural. Lleno de percepciones luminosas, poliédricas, aunque se desplieguen en diferentes texturas y lenguajes (noruego, inglés, latín medieval y otros). Parece un jardín inglés, en apariencia espontáneo y desordenado, donde en realidad, al final, todo casa. Un cliché, pero es cierto.

Entre las composiciones agrupadas en bloques temáticos (difícil entender la propuesta sin desvelar esta concepción detrás de la elección del repertorio y el agrupamiento de autores), se mezclan en privilegiada conjunción planetaria, canciones religiosas y también otras dedicadas a otro tipo de manifestación ideológica. Esa que cultiva la devoción a la secular monarquía británica encarnada por la  no invicta siempre ni virgen, reina paradigmática de Albión, Isabel I Tudor.

Como un verso suelto entre tantas manifestaciones serias y devotas, la obra de Thomas Weelkes, As vesta was from Latmos…con una Diana cazadora triunfante rodeada de animales, pastores y ninfas, una explosión que culmina en modo mayor homenajeando a la mitología.

El nombre del personaje aludido, Diana, podría traer el recuerdo de otras figuras monárquicas menos afortunadas que no llegaron al trono. Probablemente no sea el caso, pero podría interpretarse como un guiño. Y no faltó la mención al Platinum Jubilee (2022) de Isabell II, la reina casi inmortal de los Windsor, por supuesto, que ha venido pilotando impertérrita los embates de la historia, las décadas y la familia.

Fresca y alegre la primera composición de Orlando Gibbons. Gibbons le gustó tanto al contratenor que forma parte de Voces8, a menudo traductor en inglés para el público presente del repertorio y las partituras escogidas, que así llamó a su hijo, Orlando.

Hay un “set”, como explicaba efectivamente  Barnaby Smith, del grupo polifónico, dedicado al Ave María, firmado por Stravinsky, Rachmaninoff (en ruso) y Arvo Pärt, vivo, festivo, en la lengua materna del compositor.

A continuación se escuchó otro bloque dedicados a reinas, que comenzó con William Byrd, el Weelkes de Diana cazadora y Benjamin Britten, con las Danzas Corales de Gloriana, páginas muy conocidas y frecuentadas, porque son parte de una ópera bastante representada en los últimos tiempos. De estas, la cuarta, Country girls, recuerda un musical contemporáneo y rompe agradablemente la continuidad del conjunto.

Le siguieron, también agrupados, Edward Grieg, Philip Stopford, Thomas Tallis y Alec Roth, en una alusión reiterada a la luz mística, “que recuerda nuestro mar del Norte”, explicó nuestro juglar, en homenaje a la Luz, entendida como revelación mística y también como transfiguración.

Estuvo presente también un Ubi caritas de Maurice Duruflé, compositor francés a menudo redescubierto por artistas como Philippe Jaroussky o Gauthier Capuçon, seguido de una composición de igual nombre, de la compositora americana Ola Gjeilo. Duruflé entronca, como explicó el músico del conjunto, con una tradición que podría haber nacido hace más de mil años, en Notre Dame, la catedral de París.

Enorme despliegue de recursos escénicos, que facilitan el contacto y la transmisión al público de una música presentada de una forma diferente pero homogénea como se explicó. Tersura en el desarrollo vocal, expresividad y musicalidad, capacidades de fiato conseguido, empaste entre las diferentes cuerdas, si bien al principio, hasta que encontró su lugar sonoro, destacaba demasiado Eleonore Cockerham, la soprano suplente. Y apenas una afinación y puesta a punto, dos veces, casi de forma imperceptible, durante el concierto.

Una disciplina de trabajo musical manifiesta, bellos instrumentos de los que la emisión brota con facilidad, lustrosos graves y agudos engarzados con gracia, con un timbre agradable y sugerente. Así, sopranos, la mezzosoprano, el contratenor, los tenores, el barítono y el bajo conforman un verdadero linaje envuelto con absoluta seriedad como para agradar y seducir al oído, hipnótico y verdaderamente lujoso.

Un párrafo especial hay que dedicar a la maravillosa dicción inglesa de los cantantes y comunicadores sucesivos, (de hecho, se les puede seguir hasta en latín) un lenguaje como el de antes de la BBC, el que se escuchaba a la reina en la apertura del Parlamento y a algún que otro laboratorio de idiomas, paradigmático, extraído seguramente de los anales más icónicos de Oxbridge y sus tradiciones. Las universidades (Oxford y Cambridge) más ricas, más antiguas y más famosas del Reino Unido).

El vestuario y los peinados, como de los años 50 ligeramente actualizados, trajes y vestidos orillando el azulón y el gris, con un diseño más lanzado para la soprano Eleonore Cockerham, en negro. Todos entre 35 y 40 años. Zapatos clásicos y una relajación corporal que seguramente fuera en gran parte responsable de lo aterciopelado y la dulzura de las voces al aire, sin acompañamiento instrumental, de verdad, de verdad, a cappella. Y el infaltable sentido del humor británico, cuando al final, redondearon una propuesta más bien seria con un baile cantado o un canto bailado, según se vea, desenfadado y cómplice.

El concierto tuvo su punto final con Lovew Endureth, con referencias infaltables al universo judío y un Israel fundacional perseguido por los opresores egipcios. Sabor y perfume orientalizante, detrás, al fondo del planteamiento armónico contemporáneo.

Pero el cierre definitivo llegó con un encore fulgurante de gracia y empaque, que condensó toda la tarde en una ecuménica y radiante sensación amplificada de plenitud sonora, conectada desde el primer momento con aquello que se ha dado en llamar, desde hace años, nuestra “zona de confort”. Detrás de una apariencia “casual”, un mecanismo vibrante y perfecto de relojería.

Alicia Perris

Fotos del concierto, Julio Serrano

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