El arquitecto renunció al proyecto
en 2014 por desavenencias con el Ayuntamiento pero ahora se han reanudado los
contactos
Madrid
Palacete del duque de Plasencia, en la calle Monte
Esquinza de Madrid, que albergará la Fundación Norman Foster. CLAUDIO
ÁLVAREZ
Hace dos años dio un portazo. Las
desavenencias técnicas con el Ayuntamiento de Madrid para remodelar el edificio
que será la sede de la Fundación Norman Foster en la ciudad pospusieron sus
planes. Pero el arquitecto y su esposa, la española Elena Ochoa, han
cerrado heridas con los representantes municipales y han reactivado su proyecto
en la capital de España. Quedará emplazado en la calle Monte Esquinza, pleno
corazón de Chamberí.
Aún es pronto para hacer anuncios definitivos,
comenta Elena Foster. “Por el momento, la fundación en Madrid contiene unidades
de investigación en diferentes áreas y localizaciones que se encuentran en
desarrollo, todavía”. Pero a finales de mayo, en el marco de la Bienal de
Venecia, habrá noticias. Iniciativas como las del aeropuerto de drones en un
pabellón propio. “Acciones impulsadas por nuestro equipo junto al IMT
[Instituto Tecnológico de Massachusetts] de Boston, las escuelas politécnicas
federales de Lausana y de la Universidad de Zúrich, la Politécnica de Madrid y
la Fundación Lafargue Holcioum”, indica su esposa, que acaba de recibir el
premio Montblanc de Cultura 2016 por su labor de mecenazgo.
La sede madrileña acoge ya parte del legado
Foster. Se trata de un palacio que adquirió por nueve millones de euros a
Bankia después de que lo pusiera en venta en 2012. Un espacio de 1.704 metros
cuadrados que podrían ampliarse a 1.874. En principio, el matrimonio Foster
quería dedicarlo a albergar una gran cantidad de su archivo y obras de su
colección particular, así como utilizarlo para plataforma de debate de asuntos
urbanísticos, arquitectónicos, diseño, arte y demás disciplinas relacionadas
con todo ello.
Edificio a
su medida
El arquitecto británico (Manchester,
1935) elaboró en 2014 una reforma del edificio a su medida. Pero al tratarse de
una finca protegida debido a su valor histórico —fue construida en 1902 por el
arquitecto Joaquín Saldaña como residencia del duque de Plasencia— no pasó el
visto bueno de la comisión local de patrimonio, y Foster decidió abandonar sus
planes.
Sin embargo, los contactos se han retomado por
parte del equipo de Manuela Carmena en los últimos tiempos. “De manera muy
positiva, en plena sintonía”, recalcan desde el Ayuntamiento. Aunque los
portavoces municipales muestran cautela y creen que debe ser la Fundación
Foster la que anuncie sus intenciones en Madrid. Pero, aun así, apuntan que
estarían encantados de que finalmente se fijara la sede en la ciudad. La
relación entre la alcaldesa y el artista, premio Pritzker en 1999 y Príncipe de
Asturias de las Artes en 2009, no puede ser mejor, comentan sus allegados.
La implicación del arquitecto dentro de Chamberí
podría ir incluso más allá. La sede de su fundación colinda con el frontón
Beti-Jai, actualmente en ruinas, pero pendiente de remodelación. Se trata de un
monumento con 120 años de historia: la única instalación deportiva en Madrid
que conserva un diseño original del siglo XIX y cuya obra va a salir a concurso
en las próximas fechas.
Norman Foster ha visitado las instalaciones y en
el Ayuntamiento creen que su estudio podría presentarse como candidato con un
proyecto para su uso deportivo y cultural en el futuro, como demandan diversas
asociaciones del barrio. “Tendría que hacerlo sin que esto, pese a colindar con
el edificio de su fundación, tenga nada que ver con su proyecto personal”,
aseguran desde la órbita municipal.
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/13/actualidad/1463154260_908150.html
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