Obras de Domenico Sarro,
Nicola Antonio Porpora, Johann Adolph Hasse, Leonardo Leo, Leonardo Vinci,
Giovanni Battista Pergolesi, Angelo Ragazzi, Pasquale Cafaro y Gennaro Manna. Franco Fagioli, contratenor. Il Pomo d´Oro.
Concertino y director: Dmitri Sinkovsky.
Teatro Real de Madrid. 22
de marzo, 2017
Programa
Domenico Sarro (1679- 1744)
Sinfonía de Demofoonte
Nicola Antonio Porpora (1686-1768)
Passagier che sulla sponda,
aria de Semiramide Riconosciuta
Johann Adolf Hasse (1669-1783)
Ebbi da te la vita, aria de
Siroe
Adagio y fuga en sol menor
Leonardo Leo (1694-1744)
Misero pargoletto, aria de
Demofoonte
Leonardo Vinci (1690-1730)
Braccio a mille furie, aria
de Semiramide Riconosciuta
PAUSA
Giovanni Battista Pergolesi (17710-1730)
Lieto così talvolta, aria
de Adriano in Siria
Johann Adolf Hasse
Fra l'orror della tempesta,
aria de Siroe
Angelo Ragazzi (1680-1750)
Sonata en fa menor, Op. 1
nº4
Imitatio in Salve Regina,
Mater Misericordiae, para cuerdas
Pasquale Cafaro (1716-1787)
Gonfio tu vedi il fiume,
aria de Ipermestra
Leonardo Leo (1694-1744)
Introducción de Il Ciro
riconosciuto
Gennaro Manna (1715-1779)
Odo il suono di tromba
guerriera, aria de Lucio Papirio
No estaba al completo la
sala principal del coliseo madrileño en la velada del barroco del contratenor Franco Fagioli, pero muchos de los que
sí asistieron lo esperaban ansiosos, porque seguramente conocen su trayectoria,
su capacidad teatral y vocal, porque hasta alguna reseña muy madrugadora
sorprendió en los medios en las primeras horas del día siguiente al recital. Todo
estaba preparado para el debut de este artista argentino, que se mueve en los
perfumes conocidos de una Cecilia Bartoli, poco antes también en el Teatro Real
o de un Philipe Jarousky, otro divo francés, que sin embargo está ampliando
ahora su repertorio por otros cauces, excediendo los límites del territorio del
tiempo de los castrati.
El recital de Fagioli
preludia el estreno de Rodelinda, de
G.F. Händel, que tendrá lugar tan sólo dos días después. Franco Fagioli
estará acompañado por la formación barroca Il
Pomo d’Oro.
No vamos a repetir aquí por
conocido y bien aclarado, en el programa de mano del coliseo madrileño, las
características de este repertorio, tampoco las sinuosas particularidades de
los castrati de la época o de los actuales contratenores, por todos conocidas. Como
bien explica el especialista José María Domínguez, “Las arias (estas) desde el
punto de vista musical, presentan una paradoja. Todas son iguales en su forma,
el famoso da capo y las ocho que se escuchan tienen el mismo principio formal:
basadas en un breve poema de dos estrofas, la música de la primera parte, se
repite después de haberse cantado la segunda, dando lugar así a una estructura
musical tripartita. De esta forma, existe la posibilidad de que el cantante
improvise ornamentos vocales durante la repetición del comienzo”.
Pietro Metatastasio, poeta italiano (1698-1782), es junto a Caffarelli, el otro protagonista de la velada escogida por Franco
Fagioli. Variedad de pasiones, contenidas, a veces mitológicas, escondidas en multitud
de artificios literarios y vocales, que van de acuerdo con lo que en la época
resultaba adecuado y muy siglo XVII y XVIII (evocaciones que van desde el
cartesianismo afectivo hasta el mismísimo Choderlos de Laclos y sus
perversiones). Por su parte, Caffarelli se encuentra muy vinculado al éxito y
relumbrón de los compositores napolitanos.
Franco Fagioli estudió en
la Universidad Nacional de Tucumán, en Argentina y también en el Instituto
Superior de Arte del Teatro Colón bonaerense. Ya ha cantado en prestigiosos
escenarios internacionales y parece sentirse cómodo con su emisión, tesitura,
registros (muy amplios y generosos, sorprendente los graves del cantante).
Tiene empaque, soltura y gran vigor en escena, donde no solo canta, sino que
solicita en cada aria la complicidad incluso física de los músicos de Il Pomo
d´oro, pacientes, aguerridos y en todo momento atentos a otro personaje muy estricto
y que sabe lo que quiere: Dmitry Sinkovsky, concertino y director del grupo
instrumental. Sinkovsky estudió en el conservatorio de Moscú y dirección
musical en la Academia de Música de Zagreb y acompañó, entre otras muchas
prestaciones, a Joyce di Donato en su actuación en el Teatro Real.
Menuda pareja de auto y
heteroexigentes conforman estos jóvenes músicos, a quienes solo les faltaría,
bajar un poquito la guardia (están excesivamente hipervigilantes) y dejarse
llevar, mecer, por esta música atrayente y extraordinaria. Llegar desde la
frontera del rigor musical al del disfrute con la música que hacen, que es
preciosa y de muy alto nivel.
Il Pomo d´Oro fue fundada en 2012 y se orienta sobre todo hacia la ópera. Con un
curriculum igualmente internacional, está integrado por violines (I) Dmitri Sinkovsky, Alfia Bakieva, Fanny Tschanz y Daniela Nuzzoli y violines
(II), Zefira Valova, Esther Crazzolara y
Heriberto Delgado, violas, Giulio
Dalessio y Daniela Nuzzoli, chelos, Ludovico
Minasi y Cristina Vidoni, contrabajo, Nicola
Dalmaso, clave, Federica Bianchi
y dos trompas, Ricardo Rodríguez y
Francesco Meucci, sin llaves, a las que resulta complicado encontrar el
sonido justo, pero ellos lo consiguen. Este grupo además es embajador del Sistema Greece, un proyecto humanitario
para luchar contra la pérdida de la identidad desde la educación musical.
Todos, el cantante, el concertino
y director de la agrupación y los propios instrumentistas que la conforman,
tienen, dada su juventud, un futuro asegurado por delante. Ya están
consagrados, pero les queda mucho recorrido y es una suerte que vayan llegando
relevos a las gloriosas orquestas y cantantes de toda la vida. Hay que abrir
horizontes renovados y frescos.
El público aplaudió y
mucho, sin reparos, con bravi para todos y acogió a Franco Fagioli, como ya
informamos en un previo, con entrega y entusiasmo.
Para recompensar la
dedicación de los presentes, el contratenor ofreció tres arias fuera de
programa llenas de brío y de pasión, con zapateado incluido al final, como es
él mismo: “Vo solcandl un mar crudele” del Artaserse de Vinci, “Crude furie”,
del Serse de Händel y “Ombra mai fu”, de “Il caro Sassone”. Como diría un
napolitano extasiado, para estar en consonancia con el repertorio: “Maronna,
che bello!”
Alicia Perris
Foto y webmaster: Julio Serrano
Foto y webmaster: Julio Serrano
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