Marcel Proust nació en la capital francesa, el 10 de julio de 1871, donde murió, el 18 de noviembre de 1922. Novelista y crítico francés y judío, su obra maestra es el relato río En busca del tiempo perdido, (compuesta de siete partes publicadas entre 1913 y 1927). Su autor está considerado junto con James Joyce y Virginia Woolf, los fascinantes (y nada obvios ni fáciles de seguir) renovadores de la prosa del siglo XX. Proust, al que a menudo se cita aunque han sido pocos los que lo han leído y tiene hasta un cuestionario homónimo apócrifo, realizó una labor de introspección en la que, recordando su pasado y rescatando recuerdos, ambientes y sensaciones, logró declinar su biografía habitando un estilo onírico característico, donde un olor, un sabor (la famosa Magdalena que mojaba en el té y el universo de tía Léonie) devuelven climas y atmósferas inefables. Asmático y homosexual confeso, provenía de una familia acomodada (su padre era un médico de renombre internacional y su madre una mujer judía muy culta). Nunca tuvo pues perturbaciones económicas, por lo que se dedicó a mirar, ser visto y escribir.
En la compañía de Camille Courbis, de Prensa del Museo Carnavalet, de Historia de París, escuchando el álbum de Shani Diluka, (https://youtu.be/GBIbuQUVRLw) con referencias a los compositores más frecuentados por el escritor, César Franck (¿La sonata de Vinteuil?), Massenet, Debussy, Glück u Offenbach entre otros, y la soprano Natalie Dessay con Reynaldo Hahn. Además, el tráiler de la película Un amor de Swan (1984),( https://youtu.be/eoJtAzv9sn4) dirigida por Volker Schlöndorff, con el mítico Alain Delon, entre otros grandes del cine. En último lugar finalmente pero no menos importante, Julio Serrano, acompañante rendido a cargo de las fotografías in situ.
No pierdan de vista el libro Monsieur Proust de Céleste Albaret,
ama de llaves del escritor en edición española de Capitán Swing. Y mediten un
poco esta frase porque, estarán de acuerdo conmigo- y con Proust- en que “los mejores paraísos son los que hemos
perdido”.
Cuídense y disfruten este Micrófono, cuarta y última ventana
abierta en París 2021/22 y sus exposiciones. Sueñen y relean o descubran una
prosa exquisita y las constelaciones siempre revisitadas de Guermantes y de la
bellísima condesa Greffulhe À la
prochaine et merci à tous!
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