Elena Mosuc, todavía queda, al menos, una soprano y un ser
diferentes.
Habitualmente, cuando se entrevista a un cantante o una voz consagrada
de la ópera internacional, todo es crematístico, normalizado, reiterativo, un
poco ficticio y según un patrón de preguntas y respuestas que acaban siendo a
lo largo de las fronteras, siempre el mismo. A petición de los agentes, las
revistas, los teatros, de encargo.
Lo mismo sucede con los nuevos valores, a los que hay que contribuir
a catapultar a los escenarios de todos los países, cuantos más, mejor. El
vínculo, si es que llega a establecerse en la brevedad del encuentro en torno a
una grabadora y las fotos improvisadas, luego retocadas, es pequeño y muy
pasajero, volátil, como los viajes que trasladan a los artistas en esos aviones
rapidísimos que les roban la voz, el sueño y el oremus.
El ser humano se refugia en un rol, en una tesitura, en una
vestimenta, en el maquillaje que diseña un rostro específico para cada papel,
para cada iluminación, para los brillos, como en televisión. En toda esa corte
y esa cohorte que se organiza en los teatros a su alrededor, para servirlos,
para acompañarlos, para orientarlos, pero el resultado es siempre interesado y
poco creíble: que las funciones resulten lo mejor posible y que al público le
guste la producción, el concierto, la velada.
Con Elena Mosuc como entrevistada, señora de la elegancia, el tacto y el afecto, se vive otra cosa. Es una aventura rara y distinta de lo acostumbrado. Te recibe, te escucha como una niña organizada que prepara los deberes del colegio. Contesta lo mejor que puede y sabe en esas lenguas intermedias que siempre se tejen alrededor de los especialistas que hablamos muchas y a veces, ni con esa circunstancia, coincidimos con el otro. Perchè forse manca il cuore.
Pero con la Mosuc no sucede esto. Te mira fijamente a los ojos tal
vez para comprobar si lo que le preguntas te interesa o te resulta importante.
Se hace un alter ego con el entrevistador, para emprender un diálogo necesario,
entre artistas, pero también entre personas empáticas. Tiene una muy sugerente presencia escénica y unos ojos claros que recuerdan los de la actriz francesa Isabelle Adjani en La Reine Margot, mítica película de Patrick Chéreau.
Se viste, se arregla y canta, admirablemente, pase lo que pase.
Aunque sea la única que lo hace sin partitura, porque se sabe de memoria los
papeles, todo el repertorio que canta. Lo estudia con un piano y repite hasta
que lo domina y lo hace suyo. Le llueven los aplausos, porque la audiencia
suele reconocer lo valioso y a veces, hasta lo premia.
Se desmaquilla cuando termina la función y deja los oropeles, a los
que transporta a la rastra personalmente por las calles de Madrid, en busca de
un bar donde saciar la sed de la primavera española y se quita todo esos obstáculos que la
conforman para el público de una sala repleta, mientras sonríe y se ríe con una
serie de ecos cristalinos de lo que acaba de vivir. Comparte. Incluye.
Elena Mosuc es espiritual, guarda un escondrijo para su alma en
alguna parte y se complace en cuchichear con su marido Christof, que vino a
acompañarla para la función de La Rondine y la Gala Lírica posterior, donde nos
encontramos, en la primera planta, detrás de una barandilla que nos impedía una
visión plena, porque estaba casi todo vendido para esa velada con la Orquesta
de Radiotelevisión Española en el Teatro Monumental.
El personaje singular que nos ocupa es una soprano rumano-suiza
nacida en Iasi (Rumania), que estudió en la Universidad de las Artes “Georges
Enescu“ de su ciudad natal y antes de haber completado sus estudios ganó varios
concursos líricos internacionales, como por ejemplo el International Music Competition
organizado por ARD Television en Munich en 1990. Ha recibido numerosos premios
de prestigio (incluyendo la Siola d’Oro y el Premio Zenatello de Verona) y en
2005, el Gobierno de Rumanía le otorgó el título de Oficial de las Artes, uno
de los más altos honores concedidos a un músico en Rumanía.
En 2009, se doctoró en Musicología con su tesis acerca de “La
locura en la ópera italiana durante la primera mitad del siglo XIX” (Summa cum
Laude) . En 2019 ganó el prestigioso e internacional Opera Awards "Opera
Star", Oscar della Lirica como la mejor Soprano.
-Para quebrar el texto de una entrevista sin preguntas, avanzo: ¿Con qué teatros ha establecido una relación más cercana, Elena?
Desde el comienzo de mi carrera, he estado estrechamente ligada a la
Ópera de Zurich, donde debuté como Reina de la Noche (rol que he cantado más de
250 veces). Entre otros roles de referencia para mi caben destacar Gilda,
Violetta, Lucia, Mimì, Micaela, Marguerite, Donna Anna, Konstanze, Zerbinetta,
Luisa Miller, Medora (Il Corsaro), Olympia, Antonia, Giulietta, Stella, Norma,
Nedda, Alice Ford, Lucrezia Borgia, Anna Bolena, Maria Stuarda, Desdemona,
Leonora (Il Trovatore) y Lakmé.
-¿También suele cantar en ocasiones especiales fuera de las salas propias de la lírica?
