lunes, 19 de diciembre de 2016

ULTIMOS DÍAS: EL CÍRCULO DE BELLAS ARTES DE MADRID SE COLOREA O CUANDO ROBERT CAPA CASI FOTOGRAFIÓ A LOS ÁRABES DE LAWRENCE DE ARABIA (T.E.LAWRENCE)

Entre el 20 de octubre de 2016 y el 15 de enero de 2017, en la sala Picasso,  se podrá disfrutar de toda una buena parte de la producción de Andrei Friedmann (Budapest, Hungría 1913 – Thai Binh, Vietnam, 1954), conocido bajo el apelativo de Robert Capa, probablemente el corresponsal gráfico de guerra más importante del siglo XX.
El artista abandona Hungría en 1929 y viaja a París, donde conoce al fotógrafo David Seymour. Gracias a él comienza a trabajar de reportero gráfico en la revista Regards. En la década de los treinta conoce a la reportera alemana Gerda Taro, que se convierte en su pareja y junto a la cual inventa la figura de Robert Capa, un pseudónimo utilizado por ambos para aumentar el valor de sus trabajos. Más adelante, coincidiendo con la Guerra Civil española, Capa se traslada a España. Durante la contienda, permanece siempre en primera línea. En el frente de Córdoba toma una de las instantáneas por las que va a ser mundialmente reconocido: Muerte de un Miliciano (1936). Gerda Taro fallece durante esta guerra.

Retrata el creador  los principales escenarios bélicos de la II Guerra Mundial y en 1947 crea la mítica agencia Magnum Photos junto a Henri Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David (Chim) Seymour. En 1954 es reclamado por la revista Life para cubrir la Primera Guerra de Indochina. Allí muere, el 25 de mayo, tras pisar una mina.
Al entrar a la exposición, muy luminosa y amplia, con espacio para tomar distancias de las obras, llama la atención la versatilidad del fotógrafo, que se pasea por los escenarios más curiosos y diferentes de su época, enmarcados siempre por su característica trashumancia: Estados Unidos, la II Guerra Mundial, Marruecos, Hungría, la URSS, Noruega, Deauville y Biarritz, las elegantes playas y balnearios franceses, Londres, Japón e Indochina, entre otros lugares.
Entre los “topos” más temáticos, Picasso, el esquí, En rodaje, el mundo del cine y los actores y actrices que eran sus amigos, la Generación X, anécdotas y circunstancias y uno de los encargos geopolíticos más sugerentes, el que lo llevó a Israel a final de la década de los 40, para cubrir la guerra árabe israelí. Enviado por Holiday e Illustrated, junto con el escritor Irving Shaw, fue de nuevo dos años más tarde para fotografiar la nueva nación en germen y así surgen los retratos de inmigrantes, la labor agrícola, los kibbutzim o las diferentes festividades judías y su narrativa.
El color como práctica siempre le resultó más lenta y menos personal que el blanco y negro, en la medida en que era más dependiente de los procesos, más ajenos, que desarrollaban sus películas. Pero esa cabalgata de árabes, no justamente la que describe la película de David Lean en el desierto del escritor inglés de Los siete pilares de la sabiduría, bastante posterior, podría haber emergido de la constatación por parte del director de Doctor Zhivago, de que nadie hubiera podido expresar mejor que esa foto en  volcánico movimiento de Capa, el levantamiento de la protonación árabe en la I Guerra Mundial, contra la Sublime Puerta, por entonces, aliada de los alemanes.
Del fotógrafo húngaro nos quedan tantas imágenes, algunas, legendarias, que se podría decir no solo que forman parte del inconsciente, sino también de la retina patrimonio mundial de la Humanidad. La ya transfigurada por los relatos, del miliciano en la Guerra Civil Española, la de Capucine, de 1951, modelo y actriz, apoyada en un balcón en Roma, la de Picasso, ya mayor, con uno de sus hijos, en Vallauris, Francia en 1948 o la placidez de una Plaza de la Concordia en París en 1952 con coches antiguos, poco tráfico y el obelisco hablando al mundo y a los atribulados franceses de hoy de una confianza en el futuro de la que ya no volverán a gozar.
Según nos explica el dossier de prensa amablemente facilitado por Prensa del Círculo de Bellas Artes (no se ha editado catálogo de esta muestra), algunas de las fotografías presentadas ahora en esta exposición se publicaron en su día en revistas, pero no habían sido ni mostradas ni impresas hasta el momento en España. Se trata pues de más de 150 instantáneas en color y tearsheets de las publicaciones, junto con documentación personal.
La muestra fue comisariada por Cynthia Young, conservadora en el International Center of Photography (ICP) y ha sido posible gracias al Comité de Exposiciones del ICP y los fondos públicos del Departamento de Asuntos Culturales de la Ciudad de Nueva York, en colaboración con el Ayuntamiento.
Es posible que Capa no hay muerto de verdad en la guerra de Indochina, porque no pueden abandonarnos definitivamente aquellos creadores y seres necesarios que nos han mostrado el camino y dan testimonio de una forma única de estar en el mundo y de vivir. Somos responsables ante ellos y ante el resto de la sociedad, de dotarlos de alguna forma de continuidad en el tiempo.
Seguro que sigue perdido sacando fotos en una recién hallada geografía o en algún nuevo paisaje enfocado por su objetivo, para seguir narrando la existencia de los hombres y mujeres que aún le faltan por conocer e inmortalizar. En blanco y negro o en color, más espectacular, da igual, más allá de todas las técnicas descubiertas y de todas las dimensiones, siempre  limitadas, soñadas hasta ahora.

Alicia Perris

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