Éric Vuillard, Premio Goncourt por 'El orden del día'
Estamos en 2019 y la
literatura de denuncia socioeconómico ya no tiene el aspecto de una obra de
teatro mala. Ahora, al contrario, tiene la forma de reportajes históricos de
prosa casi minimalista y de conclusiones abiertas. El orden del día, la novela
de Éric Vuillard que ganó el Premio Goncourt de 2017, se coló en 35.000 hogares
españoles con una historia sobre las empresas que se plegaron al ascenso del
Partido Nazi en los años 30. Con el impulso de ese éxito, Tusquets publica
ahora su libro anterior, 14 de julio,una crónica de la toma de la Bastilla
narrada a través de sus verdaderos protagonistas.Pregunta. Hay un libro
reciente en España, El populacho de París, de Luc Sante (Libros del KO), sobre
la historia y la expulsión de los pobres de París. Su 14 de julio también tiene
que ver con eso, ¿verdad?
Respuesta. 'La
Comedia humana' es por encima de todo París; Julien Sorel es ejecutado en París
y 'Los miserables' es la novela de París; 'Las flores del mal' son los poemas
de un transeúnte de París y los 'Rougon-Macquart' de Zola son, a la postre,
París. Es siempre París la ciudad que siempre se ha tratado de conquistar o
quemar. Porque la Revolución Francesa fue ante todo parisina, y el destino
político del mundo moderno se dirimió en esa ciudad. Cabe decir, pues, que la
literatura moderna y la democracia moderna nacieron en esa ciudad, y
convirtieron París en una suerte de personaje de novela y de ciudad insurgente.
Hoy en día no queda gran cosa de aquello, y ciertamente la mayoría de los
pobres han sido expulsados del centro, pero ¿quién sabe?, quizá algún día,
desde el extrarradio, el París popular vuelva a convertirse en un tema político
de primer orden.P. Hay otro libro del año pasado, 'Los últimos libertinos', de
Benedetta Craveri, que ennoblecía a las élites del Antiguo Régimen, su libertad
moral, su sofisticación...
R. Esas élites
habían impulsado el arte de seducir a su más alto grado de refinamiento, eso es
cierto, pero en ningún momento debe olvidarse cómo se vino abajo aquel mundo.
Cuando Luis XVI huyó a Varennes, a escondidas, fue disfrazado de criado. La
grandeza de un sistema se mide en el momento de su caída. El placer de vivir
que evoca Craveri termina en una posada de provincias, tras un lamentable
intento de huida, sin más perspectiva que el exilio y la traición.P. ¿Por qué
es importante que sus personajes aparezcan con su nombre y apellido si se
conoce?R. [El historiador] Jules Michelet contó la toma de la Bastilla desde el
punto de vista de quienes no se hallaban allí. No estaban allí y, en realidad,
tampoco deseaban que cayera la Bastilla. Incluso hicieron lo posible por
impedirlo. Por ello quise referirme a gente sencilla, apoyarme en el relato
personal de su participación en la rebelión del 14 de julio. Había que evitar
toda visión desde lo alto, no escribir un 14 de julio como visto desde el
cielo. Me atuve a los relatos menospreciados, soslayados, quise fundirme con la
multitud. Y teniendo en cuenta que fue una mayoría anónima la que salió
victoriosa aquel día, había que indagar asimismo en los archivos, los de la
policía, donde se halla la memoria de la gente humilde. La Historia nos ha
dejado un número y una lista: el número es de 98 muertos entre los asaltantes.
La lista oficial de vencedores de la Bastilla tiene 954 nombres. Me ha parecido
que la literatura debía volver a dar vida a la acción, devolver el
acontecimiento a la multitud y a aquellos hombres sin rostro.
https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2019/02/05/5c587d17fc6c835c278b467e.html
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