El Museum of Modern Art de San
Francisco llena su renovada sede con las ingentes donaciones del próspero Valle
del Silicio.
PABLO SCARPELLINI
San
Francisco
Desde este rincón del oeste del imperio se mueven los
hilos del futuro del globo. Casi en cada esquina hay una oportunidad, un
intento deliberado de cambiar el mundo. San Francisco y sus alrededores rezuman
creatividad, tecnología, innovación, modernidad, una forma diferente de pensar.
De toda esa revolución digital han surgido conceptos como Facebook, Netflix,
Apple, Twitter, Tesla, Google o Yahoo, inmensas fortunas que de alguna forma se
han traducido en arte y en revolución.
El Museo de Arte Moderno de San Francisco (MOMA) que ahora reabre sus
puertas es un visible exponente de toda ese ansia de liberación, de la
necesidad de alimentar el espíritu más allá de la clásica productividad
estadounidense. Aunque Neal Benezra, el director del museo, dice que aún le queda mucho joven empresario
de Sillicon Valley por cortejar, no hay duda de que parte de los 610
millones de dólares recaudados para la ampliación del museo han surgido de ese
sonoro boom financiero.
El resultado es atronador: un gigante blanco acorde con los tiempos que
corren, donde el edificio y la arquitectura compiten con lo que luce colgado de
sus paredes en el interior, a base de grandes techos, poderosas entradas de sol
e integración con la naturaleza. En el patio del tercer piso, lo que antes era
una pared gris colindante con aparcamiento párking elevado, es hoy una suerte
de jardín botánico con 19.000
plantas en busca de luz natural, todas oriundas de California.
A partir de este sábado, sus 21.000 metros cuadrados albergarán la mayor
colección de arte donado del mundo -el 95% de lo que exponen es cedido-,
convirtiendo al MOMA en el museo de arte moderno más grande de Estados Unidos.
Hacen falta al menos dos días para
recorrer bien sus siete pisos llenos de obras de Matisse, Pollock, Picasso,
Calder o Hopper, del talento inmenso de Andy Warhol, del descaro de Roy
Lichtenstein o del minimalismo de Mark Rothko.
"El mundo tiene que venir a ver esto", explica el fenómeno de
Wall Street y presidente de la junta de administración del museo, Charles
Schwab. "Tenemos la mayor cantidad de arte donado del mundo, y ahora
podremos compartirlo con otros". Por
eso, la nueva política del museo incluirá la entrada gratuita para menores de
18 años y la primera planta, con obras monumentales de Richard
Serra, abiertas de forma permanente sin cobrar un centavo.
"El nuevo concepto de los museos del siglo XXI se basa precisamente en eso, en el acceso, la
apertura, la transparencia y la bienvenida al público",
explica Benezra. Asegura que lo han logrado al integrar el edificio original,
diseñado por Mario Botta, y la ampliación de la firma noruega Snøhetta, blanco, ondulado, imponente. "No
lo hemos expandido para impresionar en cuestiones de tamaño, sino por necesidad
de expresión. Después de Nueva York, San Francisco tiene las mejores
colecciones privadas del país".
Empezando por la joya de la corona, la colección de Doris y Donald Fisher,
con más de 1.100 trabajos y 185 artistas que ahora respira mejor que nunca con
tanta nueva pared. Sólo para
Calder hay una sala completa con sus esculturas en pos de
equilibrio. Un poco después, desfilan las piezas de Salvador Dalí, Joan Miró,
Yves Tanguy, Anselm Kiefer, Agnes Martin o Gerhard Richter, por nombrar
algunos.
En la cuarta planta, impresiona el Double Elvis de Warhol,
una obra por la que se pagaron 37 millones de dólares en 2012 en una subasta en
Sotheby's. Aparece colgado junto a una cadena de retratos de Elizabeth Taylor
del mismo autor. Y en el tercer
piso, 17.800 trabajos fotográficos, el espacio más grande dedicado a esa
clase de expresión artística por un museo.
"El momentp creativo que vive San Francisco y toda esta parte del país
es indudable", explica Benezra. "Esto solo es una extensión del
fenómeno que estamos viviendo". Arte de peso en una costa Oeste que
también quiere marcar la pauta en lo cultural, ser una civilización
superior.
http://www.elmundo.es/cultura/2016/05/16/5738d9c5e2704eda4d8b4673.html
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