Efectivamente, he sido invitada también en festivales e incluso
galas solidarias y en los teatros de ópera más conocidos de Europa (incluyendo
Barcelona, Madrid, Bilbao, La Coruña (en España), Berlín, Hamburgo, Munich,
Viena, Salzburgo, Paris, Londres, Milán, Roma, Venecia, Bruselas, Amsterdam, y
la Arena de Verona así como en EE.UU. ( también el Metropolitan de Nueva York y
la Dallas Opera), Muscat, donde canté antes de llegar a Madrid este mes de mayo
y también en Oriente, Japón, China y Corea del Sur. Un amplio paisaje…
-¿Con qué directores de orquesta recuerda haber compartido producciones?
He cantado bajo la batuta de eminentes directores como Nikolaus
Harnoncourt, Christoph von Dohnányi, Nello Santi, Bruno Campanella, Maurizio
Arena, Carlo Franci, Fabio Luisi, Lorin Maazel, Gustavo Dudamel, Philippe
Jordan, Evelino Pidò, Jordi Bernàcer o Valéry Gergiev y trabajado también con
prestigiosos directores de escena como Franco Zeffirelli, Liliana Cavani, Ruth
Berghaus, Sven-Eric Bechtolf, Stefan Herheim, Mario Martone, Gilbert Deflo,
Renata Scotto, David McVicar, Lorenzo Mariani, Graham Vick, Davide Livermore o
Martin Kusej, entre otros. Ha sido un placer y un viaje delicioso.
-Sin embargo, no abandona las actuaciones como cantante lírica en su país de origen, Rumanía, aunque viva parte del tiempo en Suiza, en Zürich?
Así es, ofrezco frecuentemente conciertos y veladas operísticas en
mi país natal. Además de mis actuaciones operísticas, presto también mi
presencia a otros géneros como crossover de conciertos y giras con mi proyecto
Resonance.
He dejado también como testimonio de mi interés por la música
cinematográfica el CD L’amore è poesia (publicado en 2016, Solo Musica / Sony )
con música de Flavio Motalla compuesta especialmente para mi voz y grabada
junto a la London Symphony Orchestra en los míticos Abbey Road Studios.
-¿Qué nos podría comentar de sus grabaciones?
Bueno, mi discografía incluye trabajos en solitario, como A
Portrait (compuesto por 3 CDs: Au jardin de mon cœur, Mozart Portrait it y
Notre amour), Donizetti Heroines (Sony Classical), Stabat Mater de Giovanni
Gualberto Brunetti (estreno mundial), With Compliments ( arias de Händel junto
la Zürich Chamber Orchestra), Schön ist die Welt de Franz Lehár (galardonada
con el Premio de la Crítica Discográfica Alemana), la Segunda Sinfonía de
Mahler dirigida por Valery Gergiev y la grabación completa de La Rondine de
Puccini, que canto ahora en Madrid y el ciclo orquestal de canciones Tragédie
d’amour del compositor suizo Émile Jaques-Dalcroze.
-Es sorprendente y es difícil saber de dónde saca el tiempo y la disponibilidad emocional para tanto trabajo…
También he colaborado en numerosas producciones de ópera y DVD como
Ariadne auf Naxos, La Bohème, Rigoletto, Die Zauberflöte y Lucia di Lammermoor
y he participado además en la serie The
Genius of Mozart producida por la BBC así como en 2 galas en vivo para la FIFA.
No quiero parece poco modesta…
Foto Gala Lírica Teatro Monumental de Madrid, Julio Serrano
Esta cronista a ratos de música y otros empeños, ha tenido el privilegio de estar cerca de Elena Mosuc en circunstancias múltiples: en sus prestaciones líricas, con su familia, hablando de proyectos y muchas otros temas, en persona siempre, por "wasap", pero sobre todo, qué difícil en los tiempos que corren, riéndonos y haciendo planes para reencontrarnos no muy tarde en este final de temporada o en la próxima, cuando reciba el premio que acaban de otorgarle, el Oscar della Lirica o en sus próximas óperas, en Liubliana, en Split, o en el papel de Giselda en I Lombardi alla prima crociata en la Opera Maghiara.
Y todo esto mientras acude a sus clases con su maestra de canto de
siempre, que todavía la recibe y la escucha casi para cada producción, porque
la humildad y el esfuerzo forman parte de la maleta de Elena Mosuc en su
recorrido por los teatros, los compositores y la vida. La misma actitud
sencilla que hizo que me impidiera besarle la mano cuando nos despedíamos. Ella es así.
Reseña de La Rondine en Música clásica de Buenos Aires
http://musicaclasicaba.com.ar/blog/ver/968/Elena_Mosuc_ovacionada_en_el_Teatro_Monumental_de_Madrid_con_la_Rondine_de_Puccini
Previo Gala Lírica 31 de mayo Teatro Monumental con Elena Mosuc
https://aliciaperris.blogspot.com/2019/05/gala-lirica-de-la-orquesta-sinfonica-y.html
Reseña de La Rondine en Música clásica de Buenos Aires
http://musicaclasicaba.com.ar/blog/ver/968/Elena_Mosuc_ovacionada_en_el_Teatro_Monumental_de_Madrid_con_la_Rondine_de_Puccini
Previo Gala Lírica 31 de mayo Teatro Monumental con Elena Mosuc
https://aliciaperris.blogspot.com/2019/05/gala-lirica-de-la-orquesta-sinfonica-y.html
Alicia Perris
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