EL TRAZO ERRANTE – “El
espectacular engarce de Bulgari con Roma en el Museo Thyssen-Bornemisza. C´EST
LA FÊTE!” Así titula nuestra experta Alicia Perris su crónica acerca de la
exposición Bulgari y Roma que podemos disfrutar hasta el 26 de febrero del
próximo año.
Semejante a una
espectacular alineación planetaria, una ciudad legendaria, llena de secretos y
una de las joyerías más visitadas del mundo, se encuentran a mitad de camino de
su andadura, en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
Por el deseo y la
inspiración de la Baronesa Carmen Cervera, que cedió parte de su colección de
joyas para este proyecto, se hila una historia que parece irreal, la de un
inmigrante forzado (el tema no es nuevo y está de dolorosa actualidad) y la
conservación de su legado.
“Parece que fue un sueño”,
como escribía el ya poco transitado Terenci Moix en su novela sobre Alejandría
y Cleopatra, en el que la reina Lágida rescribe y revive otra vez sus años de
reinado, de la mano de Elizabeth Taylor, cuyas joyas, presentes aquí pero
subastadas en su día con fines humanitarios, recuerdan la filmación de su
película, a las órdenes de Joseph Mankiewicz de la 20th Century Fox.
La
propuesta histórica multicolor y en los bordes del kitsch, la acompañaban en
los grandes roles Rex Harrison y Richard Burton, apasionado enamorado de la
actriz inglesa que se convirtió al judaísmo a los 27 años y fue inhumada como
una más de entre los seguidores del Estado de Israel.
El sueño de Sotirios
BVLGARI, que se suele escribir como se ve aquí, en mayúsculas y con la
tipografía en latín, fue un inmigrante griego, que huyó del Imperio Otomano. Su
hijo Constantino Bulgari, sería declarado Justo entre las Naciones por haber
salvado las vidas de tres personas durante el Holocausto.
En la segunda mitad del
siglo XIX, Sotirios Bvulgari pasó a Corfú, luego a Nápoles para recalar en la
capital italiana, donde plasmó todo lo que su retina había atesorado a lo largo
de los años (podríamos inferir que los 4 mil de la cultura que coronaron Alejandro
Magno o la propia Cleopatra en Alejandría).
Sus joyas cinceladas en plata, que
pueden admirarse en la muestra, recuerdan antiguos paisajes arqueológicos,
mientras que en la actualidad, pasando por el Art Déco, los años locos de la
Dolce Vita romana que incendiaron sus actores con una voluptuosidad y erotismo
evocador y denso, o el pop Art de Warhol y otros, recrean las correlaciones
artísticas y físicas de una ciudad que siempre consigue sobreponerse a sí
misma.
En el corazón de las joyas
late el hálito de la Piazza del Popolo, la Vía Appia, el Templo de Venus y
Roma, el Castel Sant´Angelo, el Coliseo, la Piazza di Spagna y su escalinata o
el Panteón y otros monumentos y recorridos capilarizando aquí y allí las
recuperadas realidades del Imperio.
El espíritu de Anna
Magnani, la volcánica pareja Taylor-Burton, Claudia Cardinale, Gina
Lollobrigida, Romy Schneider, Kirk Douglas, Gary Cooper y tantos otros alienta
en las más de 140 piezas de joyería de la Colección Heritage de Bulgari. Hubo
una fiesta en la embajada italiana muy exclusiva, en la que sonó la música de”
Il mondo…” o “Sapore di sale”. Una actualización del mito italiano. En Radio
Sefarad hemos preferido volver a los orígenes del BVLGARI fundacional con Zorba
el Griego, de Mikis Theorodakis, una lección de vida.
Como cuando después del
desastre de su proyecto fracasado Anthony Quinn le dice a Alan Bates: “If you
say dance, come on my boy!” “Si dices, bailemos, ¡vamos allá amigo!”). Eso
también podría interpretarse como la transmisión de una consigna patrimonial y
una herencia deslumbrante”.
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