Entre el 20 de octubre de 2016 y el
15 de enero de 2017, en la sala Picasso, se podrá disfrutar de toda una buena parte de
la producción de Andrei Friedmann (Budapest, Hungría 1913 – Thai Binh, Vietnam,
1954), conocido bajo el apelativo de Robert Capa, probablemente el corresponsal
gráfico de guerra más importante del siglo XX.
El artista abandona Hungría en 1929
y viaja a París, donde conoce al fotógrafo David Seymour. Gracias a él comienza
a trabajar de reportero gráfico en la revista Regards. En la década de los
treinta conoce a la reportera alemana Gerda Taro, que se convierte en su pareja
y junto a la cual inventa la figura de Robert Capa, un pseudónimo utilizado por
ambos para aumentar el valor de sus trabajos. Más adelante, coincidiendo con la
Guerra Civil española, Capa se traslada a España. Durante la contienda,
permanece siempre en primera línea. En el frente de Córdoba toma una de las
instantáneas por las que va a ser mundialmente reconocido: Muerte de un
Miliciano (1936). Gerda Taro fallece durante esta guerra.
Retrata el creador los principales escenarios bélicos de la II
Guerra Mundial y en 1947 crea la mítica agencia Magnum Photos junto a Henri
Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David (Chim) Seymour. En 1954 es reclamado
por la revista Life para cubrir la Primera Guerra de Indochina. Allí muere, el
25 de mayo, tras pisar una mina.
Al entrar a la exposición, muy
luminosa y amplia, con espacio para tomar distancias de las obras, llama la
atención la versatilidad del fotógrafo, que se pasea por los escenarios más
curiosos y diferentes de su época, enmarcados siempre por su característica
trashumancia: Estados Unidos, la II Guerra Mundial, Marruecos, Hungría, la
URSS, Noruega, Deauville y Biarritz, las elegantes playas y balnearios
franceses, Londres, Japón e Indochina, entre otros lugares.
Entre los “topos” más temáticos,
Picasso, el esquí, En rodaje, el mundo del cine y los actores y actrices que
eran sus amigos, la Generación X, anécdotas y circunstancias y uno de los
encargos geopolíticos más sugerentes, el que lo llevó a Israel a final de la
década de los 40, para cubrir la guerra árabe israelí. Enviado por Holiday e
Illustrated, junto con el escritor Irving Shaw, fue de nuevo dos años más tarde
para fotografiar la nueva nación en germen y así surgen los retratos de
inmigrantes, la labor agrícola, los kibbutzim o las diferentes festividades judías
y su narrativa.
El color como práctica siempre le
resultó más lenta y menos personal que el blanco y negro, en la medida en que
era más dependiente de los procesos, más ajenos, que desarrollaban sus
películas. Pero esa cabalgata de árabes, no justamente la que describe la
película de David Lean en el desierto del escritor inglés de Los siete pilares
de la sabiduría, bastante posterior, podría haber emergido de la constatación
por parte del director de Doctor Zhivago, de que nadie hubiera podido expresar
mejor que esa foto en volcánico
movimiento de Capa, el levantamiento de la protonación árabe en la I Guerra
Mundial, contra la Sublime Puerta, por entonces, aliada de los alemanes.
Del fotógrafo húngaro nos quedan
tantas imágenes, algunas, legendarias, que se podría decir no solo que forman
parte del inconsciente, sino también de la retina patrimonio mundial de la
Humanidad. La ya transfigurada por los relatos, del miliciano en la Guerra
Civil Española, la de Capucine, de 1951, modelo y actriz, apoyada en un balcón
en Roma, la de Picasso, ya mayor, con uno de sus hijos, en Vallauris, Francia
en 1948 o la placidez de una Plaza de la Concordia en París en 1952 con coches
antiguos, poco tráfico y el obelisco hablando al mundo y a los atribulados
franceses de hoy de una confianza en el futuro de la que ya no volverán a
gozar.
Según nos explica el dossier de
prensa amablemente facilitado por Prensa del Círculo de Bellas Artes (no se ha
editado catálogo de esta muestra), algunas de las fotografías presentadas ahora
en esta exposición se publicaron en su día en revistas, pero no habían sido ni
mostradas ni impresas hasta el momento en España. Se trata pues de más de 150
instantáneas en color y tearsheets de las publicaciones, junto con
documentación personal.
La muestra fue comisariada por
Cynthia Young, conservadora en el International Center of Photography (ICP) y
ha sido posible gracias al Comité de Exposiciones del ICP y los fondos públicos
del Departamento de Asuntos Culturales de la Ciudad de Nueva York, en
colaboración con el Ayuntamiento.
Es posible que Capa no hay muerto de
verdad en la guerra de Indochina, porque no pueden abandonarnos definitivamente
aquellos creadores y seres necesarios que nos han mostrado el camino y dan
testimonio de una forma única de estar en el mundo y de vivir. Somos
responsables ante ellos y ante el resto de la sociedad, de dotarlos de alguna
forma de continuidad en el tiempo.
Seguro que sigue perdido sacando
fotos en una recién hallada geografía o en algún nuevo paisaje enfocado por su
objetivo, para seguir narrando la existencia de los hombres y mujeres que aún
le faltan por conocer e inmortalizar. En blanco y negro o en color, más
espectacular, da igual, más allá de todas las técnicas descubiertas y de todas
las dimensiones, siempre limitadas, soñadas hasta ahora.
Alicia Perris
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