El presidente en
funciones, Pedro Sánchez, acompañado por el ministro de Fomento José Luis
Ábalos, durante el viaje inaugural del AVE Madrid-Antequera-Granada. KIKO
HUESCA EFE
JUAN JOSÉ MILLÁS
Queridos
pensionistas, queridos pobres, queridas familias menesterosas o al borde de la
exclusión, queridos desahuciados, queridos falsos autónomos, queridos
trabajadores precarios, queridos becarios, queridos asalariados que no llegáis
a fin de mes, queridas parejas cuya situación económica no os permite tener
hijos, queridos niños sin escolarizar, españoles todos: paciencia. Vuestros
problemas, aun siendo graves, no pueden compararse con los de Sánchez o
Iglesias, tampoco con los de Rivera, Casado, Abascal y demás líderes políticos
que no gozan todavía de la estabilidad personal deseable. Tienen sus ansiedades,
sus conflictos, sus vástagos, sus hipotecas, sus ambiciones, su vanidad, sus
heridas narcisistas. Y lo que decimos de ellos podría aplicarse también a los
rufianes, los torras, los puigdemonts, los junqueras, los forns, los cuixarts,
etc.
Hay que priorizar.
¿De qué hablamos primero, a ver, de constitucionalismo o de desigualdad? Dígalo
usted que duerme en la calle. ¿Resolvemos su problema de orden práctico o
debatimos sobre la vertebración de la patria? Evidentemente, prima la
vertebración. Dígalo usted, si no, señora de la limpieza que tarda dos horas en
llegar al trabajo y en regresar de él. ¿Es más importante que pongan el metro
en su barrio o que discutamos sobre la pertinencia del referéndum catalán?
Lo bueno es que
pudiera hacerse todo a la vez, pero la de andar y mascar chicle al mismo tiempo
es una utopía que nos ha hecho daño a lo largo de la historia. Primero la
filosofía, después, las lentejas. Queridos conciudadanos, tranquilizaos, pues.
El Gobierno y la oposición, o las oposiciones, están en lo que deben. Una cosa
después de otra. Entretanto, a ver la tele, que es gratis. O casi.
https://elpais.com/elpais/2019/06/27/opinion/1561635630_965249.html
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